Las ideas no pueden ser "memorizadas" si no están "unidas" a una sensación, a una imagen o a un método, porque son "razonamientos lógicos inconsistentes". No guardamos en la memoria la ecuación 2+2 = 4, sino la manera de resolver esa ecuación y el valor de las imágenes "2" ó "4", es decir, el método y la imagen de las cifras.
Por tanto lo que guardamos en la experiencia son sensaciones, imágenes y métodos para razonar sobre las cosas que vemos o sentimos. Cuando sentimos algo y lo reconocemos quiere decir que de ese algo solo guardábamos su "apariencia" o "parecido", guardado en su sensación o imagen, pero que es necesario volver a concebir como nueva idea, "re-conocerla" con la ayuda de un "método razonable".
Cuando sentimos o vemos algo de lo que no tenemos "experiencia", sólo guardamos su imagen o sensación, sin que "tengamos ni idea de qué es". Con el tiempo encontraremos la "relación o parentesco" de la cosa imaginada o sentida y podremos llegar a concebirla plenamente como idea por su relación ontológica con las ideas ya reconocidas, pasando a formar parte de nuestra "experiencia consciente".
Esta diferencia la definió Platón como la "doxa" (experiencia inconsciente u opinión) y la "epísteme", experiencia consciente, o conocimiento propiamente dicho.
Jaime Desprée
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