Un dilema trinitario
“¿Como pudo tener fe Jesús? Él es Dios; sabe y ve todas las cosas sin depender de nadie. Ahora bien, la fe consiste precisamente en depender de otro ser y admitir lo que no se ve; por lo tanto, está excluida la posibilidad de que Jesús-Dios tuviera fe.” Eso dice un teologo.
La cuestión de la fe de Jesús es en realidad un enigma para los teólogos católicos, protestantes y ortodoxos que creen en la Trinidad como “el misterio central de la fe y de la vida cristiana”. Ahora bien, no todos niegan que Jesús tuviera fe. Clerigos han afirmado que “es imposible no reconocer que Jesús tuvo fe”, aun cuando admite que es una “paradoja” a la luz de la doctrina de la Trinidad.
Puede verse a las claras que que siendo verdadero Dios y "verdadero hombre", Cristo no puede creer en sí mismo. La fe, biblicamente hablando, consiste en creer en otro ser, no creer en uno mismo. El obstáculo para reconocer la fe de Jesús es, pues, el dogma de la Trinidad, ya que los dos conceptos son claramente contradictorios.
Jesús era un hombre de oración. Oró en todo momento: cuando fue bautizado (Lucas 3:21), toda la noche antes de es***** a sus doce apóstoles (Lucas 6:12, 13) y antes de su transfiguración milagrosa en la montaña, con los apóstoles Pedro, Juan y Santiago. (Lucas 9:28, 29.) Estaba orando cuando uno de los discípulos le pidió: “Enséñanos a orar”, y entonces les enseñó la oración del padrenuestro. (Lucas 11:1-4; Mateo 6:9-13.) Oraba solo y durante largo rato temprano por la mañana (Marcos 1:35-39); al atardecer, en una montaña, después de despedir a sus discípulos (Marcos 6:45, 46); con sus discípulos y por sus discípulos. (Lucas 22:32; Juan 17:1-26.) Sí, la oración fue una parte importante de la vida de Jesús.
Oró antes de ejecutar milagros; por ejemplo, antes de resucitar a su amigo Lázaro: “Padre, te doy gracias porque me has oído. Cierto, yo sabía que siempre me oyes; pero a causa de la muchedumbre que está de pie en derredor hablé, a fin de que crean que tú me has enviado”. (Juan 11:41, 42.) La certeza de que su Padre contestaría aquella oración indica la fuerza de su fe. Esta relación entre la oración a Dios y su fe en él se evidencia en lo que dijo a sus discípulos: “Todas las cosas que oran y piden, tengan fe en que pueden darse por recibidas”. (Marcos 11:24.)
Si Jesús no tenía fe, ¿por qué oró a Dios? La doctrina no bíblica de la Trinidad (de que Jesús era hombre y Dios al mismo tiempo), que enseña la cristiandad, oscurece el mensaje de la Biblia. Impide que la gente entienda la sencillez y la fuerza de esta. ¿A quién invocó el hombre Jesús? ¿A sí mismo? ¿No sabía que era Dios? Y si era Dios y lo sabía, ¿por qué oró?
Las oraciones que Jesús pronunció el último día de su vida terrestre nos permiten entender con más profundidad la fe firme que tenía en su Padre celestial. Pidió con esperanza y seguridad: “Así que ahora, Padre, glorifícame al lado de ti mismo con la gloria que tenía al lado de ti antes que el mundo fuera”. (Juan 17:5.)
La noche que estuvo en el jardín de Getsemaní, en el monte de los Olivos, sabía que sus pruebas más difíciles y su muerte eran inminentes, por lo que “comenzó a contristarse y a perturbarse en gran manera”, y dijo: “Mi alma está hondamente contristada, hasta la muerte”. (Mateo 26:36-38.) Luego se arrodilló y oró: “Padre, si deseas, remueve de mí esta copa. Sin embargo, que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya”. Entonces “se le apareció un ángel del cielo y lo fortaleció”. Dios escuchó su oración. Debido a la intensidad de sus emociones y la severidad de la prueba, “su sudor se hizo como gotas de sangre que caían al suelo”. (Lucas 22:42-44.)
Las súplicas, la obediencia, el sufrimiento, las pruebas, la fidelidad y el temor piadoso atestiguan que Jesús tenía una fe completa en Dios. Está claro entonces que no era "Dios Hijo", como afirma la doctrina de la Trinidad.
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