Quizás aún recorra los caminos
padreando por ahí algún dolor
de esos que quedaron huérfanos.
Me dijeron que aún respiraba
cuando del corazón le arrancaron el alma
herida de años culpables.
El Poeta era su nombre,
su cruz y su bendición,
de lágrimas forjada su estirpe,
sus ojos hijos del dolor.
De nada habrá servido su muerte;
allá, por algún rincón olvidado
de ese infierno que llamaba tierra;
más que para su propia redención.
Poeta ¿aún te retuerces
agonizante en tu dolor?
¿O ha llegado el ángel piadoso
con una lanza de perdón?
Recuerdo tu frenética carrera
tras las musas, hasta el final,
en verdad ¡cuánto deseabas
terminar con tu penar!
Ahora al fin debes reposar
tu cabeza cansada en algún lugar
de ese cielo que llamas tierra
y del que no quieres despertar.
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