Exactamente, es un sentimiento que no cabe en ningún concepto. La idea de la libertad se ha sacado de un modelo metafísico en donde nada pesaba; y para el hombre todo pesa.
Hace años leí una obra de Russell en la que decía que el problema del libre arbitrio era una cuestión pragmática. Decía que no importaba que la libertad existiese si se podía actuar libremente. El pragmatismo vulgar de Russell se da porque las cuestiones éticas y morales no se pueden pensar con matemáticas y lógica en la cabeza. La moral es una cuestión de proximidad y no de lógica, es cuestión de que las representaciones se precipitan más rápido que su posible conciencia. Es decir, decide porque ya no hay tiempo ni sitio para pensar más; ya no caben.
Pónganse a correr y díganse “por muy cansado que esté voy a seguir corriendo siempre un pasito más”, y terminarán por los suelos desfallecidos y sin poder correr más y sin ese pasito de libertad; los pasos son los que pueden dar y no los que piensan que pueden dar.
Por supuesto que hay una voluntad, pero no es libre; fue una calamidad de filósofos que buscaban una razón moral metafísica.
El hombre lleva cierto retardo con respecto a su representación; y no es algo para lo que haya una intución clara. Lo pueden comprobar con sofisticados aparatos de medición capaces de medir tiempos menores a los de su mente, o con síntesis teóricas, y los aparatos son idiotas y no saben pensar síntesis teóricas.
Una cosa es la conciencia, lo que algo tarda en darse desde una identidad lógica; y otra cosa es lo relativo a la fisiología de la consciencia, lo que el cerebro tarda en gestionar las cosas por ustedes(*). Las dos se ven a sí mismas históricamente y tienen un margen de elección de una identidad histórica sujeta a una incertidumbre; no pertenece a una filosofía de la historia cierta, el llamado historicismo. No obstante, la consciencia es más lenta que la conciencia; está más retardada y es determinada. Con los aparatos de medición sólo van a poder comprobar que para que se prodruzca la consciencia hace falta una densidad fisiológica de la que la lógica es independiente. Aprenden cosas porque ustedes las pueden aprender, cualquiera de ustedes, y no sólo el que las piensa.
Todos podemos decir “si quiero levantarme me levantaré”; ahora bien, ¿qué tendría que pasar para que dejasen de pensar que son los dueños de ustedes mismos?. Ustedes no son simétricos con ustedes mismos; si así fuese no serían más que una coexistencia de historicidad ajena que hacen propia en una precipitación historicista.
El problema ético de la identidad moral es una posibilidad, no una determinación moral a priori; es incierta y no es a priori. Todo lo que es a priori supone un grado amplio de confianza, lo que es falso porque la confianza es un sentimiento y no un concepto. Hacen del futuro una certidumbre subjetiva, una imposibilidad lógica.
(*). Insisto en que la conciencia no es como la consciencia. Una es una unidad lógica del conocimiento, la conciencia (vg. este palito que conozco); y la otra es una unidad psicológica, la consciencia (vg. esta pierna que me pica).
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