Al Obispo se le olvidó la QUANTA CURA
Dice D. Juan del Río Martín,
Obispo de Asidonia-Jerez
“El demócrata de moda ha de ser relativista en lo religioso y en lo moral y, por supuesto, crítico con la doctrina y la jerarquía de la Iglesia. Se olvida o calla que los principios que rigen la vida democrática han nacido del cristianismo, y que quienes los defienden son hijos de la tradición y de la cultura cristiana.” (“Pesimismo contagioso” Artículo del Obispo publicado por la organización Zenit, el 20 enero 2007 )
¿Cómo se atreve a decir el Arzobispo D. Juan del Río Martín que “los principios de la vida democrática han nacido del cristianismo”. Tenía que ser precisamente él, miembro de una de las instituciones más antidemocráticas que ha conocido el mundo, en la que chorrea un autoritarismo vertical que va desde la cumbre hasta la base. ¿Es que ya olvidó que la institución a la que pertenece avaló el despotismo de los soberanos con la doctrina del derecho “divino de los reyes”? ¿Su memoria es tan corta para olvidar que hace tan sólo 150 años Pío IX expidió una encíclica, la Quanta Cura, que es una vergüenza para la Iglesia Católica, en la que se condena el modernismo, la libertad de conciencia, y la libertad de religión. Libertades que el Papa califica de “pestilencias de nuestro tiempo” y que hoy han sido consagradas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos?
He aquí una probadita de la Quanta Cura:
En el apartado 4º dice: “En efecto, os es perfectamente conocido, Venerables Hermanos, que hoy no faltan hombres que, aplicando a la sociedad civil el impío y absurdo principio llamado del naturalismo, se atreven a enseñar que el mejor orden de la sociedad pública y el progreso civil demandan imperiosamente que la sociedad humana se constituya y se gobierne sin que tenga en cuenta la Religión, como si esta no existiera, o, por lo menos, sin hacer distinción alguna entre la verdadera Religión y las falsas (1). Además, contradiciendo la doctrina de la Sagrada Escritura, de la Iglesia y de los Santos Padres, no dudan en afirmar que el mejor gobierno es aquel en el que no se reconoce al poder civil la obligación de castigar, mediante determinadas penas, a los violadores de la religión católica (2), sino en cuanto la paz pública lo exija; y como consecuencia de esta idea absolutamente falsa, no dudan en consagrar aquella opinión errónea, en extremo perniciosa a la Iglesia Católica y a la salvación de las almas, llamada por Gregorio XVI, Nuestro Predecesor, de feliz memoria, delirio a saber: que la libertad de conciencias y de cultos es un derecho propio de cada hombre, que todo Estado bien constituido debe proclamar y garantizar como ley fundamental, y que los ciudadanos tienen derecho a la plena libertad de manifestar sus ideas con la máxima publicidad, ya de palabra, ya por escrito, ya en otro modo cualquiera, sin que autoridad civil ni eclesiástica alguna puedan reprimirla en ninguna forma.
En el apartado 5º continúa diciendo: “Ahora bien: al sostener afirmación tan temeraria no piensan ni consideran que proclaman la libertad de la perdición, y que, si se permite siempre la plena manifestación de las opiniones humanas, nunca faltarán hombres, que se atrevan a resistir a la Verdad, y a poner su confianza en la verbosidad de la sabiduría humana; vanidad en extremo perjudicial, y que la fe y la sabiduría cristiana deben evitar cuidadosamente, con arreglo a la enseñanza de Nuestro Señor Jesucristo(3).
Y como allí donde la Religión se halle desterrada de la sociedad civil y se rechace la doctrina y autoridad de la revelación divina, se oscurece y aun se pierde la verdadera noción de la justicia y del derecho, en cuyo lugar triunfan la fuerza y la violencia, claramente se ve por qué causa ciertos hombres, despreciando en absoluto y dejando a un lado los principios más firmes de la sana razón, se atreven a proclamar que la voluntad del pueblo manifestada por la llamada opinión pública o de otro modo cualquiera, constituye una suprema ley (4), libre de todo derecho divino o humano; y que en el orden político los hechos consumados, por sólo haberse consumado, tienen ya valor de derecho.”
La Quanta Cura fue dada en el Vaticano el 8 de diciembre del año 1864. Mucha agua ha corrido desde entonces y el modernismo día a día se ha venido consolidando. Europa es hoy menos, mucho menos cristiana que a principios del siglo XX, la tendencia de la descristianización es irreversible siendo así que ya podemos visualizar el futuro al terminar el siglo XXI.
El primitivo cristianismo sí fue progresista pues proclamó la igualdad formal de todos los seres humanos ante Dios. Ricos y pobres, poderosos y desvalidos todos son hijos de su creador. Yo no sé si los santos varones de este foro puedan imaginarse a Jesús como uno más de los que ellos despectivamente llaman “progres”, yo no me atrevería a decir que lo era; pero de lo que sí estoy seguro es que “progres” los hay dentro de la Iglesia y que son combatidos a muerte por la jerarquía.
Galeno Zalán
1). - ¿Acaso hay religión verdadera?
2). – Aquí el papa demanda la “obligación” del Estado de castigar a quienes la Iglesia señale como herejes.
3). – Esta es una embestida más contra las libertades de conciencia y de expresión.
4). – Aquí se condena la elección de las autoridades por sufragio, o sea a la democracia, y se reivindica el derecho divino de los reyes.
Galeno Zalán.
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Iniciado por Galeno Zalán
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