Cómo puede penetrar mi índice
Un ombligo tan profundo
Tan solemne y dedicado
Un oásis en la llanura
De tu interminable abdomen
Donde los temblores persistentes
Ocasionan seismos en mi cuerpo.
Cómo no murmullan tus costados
Cuando las llaves de mis manos
Intentan abrir su habitáculo
Para invadir tu diafragma
Con el fin de coordinar respiraciones
Acelerar tu aliento y gemidos.
Cómo no secuestrar tu epicentro
Al ritmo de sus palpitaciones
De su autonomía erógena
Capaz de fusionar gritos y risas
En una hecatombe única
Traslúcida y permanente
Que culmina en lapsos discontinuos
Pausas cíclicas
Que pueden durar siglos
Como un infarto eléctrico
Una onda expansiva
Que arrasa con todo
Cómo no intentarte
Cómo no procurarte
Cómo no vivirte...
Probarte, vulnerarte.
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