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Tema: Nietzsche y anomia

  1. #31
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    Predeterminado Re: Nietzsche y anomia

    Sr. Alberto, gracias por su respetuosa referencia hacia mí. Yo también he estudiado a estos autores durante años. Parece que se siente tímido por mis aportaciones. Bueno, espero sepa que en estas aportaciones solamente estoy basándome en las constantes referencias y pasajes que tengo en mi memoria de estos autores. Si usted ve en la compasión un fundamento para la solidaridad social más concreto que el deber, le concedo la razón. Mas me gustaría saber si la compasión de que usted habla comparte afinidades con la que usted atribuye a Schopenhauer a la misma vez que algún descubrimiento, aportación o argumento que trascienda a este filósofo, o por el contrario se queda en Schopenhauer. Si es lo primero, quedaría encantado de ver sus novedades de la compasión que puedan hacerla cumplir una función (aquí lo uso en sentido sociológico) en favor de la solidaridad social de maneras dinámica o general y no que se quede a mitad de camino en la negativa de la vida y el nihilismo existencia que Schopenhauer nos predica. Si es lo segundo, entonces no creo posible aceptar que la compasión pueda ser un asidero moral duradero para la consistencia de determinada solidaridad social. Espero podamos discutir al respecto en un futuro. Y me place un debate con una persona de su estatura erudita y pensadora.

  2. #32
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    Predeterminado Re: Nietzsche y anomia

    APORTE I

    Séneca, creo entender la sugerencia de la cosmovisión, pero no conozco el pensamiento de Berger más allá de una obra que leí escrita junto a Luckmann -La representación social de la realidad- y citas suyas en libros de sociología.

    Sí creo que la moral puede ser estudiada, pero es algo especialmente complejo de reducir a simple conocimiento. Puede ser que dé al término un espectro más amplio de lo normal, como creo que sucede con la religión. Es curioso porque en estos dos asuntos noté una importante influencia de Durkheim.

    La moral la relaciono con las formas que tenemos de comportamiento hacia los demás o entre los demás. Quizá amplíe su significado hacia la orientación social más que hacia la propia moral. En este sentido, me considero claro deudor de Weber y la acción social. Tal vez sea ese el rastro de comprensión que me sugiere con respecto al preámbulo de El suicidio. Sinceramente, leí la obra hace muchos años y no tengo claro ese recuerdo exacto.

    El estilo de psicología de Durkheim es mucho más cercano a la fenomenología de Weber que a la de Husserl. La distinción que establecían los dos sociólogos era en relación al patrón de determinación del fenómeno. Durkheim tenía mucha herencia de Comte y hablaba de los hechos –sociales o morales- como una forma de aproximación, en definitiva, al fenómeno.

    Durkheim hacía psicología –intencionalidad fenomenológica- con miras a la representabilidad de los fenómenos. El era consciente de la generalidad que necesitaba para que aquello fuese representable, pero esa misma lógica limitaba su validez científica. Este límite era el que hacía generalizable el significado sociológico para Weber. El caso no generalizable sí era psicología y no sociología.

    En el sentido de Weber, fenómenos como el suicidio serían, claramente, orientaciones sociales; o sea, fruto de la acción social.

    Estoy totalmente de acuerdo con usted acerca del sujeccionismo de la moral. Siempre he visto a Nietzsche desde esa óptica. Pero la conclusión de “la moral” es distinta de lo que yo entiendo por “lo moral”, como luego diré.

    Como dije hace semanas, el super hombre es el lobo estepario que camina solo y no necesita del efecto de su sombra para ser grande. Aquí está el sentido contrario que encuentro a la solidaridad: el efecto inmediato ante el otro, la distinción entre uno y el otro que reconocen algo que los sobrepasa, algo que siendo solos no es lo mismo. Esto son las síntesis sociales, que debieran ser inicialmente inmediatas para proseguir en sus mediaciones. Lo inmediato es, pues, el impulso hacia el otro.

    No soy defensor de la solidaridad de Durkheim como promotor de lo social. Tampoco defiendo la debilidad del impulso hacia el otro como debilitador. La diferencia entre el comportamiento del hombre solo y ante otro no necesita de argumentación especulativa. Esta es una de las razones por las que pienso que el pensamiento de Nietzsche es moral, porque es pensamiento sobre la acción que irremediablemente no se deshace de ella. Es un requisito de la corriente del pensamiento, de la lógica del discurso por su misma sucesión. En verdad, Séneca, la intención es creativa, mas la misma conclusión deriva de cierto antecedente que la impone y no puede superar por sus propios términos, sino sólo puede hacerlo en un nivel de pura intensidad y espiritualidad que no pertenezca al otro.

    Creo que la totalidad lleva a conclusiones, en cierto modo, absolutas, en las que todo se corresponde con algo y no hay saldos negativos; ni buenos ni malos, ni criminales ni decentes. No es casual que se relacionase a Dostoyevski con Nietzsche, Oscar Wilde o el Marqués de Sade. Nietzsche sintió el pinchazo del prejuicio y lo redactó como el germen del mal, el nihilismo, algo que se ha hecho un negocio contrariamente a su sentido. Esto, por supuesto, no es en relación a los diagnósticos de la sociología.

    No extraigo de Schopenhauer la receta nihilista. Para mí el dolor es una condición anterior al fenómeno, al menos, que palpita bajo él.

    Las obras menores de Schopenhauer las ojeo con cierta frecuencia, pero es por el placer que me causa su estilo de pensamiento. “El amor y otras pasiones” la conozco de esa manera, como todas las partes que he conseguido de los Paregna. Si bien es cierto que sus obras menores tienen gran interés, tomo de diferente manera obras como El mundo como representación y voluntad, Los dos problemas fundamentales de la ética o La voluntad en la naturaleza. Entiéndame, considero a Schopenhauer el pensador que más me ha influido junto a Kant, Wilde y Popper, pero tengo enormes diferencias con todos ellos. Al ser pensadores de enorme riqueza podemos entenderlos y discrepar.

    La solidaridad a la que me refiero, insisto, es el impulso innegable ante el otro. Puede ser que sea para compadecernos de él, para conversar o para disfrutar de su compañía; pero también puede ser para odiarlo, hacerle la guerra o para envidiarlo. Esos impulsos son ciertos, inicialmente no morales, pero yo los llamo morales por ser su orientación -ante el otro-. No creo que sea importante que lo llame de tal o cuál manera, lo distingo entre lo moral y la moral, pero en el fondo la distinción está, no en sus nombres. sino en sus momentos. La condición de representación no es simultánea y depende de las síntesis o las formas que las posibilitan; por el contrario, los esquemas que no pertenecen a la mediación son puros, anteriores al error.

    Cuando cuente con el tiempo proseguiré; mientras tanto, le envío cordiales saludos .
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 10/01/2008 a las 15:10

  3. #33
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    Predeterminado Re: Nietzsche y anomia

    APORTE II

    Tal vez limitar la moral al sujeccionismo deje problemas sin plantear, como los sentimientos que se desarrollan a partir del margen que se establece y que, este mismo, no logra determinar; si es así, está más allá de la sujección y avanza con indeterminación. Por ello, diferencié el conocimiento moral del sentimiento ético –aunque pretendí aludir a la aprioridad ética, ahora lo uso en cuanto sentimiento puro, ni moral ni ético-. No obstante, como ya le he dicho, comparto la crítica a la raíz sujeccionista de la moral. En efecto, la moral pretende ser la determinación de la conducta con arreglo a algo que está, de por sí, fuera de ella. Salvo en el caso del a priori moral, la determinación tiene una inclinación al dominio del campo de la conciencia y su dirección a la acción. Es así como Nietzsche descubrió algunos trapos sucios de las más respetadas morales.

    La superación de las cadenas de la voluntad de Schopenhauer por medio del conocimiento busca la liberación del sinsentido y la nada. Su profundo discurso habla sobre la lamentable situación del hombre en el mundo, pero es más que un juicio sobre ella, trata sobre las condiciones de su existencia. No niego que la lucha contra la voluntad fuese pesimista y nihilista, pero creo que es mucho más. La condición del dolor universal es la que posibilita la unidad del orden desde cierto entrelazamiento entre los seres. Todos ellos estarían determinados, en primer y último término, por la voluntad de la que dependen y que sólo algunos pueden, acaso, comprender. Entiendo que la compasión la interprete como una base insuficiente para la moral, y apruebo cierto sentido de la crítica de Nietzsche, el que ataca la conclusión, la debilidad; pero, insisto, no atiende a la condición, la comprensión de lo universal del dolor. Este asunto es importante porque hace posible su teoría del arte basada en la inmediatez de las formas de comprensión independientes de la voluntad que las erotiza (Thomas Mann subrayó el carácter erótico de Schopenhauer, similar al del cine de Bergman). Esta relación inmediata entre las formas del representación y sus objetos apunta a un tipo de predisposición del sentido del mundo que es lo que yo intuí en la CR Pura de Kant, y que pude comprobar posteriormente en la gnoseología evolutiva. Tener en cuenta al sujeto, sin olvidar lo objetivo, es lo que Ernst Mach hizo con su análisis de los sentidos. Puede ser que el sujeto no sea más que el velo de Maya, pero tenerlo en cuenta en referencia al conocimiento, es proponer un sentido a nuestras representaciones. Al igual que hizo Mach, las representaciones sociales de la realidad hacen algo similar (Durkheim, Peirce, Weber o Berger y Luckmann). Esto, Séneca, es un fundamento de sí mismo, por su propia lógica; es verdad que más que fundamento es simple referencia, pero el proceso es el mismo; el fundamento persigue su anhelo, su justificación, lo incompleto es porque se sugiere, la mente siempre busca el rastro de lo que pone y se falsea con señuelos. Buscar a Dios u otras trascendencias es olvidar todos los límites con sentido del conocimiento; como dije, el sofista conceptuoso de Lichtenberg embuclado en sus términos límite, que al igual, arremetió contra el cálculo infinitesimal de Leibniz. Esas precauciones de Nietzsche las debieran entender los que quieren frivolizar sobre él y demuestran, por lo tanto, no comprenderlo.

    En cualquier caso, he de aclararle tres cosas sobre este tema:

    a) No extraigo de Schopenhauer el horror del hombre, sino el dolor del mundo sujeto a la voluntad. Que el hombre sea capaz de soportarse a sí mismo es una muestra de su valor ante el mundo. El mundo no tiene por qué ser ni bueno ni feliz, ni el hombre bueno ni malo (¿cómo no se ve con claridad el rastro formal de esa dicotomía que engloba y explica la una a la otra?).

    b) Como dije, es más acertado el término comprensión que compasión, pero no puede ser un medio del sujeto, sino un fin, probablemente, de la especie –así también lo sugiere Penrose-. Volvemos a la evolución, tema que trataré de comentar en otro aporte.

    c) Cuando comencé la lectura de El mundo como representación y voluntad temí que tuviese en mí el efecto que tuvo en Des Essenties, el personaje de Huysmans; fue todo lo contrario, sus efectos me hicieron más intuitivo y místico; de ningún modo me volvieron pesimista o nihilista; si acaso, me hicieron más meditador.

    Reciba un saludo
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 11/01/2008 a las 11:02

  4. #34
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    Predeterminado Re: Nietzsche y anomia

    Hola, Alberto. He leído sus aportaciones. Me parece que su preocupación principal es la superación de las limitaciones del superhombre, a saber, que el superhombre suene a egolatrismo y narcicismo. Mas esa interpretación, que no estoy seguro si es la suya pero otros que lo lean así pueden interpretar sus escritos, es incorrecta. El superhombre no es el hombre que tiene mucho poder político o económico, sino el hombre que supera las objeciones a su creatividad, como las condicionadas por la fe, la moral, filosofía, la ciencia, para asumir su destino, que no deja de envolver dolor y angustia, pero que no los usa como pretextos para resignarse y sí para actuar prescindiendo de condicionamientos, actuando más allá de los obstáculos condicionados por la fe, la moral, la ideología, la ciencia, la filosofía. El superhombre no envuelve narcicismo, sino al hombre que se descubre creador para crear su mundo, y ese mundo implica lo social, donde el ser humano, como decía Nietzsche, es capaz hasta de sufrir por sus enemigos, los sacerdotes (Also sprach Zaratustra). El superhombre de Nietzsche no niega la visión de la realidad existencial de Schopenhauer, pero no quiere que el ser humano se pierda en ella. Respecto a la dicotomía de lo bueno o lo malo, no tan sólo la veo sino que la acepto, y tanto Nietzsche como Schopenhauer así lo veían. Para ambos el mundo es fundamentalmente malo. Sin embargo, es Nietzsche, más que Schopenhauer, quien da mayores cuentas de ello, como al dar importancia al egoísmo, el sexo y la apropiada nutrición como necesidades prioritarias y benéficas para el ser humano respecto a todas las filosofías [especialmente las metafísicas teocéntricas, moralistas, mecanicistas o totalitarias] (Ecce Homo). No puedo de ninguna manera negar que la aplicación parcial o generalizada de determinadas ideas de Nietzsche sean contrarias, ya no tan sólo a la solidaridad social, sino al mismo ser humano. Eso se evita sabiendo que Nietzsche veía tanto al mundo como el ser humano como un eterno retorno de todas las cosas, es decir, se percataba que lo malo podía ser bueno en virtud de la dinámica biopsicológica y viceversa. Por lo cual si él aprueba el egoísmo, la envidia y otros sentimientos o conductas consideradas malas, lo hacía consciente de que estos sentimientos y conductas no tienden normalmente a ser estáticos en el ser humano. Estoy de acuerdo con usted en la importancia del otro, y creo que la cuestión del otro, que yo prefiero denominar sociedad, debe basarse más en cuestiones del compromiso o valoración que otorgo a ese otro o sociedad que me conduzca a abrir un puente entre mi yo y el otro o sociedad. Creo no he debatido todos sus puntos, pues creo mucho de lo que dice es correcto. Me place debatir con usted, como ha sido siempre.

  5. #35
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    Predeterminado Re: Nietzsche y anomia

    Séneca, es un placer contar con sus aportaciones. Tengo que lamentar que le haya sugerido que el superhombre fuese narcisista o ególatra, pues, claramente, es un error. Me temo que he podido confundir con mi alusión al lobo estepario.

    Hace unas semanas quise insistir en la importancia del efecto del otro diferenciándolo del de uno solo. Puse la analogía del lobo estepario de Hesse que tiene el valor de la propiedad. No es una estética, sino una forma de ética. Hace tiempo aclaré que no tienen cabida en mi discurso ni el bien ni el mal, así que se debe atender al problema y no a las palabras que uso. Si mira el inicio de este tema verá que mi interpretación de Nietzsche es creativa y superadora, en cierto modo responsable, suficiente para ella. Si la muerte de Dios es una profundísima desfundamentación, no veo cómo se hace entonces fundamento el narcisismo o la egolatría. Me imagino que alguien pueda ver así mis escritos, pero la filosofía requiere cierta interpretación.

    Si mi interpretación no es sugerida por el lobo estepario le agradecería me aclarase qué es lo que lo hace. De cualquier manera, pienso a Nietzsche desde mí, como a todos mis maestros, y me hago yo responsable de lo que escriba, no a los autores de lo que hablo. Para hacer justicia a Nietzsche lo mejor que se puede hacer es centrarse en sus obras y, cuando se tenga dificultades, recurrir a anotaciones críticas. Nietzsche es un pensador muy complejo y rico, con muchas lecturas posibles. A mí siempre me ha gustado verlo como una especie de inspiración. Hace meses dije que su filosofía era un revulsivo que podía ser peligroso en manos imprudentes, como tenemos la posibilidad de contemplar en un atrevido forista que nos deleita con su talante.

    La interpretación creativa de otros autores es parte de la labor filosófica. Es un error interpretar a la ligera lo que no se conoce y, lo normal, es que no tenga ningún interés. Curiosamente, he conocido a personas con poco nivel de estudios y enorme intuición que son pruebas de lo contrario. Mi interpretación no pretende ser una copia, sino algo distinto desde ello mismo. Sea como fuere, Nietzsche es un problema complejo sobre el que no pretendo frivolizar.

    La teoría del arte de Nietzsche es muy interesante y reclama mucho del artista, de forma similar a Wilde, pero no podemos buscar unos mandamientos cuando su filosofía es lo contrario. El límite que supone Nietzsche es tan grave que deja la casa medio en ruinas. Nuestra labor es reconstruirla.

    Saludos
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 14/01/2008 a las 05:47

  6. #36
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    Predeterminado Re: Nietzsche y anomia

    APORTE III

    “El error de los sociólogos biologicistas no es, pues, haber usado la analogía, sino haberla usado mal” (Durkheim de representaciones individuales y representaciones colectivas)

    En la cita de Durkheim señala un error muy común en cualquier discurso: la pretensión de conformidad. Un proyecto científico debiera ir dirigido a tentar sus verdades, a superar sus limitaciones y condiciones de verdad.

    La analogía biológica que usa Durkheim es la que él critica de Spencer. No hay problemas en dejar que una analogía determine un orden, pero debiéramos vigilar su cumplimiento para que no nos confunda.

    Las generalizaciones de ciertos modelos se achican cuando se las presiona y pone “en la cuerda floja”. Una vez que una verdad es desmontada debiera ser sustituida por otra mejor, no insistir en el ruido de fondo que dejó.

    El camino de la determinación de la solidaridad no es, como dije, una promoción de la colectividad y el amor entre los hombres; es distinto, de hecho, el mensaje de “La división del trabajo social” y “El suicidio” al de “La educación moral”. Este tema consiste en separar los momentos teóricos de los prácticos y conocer las limitaciones de los mismos, que han de ser su determinación. Lo tuvimos los dos claro con el problema kantiano y las dos enormes críticas –CR Pura y CR Práctica-. Ya insistí en otros temas acerca de la importancia de entender que son cosas distintas. El momento teórico está limitado a las condiciones de las que ha salido, es una fotografía plana, como diría Korzybski, “el mapa no es el territorio”. Siguiendo la filosofía de ese extraño pensador, la igualdad es hueca, vacía, tautológica; como diría Wittgenstein, carece de sentido.

    Es por ello que he defendido cierto pragmatismo, el de la seriedad filosófica de Peirce, similar a Nietzsche y Kant. La labor científica debe consistir en el desensimismamiento, pero se trata de un momento muy complejo. El pensamiento tiende a inundar sus fisuras con el efecto de la totalidad, y toma la parte por el todo. Esta totalidad no es cauta pues no atiende a la propia ideología que genera. Lamentablemente, gran parte de la crítica de cientificistas a filósofos viene de que olvidan todo el sentido de la filosofía, de la que se permiten hablar como auténticos sinvergüenzas. Este problema lo entendió Nietzsche claramente en relación a la moral, razón por la que defiendo que su pensamiento es moral. Supo que el dolor es irracional, pero se muestra mucho más coherente que la razón, no sabe ni mentir ni falsificar. En lugar de aceptar la limitación, el hombre la niega y se falsifica. El hombre en la moral se disuelve aceptando lo otro, lo no-suyo, por debilidad, menos física y más mental. El cinismo de su apreciado La Rochefoucauld pintaba al héroe como un cobarde oportunista que quiere convencernos de su fortaleza, cuando es sencillamente debilidad, la pulsión interesada del dolor; como decía Wilde, el enamorado es quien empieza engañándose a sí mismo y termina por engañar a los demás. Desgraciadamente, el momento extraordinariamente filosófico de Nietzsche ha sido no sólo malinterpretado, sino corrompido tendenciosamente. El desligue del autor y su obra es una dificultad para cabezas ligeras llenas de los prejuicios con los que comercian.

    Hace muchos años, mientras leía Fausto, la obra de Goethe, me cautivó la imagen de Mefistófeles exigiendo la firma de Fausto en el contrato por su servicio. Exigía una responsabilidad que él mismo no estaría dispuesto a satisfacer. ¿Por qué han de juzgar el tamaño de la obra por lo pequeño del autor? La contradicción es una incompatibilidad entre ciertas determinaciones, esas y sólo esas, el resto es una limitación a priori de la intuición que no se sabe a sí. Este asunto fue abierto en un tema de hace meses por quien no lo comprendió. Irónicamente, se me censuró por relacionar a Hegel con la física moderna cuando ese filósofo absurdo es tan incompatible con la lógica como lo que sucede más allá de nuestra capacidad directa de intuición. En último término, esperamos ser racionales, mas no por ello lo somos.

    El hombre que se ha deshecho en la moral está a sus expectativas, entregó su propiedad al otro y se hizo entonces distinto, prefiere ser siervo antes que señor. No se acepta porque no se hace cargo de una debilidad acostumbrada a la tontería y la ñoñez. No sabe si no reconocerse, no como él puro, sino su psicológico recuerdo levantado en su escondite de no aceptación.
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 14/01/2008 a las 07:11

  7. #37
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    Predeterminado Re: Nietzsche y anomia

    Nos hemos desviado del sentido original de la anomia, creo que para bien, pues seguimos comentando a grandes pensadores como Nietzsche y Schopenhauer. De ninguna manera, creo que los autores se agoten, al menos ciertos autores; como dije hace tiempo emulando a Wilde: más que agotarse muestran el agotamiento de quienes no ven nada en ellos.

    La anomia como efecto de la falta de normas me parece un diagnóstico torpe. La determinación del fenómeno social no puede ser recompuesta desde una simple causalidad social, pues influyen muchas variables. Como dije en un tema sobre ello, mejor que causalidad, función; mejor que momento, proceso.

    El esquema de la comprensión trata de dar cuenta del aspecto racional e irracional. La recomposición de las situaciones en sus justificaciones cuadra la orientación del sentido de los actores con el de su comprensión. Podemos reproducir las situaciones desde un esquema racional y, a su vez, irracional. Lamentablemente, hay quienes insisten en la crítica a la etnometodologia sin dar una ligera prueba de que sepan qué es, sólo trascriben lo que piensan otros, también muy discutible. Como dije hace tiempo, este esquema, que yo extraje de Weber, se propuso como lógica situacional por Popper, siendo el mismo que el de Weber. Lo peor de todo, es que Popper hacía en aquella obra -La miseria del historicismo- una crítica a la comprensión sin mencionar la lógica de Weber, que era deudora del espíritu irracional de Schopenhauer en la recomposición por estímulos y motivos.

    Veo fértil la anomia como el reverso de la solidaridad, es decir, en vez de ver qué nos une o nos separa –en un todo son lo mismo-, qué rompe esa posibilidad causando el extravío. Esa falta de sentido es la ruptura de unión significativa y su consiguiente estado “en el vacío”. Yo no interpreté la anomia como la falta de normas, sino como el efecto de no formar parte del proceso de acción social. Por ello los casados tenían menor propensión al suicidio, al desarreglo y la falta de salud. Como dije, el suicidio u otro fenómeno, es un efecto social; atribuirle causas como la anomia –falta de normas- puede sacar una lectura moralizante y traidora de la realidad.

    Fenómenos como la delincuencia o la pobreza –si se consideran fruto de la anomia- debieran, en primer grado, problematizarse desde una compleja relación social. Recuerdo una tesis sobre la delincuencia y la inmigración que hizo una hermana mía. Extrañamente, la tesis logró la aprobación del tribunal, algo que yo nunca entendí. Su hipótesis era que no había relación, ¡pero sí la había!. Pasados los años pude acceder a información policial que hacía cierta su hipótesis e indicaba dónde estaba su error: en la simplificación causal. Sí había relación, pero no era la que parecía. La inmigración como tal era un tipo que requería urgentes diferenciaciones.

    Los estudios de mi mujer sobre la pobreza siempre han hecho eso, desmitificar las relaciones causales. De hecho, el estado de anomia era un tipo ideal al que el pobre finalmente se adaptaba. La anomia no era simplemente un efecto, sino más bien una determinación. La percepción de la pobreza entre diferentes colectivos estaba mucho más relacionada con la expectativa grupal que con un tipo de discurso racional. La expectativa racional que defienden algunos era falsa a la luz del análisis del discurso desde una semiótica no arbitraria.

  8. #38
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    Predeterminado Re: Nietzsche y anomia

    Alberto, la verdad es que no tan sólo la filosofía de Nietzsche se presta a múltiples interpretaciones, sino cualquier escrito elaborado, que sea ambiguo o se haya salido del contexto del autor por modificaciones de la cosmovisión en la historia o por un deliberado intento de jugar con el texto para fines literarios como han hecho muchos escritores. Yo he hablado de la interpretación de Nietzsche luego de haber leído sus libros, y de haber leído a algunos buenos críticos de su texto, pero sobre todo tengo la ventaja de haber estudiado primero a Schopenhaer que a Nietzsche, lo que me ha servido para entender la filosofía de Nietzsche en cierto sentido como superación y crítica de Schopenhauer y el cristianismo, y de ahí la crítica y descalificación de los grandes filósofos alemanes y del positivismo que pretende sustituir religión por ciencia. No conozco qué criterios le llevan alas interpretaciones que usted da, Alberto, fuera de su propia arbitrariedad. Pero si uno de los debatientes se considera infalible, entonces no creo que haya nada que se pueda debatir. Porque el propósito de un debate no se reduce a juzgar los argumentos y criterios del debatiente o debatientes sino ayudar a comprenderlos y así llegar a establecer las posibilidades de que determinados criterios y argumentos sean más aproximados al contexto de unas ideas. Si se quiere imponer unos criterios y unas interpretaciones en vez de dar evidencias de su validez, entonces el debate no sirve porque los criterios y las interpretaciones terminan dogmatizadas. No niego que hayan problemáticas que se deriven de la filosofía de Nietzsche, incluso negativas, pero considero que en realidad la mera existencia de la humanidad es un problema para este mundo, pues el ser humano, al carecer de instintos, debe crear sus propios programas que se adapten a su habitat, que no es natural como el de todas las especies no domesticadas por el ser humano (que nacen con programas para adaptarse a su habitat natural), sino social, y en el que cualquier convulsión social, ya sea a escala microsocial, como por ejemplo un divorcio en una una pareja con hijos adolescentes, o macrosocial, como una recesión, abren las puertas a numerosas variables al estudio de problemáticas sociales y a los intentos de interpretaciones reduccionistas de estos fenómenos sociales o por el contrario atomistas, en los cuales el investigador social debe tratar de buscar un enfoque, o por el contrario quedaría atrapado en un laberinto como el del Minotauro de Creta. En fin, ni la solidaridad social ni la anomia son absolutos o estáticos: en uno se suele encontrar las semillas del otro. Si se desea debatir con dogmatismo, es recomendable que se haga como el sabio misántropo Timón el ateniense y se retire a vagar a su desierto.

  9. #39
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    Predeterminado Re: Nietzsche y anomia

    Séneca, algo de lo que he escrito ha sugerido una diferencia radical que usted llama dogmatismo. Si soy dogmático y quiero imponer mis criterios éste es un excelente lugar para denunciarlo. No sé qué lo ha llevado a pensar en términos de dogmatismo, pero sinceramente me gustaría conocerlos porque me gustaría corregirlos.

    De ninguna manera me considero infalible. Usted ha confesado sus dos años con Nietzsche mucho más respetables que las dos horas de Pompilio. Ha demostrado conocer bien a dos maestros míos fundamentales, Schopenhauer y Durkheim. No conozco su relación con ellos pero le voy a contar rápidamente la mía.

    Tras unos años dedicados a la literatura decidí recuperar de mano de Arthur Schopenhauer la filosofía que había abandonado. Como le sucedió a Nietzsche, decidí hacerme con todo lo que hubiese escrito. Su influencia en mí fue tremenda.

    Conocí a Durkheim por la relación de familiares míos con la sociología. Una idea que me venía rondando por la cabeza la había plasmado él con acierto: la moral surge naturalmente. Cuando leí “La división del trabajo social” –segunda obra que leí suya- decidí dejar todas mis lecturas a un lado y dedicarme por un tiempo sólo a las suyas.

    Tal vez parezca que critico a Nietzsche. Para mí es como un viejo amigo. Salvo que mi relación con Hegel fue algo más temprana, Nietzsche es el maestro con quien más años llevo en buena sintonía –casi veinte-. Contrariamente al caso de Nietzsche, retomar las obras de Hegel me llevó a oponerme frontalmente a él, pero sigo usando cosas suyas.

    No sé si es un problema que veamos la anomia de manera diferente. Usted defiende la visión de Durkheim que busca preservar lo social, la visión considerada conservadora; yo, por el contrario, defiendo el enfoque creativo, no en un sentido artístico, sino moral. Las síntesis sociales las extraigo de Durkheim, que llamo irracionales. Usted me dijo que “Durkheim hablaba de manera irracional para su época sobre la solidaridad social al considerar el crimen como necesario no solamente socialmente sino para mantener la solidaridad social, aunque solamente cuando el crimen no sobrepasara las fortalezas del sistema jurídico y por ende la solidaridad social”. La sociedad como un todo es una conclusión de las síntesis sociales. Son diferentes expresiones de una misma cosa.

    Al igual que las síntesis son irracionales -lo son al tener siempre un elemento ciego- también son racionales. Aunque es un proceso incompleto por definición busca su completud. Es decir, la ciencia no es ignorancia; pero en ocasiones no hace filosofía de sí misma. Esta idea la ha explicado usted maravillosamente diciendo “la mera existencia de la humanidad es un problema para este mundo”.

    Usted es perito social y conoce más de cerca ciertas problemáticas. A mí me interesa la teoría sociológica y la filosofía. En efecto, mis interpretaciones no sólo son arbitrarias sino en muchas ocasiones malinterpretaciones. No rindo respeto infinito a nadie. Es decir, Durkheim nunca dijo que la anomia fuese el reverso de la solidaridad, eso lo digo yo. El significado social, que en mi opinión es lo que se rompe, tiene un origen y una dirección. La configuración de lo social es un problema complejo que puede ser recompuesto con cierto nivel de validez y representabilidad. El eterno retorno no anula las cosas, en verdad, pero eso mismo se da con todo, incluso con él.

    Pero, fíjese en algo. Releyendo una obra de Rawls me topé con una cita sobre una crítica a Durkheim y la integración social y personal. Los valores se crean por el sentimiento moral despertado, una forma propia de respeto –y sujeción-. El acoplamiento entre las formas propias y las ajenas es un principio de solidaridad que es el argumento en contra de la teoría darwinista de Nietzsche –que es un sentido creativo, pero parece que falso-. Desde la influencia de lo colectivo se configuran las posibilidades de lo personal. No es uno u otro, son los dos de distintas maneras. Eso se da en las síntesis. Puede ser que descubramos su orden algún día, como querría Pompilio –hasta entonces no hará sino anticipar no sabe bien qué (ciencia, ciencia, ciencia, … )-. Hasta ahora tenemos racionalidad e irracionalidad, no sólo como medio sino como último fin, el objeto de la voluntad. Como soy menos pesimista que Schopenhauer, ese fin es un significado no sólo dirigido a eliminar el dolor, sino a situarme en el mundo. Aunque situarse en el mundo sea, sin duda, una forma de expresión del dolor tiene un significado propio, es una condición de la relación con el mundo. Ni bueno ni malo, es el mundo.

    Séneca, lamento que pueda haber dicho algo que lo haya molestado y no haga posible el debate. Si decide seguir participando a*****é con gusto sus aportaciones.

    Reciba un saludo
    Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 15/01/2008 a las 09:14

  10. #40
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    Predeterminado Re: Nietzsche y anomia

    Facilito una serie de investigaciones relacionas con el tema:.

    La generosidad es un comportamiento genético [url]http://www.tendencias21.net/La-generosidad-es-un-comportamiento-genetico_a1971.html[/url]

    Las emociones negativas impulsan el consumo de tabaco y cannabis
    [url]http://www.tendencias21.net/Las-emociones-negativas-impulsan-el-consumo-de-tabaco-y-cannabis_a1881.html[/url]

    Las enfermedades podrían ser el reflejo codificado de un estrés psíquico
    [url]http://www.tendencias21.net/Las-enfermedades-podrian-ser-el-reflejo-codificado-de-un-estres-psiquico_a1950.html[/url]

    El rumor influye más que los hechos en la formación de una reputación [url]http://www.tendencias21.net/El-rumor-influye-mas-que-los-hechos-en-la-formacion-de-una-reputacion_a1864.html[/url]

    Un estudio genético explica la deficiencia en la salud de las personas solitarias
    [url]http://www.tendencias21.net/Un-estudio-genetico-explica-la-deficiencia-en-la-salud-de-las-personas-solitarias_a1770.html[/url]

    La soledad enferma al corazón
    [url]http://www.webzinemaker.com/admi/m6/page.php3?num_web=1604&rubr=3&id=38468[/url]

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