Para alguien que me pidió una ayudita... espero le satisfaga.
La obediencia, como concepto genérico, no es más que el acatamiento, cumplimiento u observancia de una orden dada por un superior. Hay quienes obedecen sin examinar los motivos o razones de quien manda (miedo e ignorancia) y quienes obedecen motivados por una circunstancia de responsabilidad (respeto y conciencia).
El miedo parte del temor al castigo, el respeto parte de la responsabilidad y la consideración. El miedo se enseña con amenazas y bajo coacción, el respeto con acciones y ejemplos, explicando los por qué de las cosas, las consecuencias. El miedo es una rebeldía angustiosa del valor por un riesgo o daño real o imaginario. Implica recelo o aprensión a alguien (en este caso los padres) y está fundamentado en el temor al castigo o a la desaprobación con respuesta violenta, de palabra o de hecho. El respeto viene de la veneración (entendida como fidelidad o lealtad) del acatamiento que se hace a alguien. En éste hay miramiento, consideración y deferencia. El miedo dura por momentos, es puntual y puede llegar a no funcionar a la larga. El respeto dura para siempre y siempre se puede apelar a él con resultados óptimos. Con el miedo se enseña a llevar cadenas, a través del respeto, enseñas libertad. Con el miedo enseñas preocupación, con el respeto enseñas ocupación. El miedo funciona a través del chantaje y el chantaje es imposición, amenaza. El respeto funciona a través de la educación y la educación es sabiduría y cultura. El miedo puede desencadenar mentira, el respeto no la acepta.
Cuando nos referimos a la obediencia que esperamos de nuestros hijos, lo más sensato es enseñarla a través de la responsabilidad y del ejemplo. Mostrarle las consecuencias, fundamentalmente para sí mismos, de lo que toda acción deja como resultado, es el camino más seguro de crear responsabilidad. Cuando le enseño a mi hijo que re***** su cuarto le ayuda a organizarse mejor, le estoy dando herramientas para entender que su cabeza es su casa principal, así como tienes tu cuarto está tu cabeza jeje, esto siempre da buenos resultados y además, le agrega la dosis de consideración hacia la persona encargada de la crianza, puesto que enseña respeto hacia los sentimientos de ésta. Así mismo con la educación. Indicarle a los hijos que la educación que reciben es para su propio bienestar, es enseñarle responsabilidad hacia ellos mismo. Incluso si no se tiene una carrera Universitaria, se les puede infundir esta obligación como un derecho que a la vez redundará en un privilegio, ya que la educación da libertad de acción y de toma de decisión. Cuando hemos basado la educación de los hijos bajo la responsabilidad, generalmente observaremos buenas calificaciones. Si por el contrario se lo trabajamos a través del miedo al castigo o a través de lo mal que yo me voy a sentir por tus malas calificaciones, estamos trabajando el miedo y el chantaje, y estos siempre darán a la larga resultados negativos e irresponsabilidad devenida por cansancio. Cuando trabajamos el respeto, el halago será siempre una gratificación que fungirá como premio y que motivará la autoestima elevada. Cuando trabajamos el miedo, el chantaje hará su trabajo en la autoestima baja. El miedo crea seres mediocres, la responsabilidad seres exitosos. Por esto, hay que tener mucho cuidado en cómo damos las pautas en lo que a educación en general se refiere, muchas veces podemos sin querer infligir miedo creyendo que estamos enseñando responsabilidad o en el afán de esperar obediencia, es muy delgada la línea y tiene mucho que ver con la forma en cómo fuimos educados. La consecuencia de la responsabilidad siempre dará como resultados el arrojo, la confianza, el equilibrio y la valentía, mientras que las consecuencias del chantaje o el miedo, siempre dará como resultado la inseguridad, el recelo, la desconfianza y el temor. Si queremos hijos considerados, responsables y respetuosos, el diálogo y el ejemplo serán las mejores herramientas.
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