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Tema: La Rendición de Stalingrado

  1. #1
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    Predeterminado La Rendición de Stalingrado

    Generalidades

    Fecha: 28 de junio de 1942 - 2 de febrero de 1943
    Lugar: Stalingrado, Unión Soviética
    Resultado: Victoria soviética

    Beligerantes: Alemania Nazi - Italia - Hungría - Rumanía - Unión Soviética


    Comandantes
    El Eje
    Unión Soviética: Friedrich Paulus Vassili Chuikov, Erich von Manstein Aleksander Vasilyevsky, Hermann Hoth Gregori Zhukov, Petre Dumistrescu Semyon Timoshenko, Constantin Constantinescu Konstantin Rokossovsky, Italo Garibaldi Rodion Malinovsky, Gusztav Jany Andrei Yeremeneko

    Soldados
    EL EJE
    Sexto Ejército Alemán (600.000 hombres)
    Cuarto Ejército Panzer
    Tercer Ejército Rumano
    Cuarto Ejército Rumano
    Segundo Ejército Húngaro
    Octavo Ejército Italiano

    UNION SOVIETICA
    1 millón 700.000 hombres en total, repartidos por el Frente de Stalingrado, el Frente del Don y el Frente Suroeste

    Bajas
    EL EJE:
    740.000 muertos y heridos
    110.000 prisioneros de guerra

    UNION SOVIETICA:
    750.000 muertos, heridos y prisioneros
    Más de un millón de civiles de Stalingrado muertos

    Reseña Histórica:

    La llamada Batalla de Stalingrado fue un épico enfrentamiento entre las fuerzas alemanas de Adolf Hitler, que seguía con su imparable Operación Azul, y la defensa de los ejércitos soviéticos de Joseph Stalin; por la ciudad de Stalingrado (hoy Volgogrado) entre junio de 1942 y febrero de 1943, durante la «Gran Guerra Patriótica» (como se conoce en Rusia a la Segunda Guerra Mundial). Con bajas estimadas entre 1.640.000 a 2.000.000 de personas, entre soldados y civiles de ambos bandos, la Batalla de Stalingrado es considerada como la batalla más sangrienta en la historia de la humanidad.

    Habiendo fracasado en capturar Moscú, Hitler se enfocó en los pozos petrolíferos del Cáucaso. La Operación Azul tenía como objetivos la captura de puntos fuertes en el Volga primero y, posteriormente, el avance al Cáucaso. En el último momento, Hitler cambió el plan, y ordenó que se dividieran las fuerzas disponibles para iniciar la captura del Volga y del Cáucaso al mismo tiempo.

    El retroceso de Semión Timoschenko hacia el Volga en dirección a Stalingrado convirtió a esa ciudad en objetivo. El 6º Ejército de Friedrich Paulus y el 4º Ejército Panzer intentaban cortar la retirada a los rusos antes de que éstos se reagruparan y atacaran Rostov del Don y luego fueran a reforzar las líneas defensivas del Cáucaso.

    Las provisiones de combustible eran alarmantemente escasas para los alemanes y Hitler tomó una decisión fatal: dividió sus fuerzas frente a Stalingrado, quitándole las unidades mecanizadas al 6º Ejército de Paulus y desviando el ejército de Hoth hacia el sur. La idea del Führer era atacar en dos etapas. A esto se opuso Fedor von Bock, el cual fue destituido usando como pretexto la demora presentada en Voronezh. A Hitler le obsesionaba la idea de anular los restos de las fuerzas de Timoshenko antes de que reforzaran Rostov, lo cual no se logró a plena cabalidad. Rostov fue atacada y reconquistada por los alemanes.

    El 19 de julio de 1942 Stalin ordenó que Stalingrado quedase en estado de sitio total y se comenzaron los preparativos para resistir a los alemanes, que se acercaban. No se permitió a los civiles abandonar la ciudad (para alentar a todo el pueblo soviético con la valentía de los habitantes).

    El 23 de julio Hitler, confiado en que la fuga del resto de los ejércitos rusos estaba en su fase final al alcanzar el Don, ordenó al VI Ejército tomar Stalingrado, ordenando al grupo de ejércitos de List proseguir rumbo al Cáucaso. La decisión de Hitler estaba mal tomada, pues había confiado prematuramente en el derrumbe del Ejército Rojo, lo cual estaba muy lejos de ser real. Hitler se había excedido de nuevo en subestimar al enemigo.

    El VI ejército, desprovisto de unidades mecanizadas de consistencia, iba flanqueado por ejércitos de varias nacionalidades: rumanos, italianos, húngaros. Estas fuerzas de inferior calidad resultaron ser el talón de Aquiles de las fuerzas del General Paulus.

    El 23 de agosto Stalingrado recibió su primer bombardeo usando los Heinkel 111 y Stukas. Se lanzaron 1.000 toneladas de bombas y se perdieron tan sólo tres aeroplanos. Murieron no menos de 5.000 personas ese día. El avance alemán por tierra procedía de Gumrak, y lo hacía de manera brutal y arrolladora.

    El 29 de agosto, cuando las primeras líneas alemanas aparecían ya en el horizonte de Stalingrado, llegó a la ciudad Zhukov; quien recientemente había sido nombrado Vicecomandante en Jefe.

    Convergían sobre Stalingrado, por el sur, las 29º y 14º Divisiones motorizadas; por el Oeste se acercaba las 24º, la 94ª, 71º, 76ª y 295ª Divisiones de infantería blindada; por el norte y hacia el centro de la ciudad, la 100ª División de cazadores, la 389º y 60ª División de infantería motorizada. La ciudad era defendida en ese momento sólo por unos 40.000 soldados contra 400.000 alemanes. Estas tropas no sabían (y no debían saber, por motivos de seguridad) que el Ejército Rojo preparaba una ofensiva en gran escala contra el VI Ejército alemán.

    Los primeros carros de combate alemanes llegaron a los suburbios el 1 de septiembre. Stalin, que instaba a Zhukov a salirles al camino e interceptar dichas fuerzas enemigas, replicaba:

    "¿No entienden que si entregan Stalingrado, el sur del país quedará separado del centro, y probablemente no podremos defenderlo? Además de perder nuestra principal vía fluvial, no sólo es una catástrofe para Stalingrado si no para el país, dado que se perderá el petróleo también."

    Se lanzó una contraofensiva que logró aliviar en parte la situación respecto del norte de la ciudad, la orden de Zhukov era terminante: «¡No entreguéis Stalingrado!».
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    Predeterminado Re: La Rendición de Stalingrado

    La ciudad-osario

    Las fuerzas alemanas atenazaron Stalingrado. Hitler que no había deseado la guerra de guerrillas en Moscú ahora bramaba por la conquista de la ciudad, eso implicaba la guerra calle a calle, casa por casa, el tipo de combate para lo cual la Wehrmacht no estaba preparada. La toma del Cáucaso había fallado a manos del mariscal de campo List, y por tanto quedaba tomar la ciudad como una forma simbólica de ocultar la carencia estratégica de los pozos petroleros. Si lograba conquistarla abriría de nuevo la puerta a esa riqueza.

    El 12 de septiembre, Zhukov destituyó deshonrosamente al comandante a cargo de las defensas de Stalingrado, Alexander Lopatin por demostrar cobardía ante el enemigo al no poder contenerlo con su 62º División y fue reemplazado por el granítico e inflexible general Vassili Chuikov, un hombre muy eficiente y decidido.

    Cuando llegó Chuikov al escenario dantesco, Yeremenko y Jrushev le preguntaron: «—¿Cuál es el objetivo de su misión, camarada? —Defender la ciudad o morir en el intento», contestó firmemente Chuikov. Yeremenko observó a Krushev y tuvo la certeza de que Chuikov había entendido perfectamente lo que se esperaba de él.

    El nuevo comandante reforzó las defensas antiaéreas de la ciudad y asimismo fortificó aquellos lugares donde se pudiera contener al enemigo, en especial la colina de Mamaev Kurgan y el barranco de Tsaritsa. Además fomentó el despliegue de francotiradores, entre ellos el famoso Vasili Záitsev, entre otros.

    El 14 de septiembre, la 71ª División alemana llegó a Stalingrado presentando un frente de 3 km. El objetivo era atravesar la ciudad y apoderarse lo antes posible de la ribera oriental del Volga. Sin embargo, los alemanes empezaron a ser frenados en su embestida por la acción de Katiushas, francotiradores y las unidades del Coronel General Alexander Rodimtsev. Las bajas alemanas comenzaron a ser elevadas ya que el soldado alemán no estaba entrenado para combatir en las calles, que es la lucha más dura entre todas las formas de combate; caían abatidos por francotiradores o minas antipersonales, pero aun así se logró llegar a la plaza central de la ciudad.

    Desde ahí, una división escogida de soldados alemanes capturó la «Casa de los Especialistas», donde se hicieron fuertes y comenzaran a disparar contra las lanchas que iban y venían trayendo soldados.

    Las bajas alemanas entre el primer y segundo día de combate sumaron 2.500 efectivos, contra 6.000 soldados soviéticos; para los rusos la pérdida era terrorífica: casi 3.000 soldados morían por día.

    Debido a la escasez de municiones y armamento, Chuikov aplicó la práctica del uno por uno donde se enviaban los soldados por parejas: uno con fusil y otro con municiones, la idea era, además de obtener un relevo inmediato en caso de la muerte de alguno, mostrar un gran número de soldados a los nazis. Los alemanes usaron a civiles como escudo antichoque o para re***** a los soldados y oficiales alemanes muertos. Incluso en este escenario dantesco también se practicaba la política antisemita alemana, la Feldgendarmerie había estado capturando judíos y haciendo cautivos a civiles que fueran aptos para el trabajo, se ejecutaron unos 3.000 civiles judíos, entre ellos niños, por parte de los Sonderkommandos y unos 60.000 fueron enviados a Alemania para trabajos forzados.

    Las tropas nazis pasaron a la ocupación de una ciudad casi totalmente destruida y con graves problemas de abastecimiento. Sin embargo, lo que para Hitler sería un auténtico paseo militar se convirtió en la mayor y más empecinada carnicería de todo el frente oriental de la Alemania nazi.

    Pese a que la iniciativa, la razón de bajas enemigas per capita y los mejores medios técnicos correspondían a las tropas alemanas, el ejército nazi tuvo grandes dificultades en conquistar una ciudad que, al haber sido salvajemente bombardeada, constaba de condiciones ideales para una defensa calle por calle. Los ataques combinados de infantería y blindados resultaban inútiles en el caos de la lucha urbana.

    La conquista del monte Mamaev Kurgan al centro de la ciudad se convirtió en una enconada lucha en que las banderas de ambos bandos ondearon alternadamente, los alemanes desplegaron todo un sistema de altavoces incitando a la deserción de los rusos, muchos se pasaron y se convirtieron en hiwis y muchos soldados rusos también fueron fusilados por acción u omisión frente a la deserción.

    Las medidas impuestas por Chuikov eran extremas, se envió a miles de soldados sin experiencia para apoderarse de las trincheras alemanas con una carnicería como resultado; sin embargo, sólo a ese tremendo costo se logró frenar y desgastar la superioridad técnica alemana. Pronto la ciudad se cubrió de una atmósfera repulsiva y pútrida, los cadáveres de ambos bandos se descomponían bajo los escombros, la pestilencia y las enfermedades pronto se hicieron sentir.

    Las tropas alemanas lograron penetrar en la ciudad o lo que quedaba de ella y conquistarla en un 90%, nunca se hicieron completamente con el total, puesto que los muelles no pudieron ser alcanzados. Y mientras los muelles estuvieran en manos soviéticas, los refuerzos y suministros necesarios para proseguir la batalla podrían afluir con regularidad.
    Batallones y brigadas alemanas que intentaron llegar a los muelles fueron prácticamente aniquiladas al 50% de sus efectivos, estuvieron los alemanes a un paso de llegar a los embarcaderos llenos de civiles. Los cañones de 88 mm, los Stukas y la artillería alemana competían en hundir las barcazas que traían soldados del otro lado del Volga, el mar Caspio empezó a recibir cadáveres.

    Para octubre, los alemanes no habían conquistado la totalidad de la ciudad, pero si ya llevaban ocupada el 80% de ella. En ese octubre, los alemanes capturaron las fábricas de tractores Octubre Rojo y de cañones Barricady, las bajas rusas se incrementaron a razón de 4.000 soldados diarios. Los heridos rusos se arrastraban a la orilla del Volga con la efímera esperanza de poder ser auxiliados, miles murieron congelados. Lo que los rusos no podían notar era que los alemanes estaban al borde de su capacidad ofensiva, de hecho no tenían las suficientes fuerzas para conquistar la ciudad, pues la línea de abastecimientos era insuficiente.

    Los Sonderkommandos se retiraron de Stalingrado el 15 de septiembre, cuando ya habían matado a casi 4.000 civiles.
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    Predeterminado Re: La Rendición de Stalingrado

    La Operación Urano


    Para octubre, Hitler y sus comandantes cayeron en la cuenta de que no podrían tomar la ciudad en otoño. El invierno se aproximaba, por tanto se hicieron todos los arreglos para pasar allí el más crudo de los inviernos, en recuerdo del terrible invierno anterior. Para fines de octubre se dejaron sentir las enfermedades en el soldado alemán: paratifoidea, tifus, disentería, empezaron a hacer estragos.

    A fines de octubre los alemanes se enteraron por medio de prisioneros de que los rusos preparaban una gigantesca contraofensiva. Ellos mismos habían notado los movimientos en sus flancos. Para protegerse, Paulus había levantado una barrera en su flanco izquierdo para prevenir los ataques procedentes por el norte, sirviéndose de las unidades rumanas, italianas y húngaras.

    En efecto, el alto mando soviético preparaba una gran ofensiva dirigida a esos flancos y se estaba acumulando cerca de 1.700.000 hombres, es decir, cerca de 200 divisiones, la mayoría siberianas, además de carros de combate y cañones procedentes de Moscú y los urales.

    Llegó el invierno con sus nevadas y la ciudad quedó sumida en un manto blanco con temperaturas que rondaban los -18 °C. Los combates callejeros cesaron casi por completo durante la noche.

    De noche, los grupos enfrentados hacían señales de tregua temporales con banderas que asomaban en los orificios de las ruinas. Y se permitía tácitamente retirar algunos caídos en la tierra de nadie, y además se realizó un intercambio no oficial de abastos entre pequeños grupos de ambos bandos, realizado muy a escondidas en treguas concertadas espontáneamente. De ser sorprendidos por la oficialidad, la ejecución era inmediata por confraternizar con el enemigo. De día, la lucha se reanudaba.

    El 19 de noviembre de 1942, los 3.500 cañones rusos comenzaron a machacar despiadadamente las líneas enemigas más débiles entre Serafimovih y Klestkaya, entre la nieve y la bruma mortecina del paisaje. Al son de trompetas, los obuses y Katiushas se dejaron caer en el sector rumano. Después de una hora de martilleo, los batallones de fusileros avanzaron sobre las filas de rumanos e italianos. Los rumanos del II y IV Cuerpos pudieron contener bravamente las primeras oleadas de atacantes y luego fueron arrasados por carros de combate T-34 hacia el mediodía. Cuando los fortines fueron demolidos, los rumanos echaron a correr por la planicie blanca, siendo perseguidos por las oleadas siberianas. Los Stukas acudieron al lugar del desastre y ya nada se pudo hacer, salvo ametrallar a los fusileros rusos. El desastre era total, el VIº Ejército de Paulus quedó encerrado en Stalingrado con unos 250.000 hombres y sin suministros mayores.


    Der Kessel


    El OKW alemán ordenó retirar el grueso del VI Ejército desde Stalingrado por el sudoeste hacia el Don, y así evitar el encierro, aun podía hacerse ya que había brechas importantes que aun no estaban cerradas, pero Hitler clavó literalmente a Paulus y sus hombres con una contraorden directa, y tuvieron que devolverse en una penosa reinversión de sus pasos. Hitler, basándose en una promesa de Goering, prometió abastecimiento desde el aire, lo que exasperó a Von Richtofen pues el tiempo encapotado impedía volar a los aviones. En estas condiciones Paulus radió un mensaje directo a Hitler:

    Mi Führer: se nos agotan las municiones y el combustible. Abastecimiento suficiente y oportuno es imposible. En estas circunstancias, solicito plena libertad de acción. Paulus.

    Las tenazas soviéticas se cerraron en menos de 96 horas de lucha, para el 24 de noviembre ya era imposible fugarse de Stalingrado.

    La División 94º al mando del general Walter von Seydlizt, al ver que Paulus carecía de iniciativa ordenó a su tropa evacuar su sector y forzar el bloqueo, esperaba que las demás divisiones le siguieran en su retirada no autorizada. Apenas dejó su posición, le cayó encima el 62º Ejército Soviético y fueron aniquilados sin contemplaciones, no hubo prisioneros.

    Goering prometió abastecer al Kessel con 500 toneladas diarias de pertrechos, pero apenas logró 130 toneladas en tres días de operaciones a horizonte raso y en medio de tempestades de nieve.

    Hitler, obsesionado, dijo a Von Richtofen: «Si Paulus sale de Stalingrado, jamás volveremos a tomar la plaza».

    Para principios de diciembre, se empezaron a verificar las primeras bajas por inanición. A pesar de todo, los alemanes trataron de conservar la disciplina y la organización funcionó regularmente.

    Stalingrado se convirtió en un caldero (Der Kessel) donde sin agua ni alimentos y atacados por las epidemias y en medio del pútrido olor a descomposición, los alemanes se aprestaron a sufrir un indefinido asedio en medio de las mayores penurias. Hitler nombró a Paulus Mariscal de Campo, ya que ningún mariscal alemán se había rendido en la historia militar alemana y esperaba que Paulus no le fallara sin antes entregar su vida.
    De este modo, unos 250.000 soldados quedaron atrapados en una bolsa con la orden, por parte de Hitler, de no retroceder ni rendirse. Pese a que Göring, mariscal del aire y jefe supremo de la Luftwaffe, prometió abastecer a las tropas desde el aire, la llegada de recursos a las tropas alemanas fue casi imposible y apenas se realizaron algunos vuelos. Solo un aeródromo quedaba disponible, en Pitomnik, y algunos Junker 52 llegaron con abastecimientos y de vuelta, empezaron a evacuar heridos, los pocos aviones no daban abasto y los afortunados que podían subir escapaban del infierno, los heridos colgaban de las puertas y algunos desesperados se aventuraban en las alas, ninguno llegó a salvo.

    Además unos 10.000 civiles rusos quedaron atrapados en la bolsa también, de los cuales nunca se volvió a tener noticia.
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    Predeterminado Re: La Rendición de Stalingrado

    La rendición del Mariscal

    En diciembre, los soldados alemanes encerrados tuvieron una leve esperanza, Manstein venía en su auxilio. Manstein con su 5º Ejército Aleman intacto, planeó la [[Operación Tormenta de Invierno]] que incluía dos amplias operaciones con un punto de partida diferente. Una vendría de Chir y la otra de Kotelnikovo, a 160 km de Stalingrado.

    La ofensiva empezó el 12 de diciembre y el día 16, cuando estaban a apenas unos 50 km, fue detenida misteriosamente por una orden de Hitler, la detención significó que los soviéticos le atacaran con todo y lo hicieron retroceder 200 km. Para empeorar las cosas el aeródromo de Tsasinskaia, el principal de los Ju-52 para reaprovisionamiento cayó en poder ruso. Los repetidos intentos ulteriores de romper la bolsa del exterior (von Manstein) fueron todos igualmente infructuosos.

    El 18 de diciembre Paulus inspeccionó su frente y comprobó que la moral combativa y el estado físico general de sus hombres lentamente se desintegraba. Se impuso un riguroso racionamiento para intentar pasar el invierno. Paulus quien era admirador incondicional de Hitler, se dio cuenta que para el Führer el VI Ejército o lo que quedara de él era poco menos que una pieza sacrificable en el juego de la guerra, la vida de los soldados no tenía la menor importancia para él.

    El 25 de diciembre, en el Kessel, murieron 1.280 soldados de frío y de hambre. Para el año nuevo, los rusos montaron una serie de cocinas y realizaron fiestas en la orilla sur del Volga con el doble objetivo de celebrar el año y mortificar a los alemanes encerrados.

    El 8 de enero los soviéticos realizaron un estrechamiento del perímetro y capturaron el único aeródromo que servía de conexión con el mundo exterior, Pitomnik, los alemanes tuvieron que reconstruir el de Gumrak gravemente dañado por ellos mismos para poder seguir recibiendo noticias. Las penurias se multiplicaron en el 6 Ejército Aleman, las epidemias diezmaban los soldados, la disciplina ya no existía y el hambre era tan atroz que los alemanes sacrificaron caballos, perros y ratas para poder comérselos.

    El 28 de enero Paulus trasladó el cuartel general hacia los sótanos del Univermag y allí se hacinaron unos 3.000 heridos de diversa consideración, enfermos de tifus, paratifoidea y disentería, a aquellos casos graves o que requerían cirugía prolongada eran colocados afuera para que murieran de frío. Pronto se hizo un muro de 2 metros de alto que rodeaba el edificio, los ladrillos del muro eran cadáveres.
    Un aviso le llegó el 30 de enero de parte de Hitler a Paulus, le sugería que se suicidara ya que le había nombrado Mariscal de Campo y bajo las órdenes de Hitler ningún Mariscal se podría entregar vivo al enemigo. Un tanque ruso se acercó al cuartel general de Paulus, en el venía un intérprete que había sido enviado por Paulus, el mayor Behr. El 31 de enero en horas de la mañana Paulus se rendía con cerca de 30.000 soldados, los restos de un ejèrcito de 250.000 hombres. Los 3.000 heridos del Univermag fueron rematados por los rusos.

    Es así como se convierte en el primer mariscal en capitular en la historia alemana, desobedeciendo así a Hitler, atenazado por las tropas soviéticas, la falta de alimentos y el frío polar de la estepa rusa, para el que sus tropas no tenían material suficiente.
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    Predeterminado Re: La Rendición de Stalingrado

    Consecuencias de la rendición

    Unos 500.000 prisioneros sumados entre alemanes y aliados partieron rumbo a Siberia y una parte de ellos fue utilizada para reconstruir la ciudad, no sin antes sacar los cadáveres alemanes para ser incendiados en una pira en las afueras. Unos 400.000 prisioneros murieron en los meses siguientes, en muchos casos de hambre. Otros 25.000 se quedaron para reconstruir la ciudad, no más de 10.000 sobrevivieron. Los mercenarios rusos y ucranianos que lucharon al lado de los alemanes, unos 50.000 al inicio de la batalla, fueron ejecutados inmediatamente.

    Las consecuencias de esta catástrofe nazi fueron inmensas y de gran alcance. Por primera vez, Alemania perdía la iniciativa de la guerra y tenía que colocarse a la defensiva. Alemania ya no podría avanzar más hacia el este. Después de esta batalla la Unión Soviética surgió engrandecida y con la iniciativa de la guerra que la asolaba en las manos de sus líderes.

    Además, Alemania perdió todo el VI Ejército e incontables recursos mecánicos que no se pudieron reemplazar con la misma facilidad con que la URSS podía con sus propias bajas (aún más terribles incluso que las alemanas).

    Los rusos, aparte de recibir una ciudad derruida al 99%, habían sufrido dos millones de civiles muertos y más de 750.000 bajas en soldados. De estos, 13.000 habían muerto ejecutados por sus propios compatriotas, acusados de cobardía, deserción, colaboracionismo, etc.

    Paulus sobrevivió a la guerra y volvió a Alemania en 1952. Zhukov reclamó para sí el éxito de Stalingrado, pero se le concedieron todos los créditos a Vassili Chuikov, que fue ascendido a capitán general, a cargo de un ejército que marcharía luego a Berlín.

    Fuente: [url="http://www.taringa.net/posts/info/901050/La-gran-batalla-de-Stalingrado.html"]http://www.taringa.net/posts/info/901050/La-gran-batalla-de-Stalingrado.html[/url]

    General Mariscal de Campo Paulus.



    Mariscal de Campo Chuikov

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  6. #6
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    Predeterminado Re: La Rendición de Stalingrado

    Espectacular tema mi Karlish... a esto sólo voy a agregar un link... en la voz de Don Pablo, uno de sus más hermosos poemas, le escucho y se me eriza la piel... recuerdo a mi padre recitándonoslo... hermoso...

    Canto de Amor a Stalingrado... Pablo Neruda
    [url="http://www.youtube.com/watch?v=X9Ny9HHUqYo&feature=related"]http://www.youtube.com/watch?v=X9Ny9HHUqYo&feature=related[/url]
    Majestad Dragonfly
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    Predeterminado Respuesta: La Rendición de Stalingrado

    "El cabo Nieweg"


    El cabo Nieweg, se levantó, luego de que la granada final, estallara muy, pero, muy cerca, le pegó un puntapié en la bota, al hombre mas cercano para que se levantara.

    -¡ARRIBA... SCHNELL!!!.

    Y fue la última orden, que dió a la tropa, en lo que le quedara, de allí en más, de vida, aquellos soldados, sirvientes del cañon antiaereo, ya no cumplirían órdenes, como no fueran las de su creador, había quedado solo, la subunidad no existía más.
    Vió ante si, la inmensa escenografía blanca, helada, de la estepa rusa, con esporádicos puntos oscuros sobresaliendo, material destruido y cadáveres hundiendosé, lentamente en la nieve, al abrazo de la madre Rusia.

    El telón esta por caer, y espero que no lo haga sobre mi, se dijo mientras trataba de llenar la pipa con el relleno de su colchoneta de campaña, y por fin a pesar del viento, la encendió.

    -¡Chaise !!!... ¡esto es asqueroso!!! y se atragantó y escupió, apenas el humo entró a su garganta.

    Los rusos, no disparaban más sus morteros, quizás ya aburridos, de acertarle a los alemanes semicongelados, no era rara en ellos esa actitud.

    Su mensaje era:

    -¡Te dejaremos para mas luego!!!.

    Ya no les temía, si se arrojaba al suelo con el alarmante silbido de los proyectiles, era mas por sentido deportivo, por no dejarse acertar por esos desgraciados, que por instinto de conservación.
    Les costaría mas cañonazos, que los que le hizo Kutuzov a Napoleón.

    Los rusos hoy con Zukhov al frente aceptaban gustozosla apuesta y el precio.

    -¡Hasta la próxima, kameraden!..

    Como aparecidos de la nada, algunos de los bultos inmóviles en la nieve, se incorporaban y se convertían de nuevo, en soldados alemanes, dos de artillería, dos del servicio postal, un subteniente de la 71º división de infantería, una veintena de granaderos y algunos más, de distintas unidades de servicios, a esas alturas, se fue congregando una cincuentena de ex-combatientes y hablando de alturas, había que agregar dos pilotos de la Luftwaffe.

    ¿Como habrían llegado ahí ? el cabo se preguntó y supuso que caminando, claro está.

    Hubo una corta y democrática asamblea, en la que decidieron permanecer juntos, pocas palabras bastaron, todos sabían por sus inmediatas y pasadas experiencias que solos estarían perdidos.
    Unidos podrían intentar la aventurada empresa, con probabilidades, pequeñas, de éxito, tratar de escapar de Stalingrado.

    Hacia las lineas alemanas, las posibilidades eran, mínimas, pero lo único que quedaba era intentarlo, o morir alli, con la boca llena de nieve.

    Niewig, inventarió sus pertenencias, se deshizo de las que estorbarían para la marcha, arrojó lejos la marmita del rancho, que de muy poco le serviría, la pequeña radio portátil autoregenerativa, que era la envidia de sus compañeros, quedó en la nieve, el Schmeisser ya sucia y oxidada, aún con su robusta construcción, era inútil sin proyectiles, el casco, el cinturón y la mochila, todo quedo atrás, el soldado también.

    Ya no eran soldados, eran prófugos, naúfragos, en un mar helado, en el que no era posible elejir, ahogarse o dejarse comer por los tiburones. Este mar, tenia su propia forma de matar.

    Tomaron sus capotes destrozados, las mantas y las botas, sin dejar las cartas y las fotografías de casa.

    Nadie dejó sus relojes a pesar que marcaban irregularmente, todos, diferentes horarios, y partieron.

    La larga marcha hacia las líneas amigas fue un interminable camino jalonado de cuerpos exhaustos, uno a uno vencidos por el hambre, el frío, la falta de sueño, los insoportables piojos, fueron recibidos por la nieve.

    Otros cayeron por los disparos de los guerrilleros y soldados rusos aislados, quedando allí para siempre.

    El perro ruso los seguía desde hacía varios días, lo habían visto a los lados y detrás de la espantosa columna, no era una amenaza y tampoco les había parecido un espía a pesar de sus penetrantes ojos azul celestes, si tenía hambre jamás lo hizo notar acercandose a alguno de los caidos.

    -Un caballero ruso, pensó el cabo y lo iba a llamar, y se dió cuenta que no sabía su nombre, pero, todos los perros tienen el mismo nombre, y en cualquier idioma, saben cuando los llama el amo.

    -¡Ven!... Y el can se acercó y comenzó a caminar a su lado.

    Nieweg le preguntó: -¿Eres un espía o un desertor?, el perro movió casi imperceptiblemente las cejas, nada más, como respuesta.

    Ese mismo día 28 de enero de 1943 fueron descubiertos por "los ojos de la artillería" un avión Henschel, se deslizó en una arriesgada maniobra, para "ver mas de cerca" a las oscuras hormigas que se arrastraban debajo y a unos 200 metros del suelo, pudieron notar claramente las señas frenéticas del pequeño grupo, que avanzaba por la estepa lunar, el observador, situado a la intemperie, maldiciendo la ventizca, se aseguró que fueran alemanes y radió inmediatamente un aviso a la base.

    El mariscal Milch apenas enterado se decidió a ayudar al grupo de fugitivos. Al día siguiente les fueron arrojados mapas y alimentos.

    Era el 29 de enero y los hombres se encontraban a unos 20 kilómetros al oeste de Kalatsch, donde los rusos habían cerrado el cerco que le costaría al Wehrmacht 220.000 muertos, estaban a salvo de aquello, por ahora.

    Habían quedado a reducidos, a la mitad de los que comenzaron la "retirada" por cuenta propia, ya que los planes de evacuación, habían sido prohibidos totalmente por Hitler, amparado, en las imposibles promesas de Goering y su maltrecha flota aerea carguera, 800 aparatos y 2000 pilotos perdidos, para no llegar nunca, ni a la tercera parte, de los suministros necesarios, que hubiesen mantenido la agónica batalla, tan solo, unos días más.

    El cabo, decidió probar suerte con Josef y le acercó un tercio de barra de chocolate, que les había caido, literalmente, del cielo.

    Toma, este es tu premio, por no comerte a los pobres camaradas. Le habían puesto ese mote, en un acceso de humor negro ya que cuando los seguía y no los perdía nunca de vista, todos estubieron de acuerdo, en que debía ser el alma del mismo Stalin, hecho perro.

    La propaganda del Dr. Goebbels, había machacado tanto con la satanización de Stalin que nadie dudaba, que tuviese el don de ubicuidad y que no fuera un endemoniado brujo.

    Josef, tomó su magra ración, como todo un oficial de la guardia del Zar, con suavidad y con la punta del hocico, de entre los dedos congelados del cabo, los que lamió, tal vez en busca de más, o simplemente, para dar las gracias.

    Este tipo me desconcierta, aseguró el Subteniente, a veces es un caballero ruso, otras es un maldito soviet, un asqueroso bolchevique y buen comunista, hasta los perros están locos en Rusia.

    El 30 de enero, la fuerza aerea, pierde todo contacto con el grupo de helados y derrotados fugitivos.
    El 31 los pilotos encargados de tratar de localizarlos comunican: "sin rastros de la unidad".

    Una orden del mariscal Milch, dispone que la búsqueda continue, hasta al día 2 de febrero. Pero, es en vano.

    El desierto estepario, se los ha tragado. La Luftwaffe abandona la búsqueda. ¿Que ha sucedido?, todo parecía encaminarse bien y justo ahora se pierden.

    El grupo, luego de recibir los inapreciables alimentos y los mapas, reanuda el esfuerzo, a los lejos, se divisa una columna de tanques rusos.

    -Es el fin, piensa Nieweg, se arrojan todos al suelo, aunque saben que permanecer ahi, será la muerte para más de uno, pasan los minutos y nada sucede, no hay ruidos de motores ni de cadenas, observando atentamente, con los prismáticos, que a alguno se le ha ocurrido conservar, se dan cuenta que no se mueven y que tampoco hay nadie alrededor de los tanques,
    -Vamos allá, ordena el subteniente, ya he visto esto antes, abandonan sus tanques por nada, a veces llenos de combustible, vamos a ver si hay algo que podamos usar.
    Última edición por rebelderenegado; 22/05/2010 a las 06:14

  8. #8
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    Predeterminado Respuesta: La Rendición de Stalingrado

    -¿Quien sabe algo de como manejar esos trastos?.

    Dos se levantaron de la nieve. Nunca hay que hacer eso en el ejército y menos en la guerra.

    -¡Nosotros dos somos carristas y mecánicos mi subteniente!!!.

    -¿Conoce algo de los T34 soldado?.

    -¡Si, mi subteniente!!! estuve en la escuela de tanques, aquí en Rusia, antes de la guerra y hemos conducido capturados, básicamente son los mismos, con suspensión norteamericana y orugas anchas para la nieve, son mejores que los nuestros, mi subteniente.

    -¡Hagamé acordar que lo fusile por hacer propaganda bolchevique soldado!!!

    -¡Si, mi subteniente!!!

    ¡Pero primero, me van a hacer arrancar uno de esos tanques!!!,

    -¿Entendió?.

    -¡Si, mi subteniente!!!

    -¡No los oigo... Atención!!!¨

    -¡ATENCION...SI MI SUBTENIENTE!!!.

    -¡De frente carrera mar hacia los tanques!!!

    -¡Carrera mar... cuerpo a tierra!!!... ¡ carrera mar!!!... ¡Atención...!

    -¡ATENCION!!!

    -¡FIR...MES!!!

    ¿Alguna duda de los soldados sobre la misión encomendada por su superior?...

    -¡NO, MI SUBTENIENTE!!!

    -¿Tienen frío los soldados?

    -¡NO, MI SUBTENIENTE!!!

    -¡FIRMES!!! ¡A traer esos tanques... paso vivo... MAR!!!.

    Casi era como estar en el cuartel, allá en Alemania, hace mucho, en un día normal de cuartel,

    ¿Como sería un día normal?,

    Nieweg, no lo recordaba el viento blanco, había desdibujado aquello también.

    Los tanquistas, partieron con el subteniente, a ver como se hacían con algo de los carros, nadie pensaba que lograrían hacer arrancar uno y menos se veían a si mismos, colgados a los lados viajando, con los pies lejos del contacto, de los alfileres de hielo, que se clavaban en las plantas, no, eso no era posible, porque de alentar algun esperanza y luego frustrarse, como había pasado con los aviones, era para dejarse caer, ahi nomás, como muchos hicieran.

    Pero lo increible también sucede, a lo lejos se oyó el ronquido de un motor diesel de 12 cilindros, una humareda negra, salio de entre medio de las siluetas camoufladas de blanco, el tanque del medio había arrancado, luego de estar congelado, vaya saber cuanto tiempo, en la nieve y con temperaturas de 30 grados bajo cero.

    ¡Es cierto... son mejores que los nuestros!!!, Gritó Nieweg y algunas carcajadas se oyeron. Jamás vi que uno de los nuestros, pudiera encender el motor, después de media hora de estar apagado y eso con fuego abajo, para que no se enfriaran.

    Siguió pensando para si mismo: - Ellos ganarán, nos mintieron en todo, no son inferiores.
    Pasaban los minutos y se oia al tanque acelerar pero no se veia que se pusiera en marcha, no se animaban a mirar durante mucho tiempo por temor a los francotiradores.

    El Júbilo podía hacerles olvidar las precauciones, que por otro lado, no eran muy efectivas, porque los proyectiles eran disparados, desde gran distancia y con precisión, por los tiradores rusos, en cualquier instante y con cualquier condición de tiempo.

    Al fin, vieron bajarse a los mecánicos.

    -¡Se estropeó, grito uno, estamos perdidos!!!.

    Pero no, solo se habían bajado, a desenganchar el tanque que estaba detrás del que funcionaba, antes no se habían percatado de esto, porque estaba tapado por la nieve, el cabo de remolque, un grueso alambre trenzado de acero, impedía la partida,

    Tal vez ese, era el motivo de haberlos abandonado, ante un ataque sorpresivo por aviones, hubieran sido blancos fáciles, los tanques rusos, estaban llenos de pequeños detalles de terminación que, hacían algo arriesgada su operación y los rusos preferían abandonarlos temporalmente, para luego volver y repararlos, si seguían allí.

    Esta conducta, les resultaba inexplicable a los oficiales alemanes, que luego se percataron de que, mas difícil que reemplazar un carro de combate, era conseguir una tripulación, que supiera que estaba haciendo y como muchos grupos carecían de radio, imposible era pedir apoyo aereo, lo más práctico era tomarse las de villadiego, que encontrarse cara a cara, con un bombardero en picada o el Flak 88.

    El tanque, se zafó de su trampa blanca y enfiló inmediatamente hacia ellos.

    Era impresionante ver, un tanque ruso dirigirse directamente hacia donde estaban, aunque estubiera conducido por amigos, resultaba aterrador, todos conocían, a la perfección las decididas y decisivas cargas, de los carros enemigos.

    Nadie tomó en cuenta a Josef, sus orejas se pararon a los primeros ronquidos de motor, hacía varios minutos que seguía atentamente las exclamaciones de los hombres, a la vez que miraba en dirección de donde provenía el ruido.

    Cuando sonaron las orugas, salió disparado como si hubiera recibido del comando del STAVKA, una orden perentoria y suicida, corrió a toda velocidad hacia el tanque, que ya estaba a unos 300 metros del grupo, los soldados carristas, desde las estrechas mirillas, lo vieron venir.

    ¡Ja... mira, es Josef viene a recibirnos!!! JA... JA... JA...

    -¡ATENCION!!! vociferó el subteniente, desgañitandose con los gritos, tratando de superar el ruiderío del motor, porque en esos carros, no había sistema de comunicación interna.

    ¡Esquiveló soldado... es un perro bomba!!!.

    ¡******aa... ******a... no puede ser!!!.

    A nadie se le había ocurrido que, bajo el grueso abrigo acolchado de Josef, que habían mirado con envidia, pero sin sospechas, podían ocultarse versiones pequeñas de minas Teller.

    Pero el subteniente, recordó de inmediato, otras batallas de tanques con los rusos, Sebastopol era una, y ellos también habían usado ese truco.

    Ahora tenían a este comando suicida, directamente al frente y decidido a buscar el premio, en forma de una suculenta comida debajo del tanque, nada lo detendría, estaba perfectamete entrenado para escurrirle el bulto al fuego de las ametralladoras, solo los que sobrevivían al "curso" eran dotados del abrigo con las dos minas en sus los lados.

    Nieweg, tambíen se había dado cuenta, en el mismo momento que vió saltar y correr a Josef, pero ya era tarde, nadie tenía un arma que funcionara, podrían haberle acertado facilmente, en el tramo recto de su carrera, alejándose del grupo.

    El cabo, lo llamó en vano, supo en ese momento, que Josef no era un caballero ni un soviet, era un soldado ruso, un camarada aunque del otro bando, que si había confraternizado con ellos, era por su solidaridad de perro con los humanos y porque el deber no lo había llamado, pero tenía una misíon e iba a cumplirla, porque, mas allá, estaban el reconocimiento y el premio de sus auténticos amigos y no los iba a defraudar, eso jamás.

    Si hay una danza de la muerte, el T34 la bailó con Josef, un trágico y final Pas de Deux, pero un carro de combate, no podía hacer lo mismo que un miembro del valet Kirov, por mas ruso que fuera.
    Hasta intentaron retroceder, pero la escasa familiaridad, con los bastos comandos de las orugas y las aceleraciones en falso del motor, no lograban mas que acortar la distancia entre ellos y el perro, que se acercaba más y más, las ametralladoras, aunque consiguieron disparar algunas cortas ráfagas, de 7,62, se encasquillaron, de todos modos, Josef ya estaba fuera del ángulo de tiro, estaba casi debajo de ellos.

    Los hombres, inmóviles, desde la distancia, asistían al horrendo espectáculo, en un segundo, el perro se lanzó debajo del tanque y se oyeron las dos explosiones.
    El aparato se detuvo, parecía que nada hubiera sucedido hasta que, una columna de humo negro, salió por las ventilas del motor, la tercera explosión arrojó la torreta a varios metros.
    Nieweg, sintió las lágrimas congelarse en sus ojos, lo que le produjo un dolor terrible, dos clavos de hielo, se apoderaron de su vista, dejándolo ciego instantaneamente.
    Estaba prohibido llorar.
    Las detonaciones atrajeron a todos los elementos del Ejército Rojo, que andaban por las inmediaciones.
    Trataron de seguir a pié, pero los disparos ocasionales, fueron acabando, con casi todos, los de aquella fila de la muerte.

    Un mes después, el 3 de marzo de 1943, ante un puesto alemán de avanzada, apareció, arrastrandosé, el espectro, enloquecido por la soledad, el hambre, el silencio y el peligro constante, del cabo Nieweg, agotado, semicongelado, por esconderse bajo la nieve, días enteros, muerto de sueño y casi completamente ciego. Unico sobreviviente, de los más de 50 que salieron de una trampa mortal, solo para caer en otra, él solo ha llegado.

    Cientos de kilómetros cruzando las lineas rusas, ocultándose, escarbando el suelo, buscando raices para comer, sufriendo los horrores indescriptibles, a los que el frío somete al cuerpo.

    Pero al fin está alli...

    El comandante alemán, decide enviar enseguida, al cabo a la retaguardia.
    Al día siguiente partirá.

    Pero ese día no está destinado a llegar, para él.

    Unas horas después de su arribo, y ante la pregunta, de uno de los oficiales médicos, sobre que cosa desearía, ya mismo, pidió tabaco para su pipa, que aún llevaba encima.

    Acostumbrado, por la fuerza, a estar al aire libre, se siente encerrado, carga la pipa al tacto, porque su vista tardaría meses en recuperarse, si es que lo hacía.

    Sale al balcón del hospital, construido por los utópicos rusos, en el siglo XIX, en medio de la nada, donde tiene su asiento el Comando de Sanidad alemán, logra a pesar del viento, encender la pipa.

    -Tabaco de verdad ¿de don...

    El tiro limpio del francotirador ruso, que ha visto la primera bocanada de humo, no ha necesitado de más invitaciones, le da de lleno en la cabeza.

    Wenn Dir auch scheint, dass Dir etwas
    [ schon klar ist, Zie es in Zwiefel und gib keine ruh.
    Wenn einer sagt:
    "Das ist gut (oder böse)",
    Frage ihn leise: Für wen?.

    Feldmariscal Friedrich Paulus

    "Si oyes a alguien afirmar;
    esto es bueno,
    o esto es malo,
    preguntale por lo bajo;
    ¿Para quien?"

    ( tomado de su diario personal )
    Última edición por rebelderenegado; 22/05/2010 a las 05:49

  9. #9
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    Predeterminado Respuesta: La Rendición de Stalingrado

    Un relato que te deja pensando en la crueldad máxima de la guerra y la estupidez humana...de repetirla...sin aprender nada de lo que ella significa.
    Muy bueno y estremecedor...lo del perro...y ruso para más... ¿el alma de Stalin?

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