Puente IV
Cuando hablas de dolores y humerales
de la bandada que emigró en invierno,
y las contradicciones de lo creíble,
camino la franqueza del herido
como un vuelo de temidas pretensiones;
detenido al borde de la misa
pregunto a Dios si no me ha visto
pero está ocupado en tanta guerra
y un mortal que ama no le ocupa,
por eso vuelvo al rumbo de la voz
y desgarro el sur con mis andadas,
descubro el norte siempre al frente
allá donde escucho un rostro reclamando
que atraque una luz al otro extremo.
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