Las noches, cobran el vicio de amarte,
con los sueños dispersos a retazos
a un lado, de caricias mil pedazos,
de otro un intento vano de besarte.
Despierto, con el ansia de mirarte
arrullada suavemente en mis brazos,
hasta sentirme preso de los lazos
y tus senos que invitan a desearte.
Vuelto al sueño en tu vientre deposito
la humedad y razón de mis veranos
que en el brillo de tus ojos presentí.
Y a pesar de soñarte necesito
sentir con las caricias de tus manos
¡la sublime sensación de estar en ti!.
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