estos ayat del noble coran hablan de los incrédulos :
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99- Y desde la edificación de la barrera, los Gog y Magog permanecieron detrás, confundidos, y su maldad para con los demás se volvió inoperante y cuando la trompeta suene el Día de la Resurrección, serán congregados todos los humanos para ser juzgados y recompensados o castigados según su comportamiento en la vida.
100- En ese día Dios expondrá el Infierno ante los incrédulos que entrarán en él espantados.
101- Por haber sido sus ojos en la vida mundanal incapaces de observar, con la clarividencia debida, las evidencias de Dios como si estuviesen velados; y en su extravío fueron incapaces de oír la voz de la verdad como si fuesen sordos.
103- ¡Mensajero! Di a esos incrédulos: ¿Queréis que os informe de quiénes son los más desmerecidos por su obrar y que serán privados de la recompensa?
104- Aquellos cuyas obras fueron malogradas en la vida por su mala fe, aun cuando hayan creído que practicaron el bien.
105- Estos son quienes descreyeron de las evidencias de la potestad de Dios, y negaron la Resurrección y el Juicio Final, y cuyas obras en la vida se malograron y, por ende, merecerán en la Resurrección la humillación y el desprecio, por no haber hecho nada que valga.
106- Lo explicitado y elucidado en cuanto a esos incrédulos y lo referente al castigo del fuego que les azotará, lo merecieron por haberse burlado de las evidencias que hemos revelado y de los Mensajeros que hemos enviado.
107- Mas ciertamente quienes creyeron en la fe e hicieron el bien serán su recompensa los jardines del Paraíso, en donde morarán,
108- y en donde gozarán eternamente de las mercedes, y no querrán otra morada.
109- ¡Mensajero!, di: La omnisciencia de Dios es tan ilimitada que si el mar fuera tinta para describirla, se agotaría el mar y otro mar como él sin poder describir la obra de Dios y sus palabras.
110- ¡Mensajero!, di a los humanos: Soy tan sólo un humano mortal como vosotros, enviado a vosotros para enseñaros lo que me enseñó Dios. ¡Se me reveló que vuestro Señor es un solo Dios sin ningún copartícipe; así pues, aquel que anhela encontrar a Dios y merecer su recompensa, que practique el bien y que no le asocie ningún copartícipe en su adoración.
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