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Estoy plenamente seguro que la familia de Jesús no era cristiana, al menos en vida de éste. Entiendase aquí por cristianismo el escaso bagaje ideológico que entonces podría tener el Cristo.
En Marcos hay algunos pasajes que nos llevan a pensar que la madre de Jesús y demás familiares desaprobaban sus actividades mesiánicas ya que veían que sus predicas pudieran poner en peligro su seguridad. Hasta llegaron a pensar que había enloquecido.
Veamos lo que nos dice Marcos al respecto:
“Llegados a casa, se volvió a juntar la muchedumbre, tanto que no podían ni comer. Oyendo esto sus deudos, salieron para apoderarse de él, pues decíanse: Está fuera de sí”. (Mc 3: 20-21)
En el mismo capítulo tres, versículos más abajo, Marcos nos hace una revelación interesante:
“Vinieron su madre y sus hermanos, y desde fuera le mandaron a llamar. Estaba la muchedumbre sentada en torno de Él y le dijeron: Ahí afuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan. Él les respondió: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y echando una mirada sobre los que estaban sentados alrededor suyo, dijo: he aquí a mi madre y mis hermanos. Quien hiciere la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.” (Mc 3: 31-35)
Aquí se patentiza la preocupación de la familia ante el peligroso camino que había tomado. Seguramente la madre le buscaba para llevarlo consigo a casa. Jesús la ningunea a ella y a sus hermanos. Sabía a qué se debía la presencia de María en el lugar y al negarse a recibirla quiso evitar una agria discusión como las que, seguramente, ya habían tenido anteriormente. Para Jesús, su madre no estaba entre los que hacen la voluntad de Dios (Mc. 3. 35) Mateo dice que sus hermanos no creían en él (Mt 7: 5) Por la forma trágica en que concluyó su vida pública podemos concluir que las preocupaciones de la madre estaban bien justificadas.
Mi tesis es confirmada por el mismo Jesús cuando se lamenta: “Si hay un lugar donde un profeta es despreciado es en su patria y entre sus parientes y en su familia”. (Marcos, 6: 4)
Desde entonces decimos que “nadie es profeta en su tierra" nos faltó añadir: y entre su familia”.
Galeno Zalán
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