Sofócame despacio, con cuidado de no abrasarme
ni de asfixiarme en el intento;
no necesito el aire del cielo ese
si tengo el de tus pulmones,
nada puede ser tan puro.
Lentamente, despacio
el espacio se me reduce entre las narices
¡y qué dichosa indistancia!
parece un arcoíris como un puente
que se forma entre nuestros ojos.
Parece mentira que el ayer fuera un hoy
y que yo viviera sin tenerte presente
y sin saberte futuro;
lo que son las cosas de la vida,
¡cuántas locuras!
(tanto en la vida como en mis letras)
Marcadores