Como lo haría un ciego quiero amarte
a tientas descubrirme la sorpresa
de lunares, aliento, sobremesa
en la voz y dormido al escaparte,
tender el brazo al sueño que ha de herrarte,
regreso que al nombrarte se represa
y qué habrá más allá de la maleza,
mi razón no se cansa de mirarte,
pudiera amanecerle a tu vestido
y más que ver, vivirle por las flores
donde tiemble el rocío en madrugada,
si después para ti no ha amanecido,
que en el aire me alumbren los dolores
la sed de mi pupila desgarrada.
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