Como dijo Emeric, se les ha advertido sobre el intercambio de opiniones fuertes entre ustedes en diferentes threads del foro. Alberto no quiero empezar a cerrar temas que se desvirtuan por agresiones y diferencias que al resto de los foreros no les compete. Es la última advertencia que hago pública, luego de esto me veré en la obligación de hacer valer el reglamento sin reparos, pero repito: no quiero tener que cerrar temas ni sancionar a nadie por esto.
Acila, no pienso tolerar que usted borre mensajes míos sobre los que no le he dado ningún poder. ¿Desde cuándo un moderador puede borrar la aclaración de un forista sobre la cuestión conflictiva de un tema que abrió ese mismo forista? Y permítame señalar que debe ser la gente que lee el foro la que elija si una diferencia tiene interés o no.
Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 05/03/2012 a las 13:47
Hola
No he leído completamente el tema, pero creo que ustedes dos deben hacer las paces.
Amistad sobre todo.
Cuando originalmente abrí este tema no tenía en mente otra cosa que echar un poco de agua al fuego.
Los platos rotos, como irónicamente los llamaba dragonfly, eran gran parte del interés de las discusiones que mantuve con Pompilio. Independientemente de lo que se rompiese, quedaba el debate y, principalmente, lo debatido.
El filósofo se hace preguntas y estudia respuestas. A mí me interesan sobre todo las preguntas. Las respuestas le interesan a un administrador de la filosofía.
Aunque dedique sobradamente mis esfuerzos y mi tiempo a las cuestiones que estudio, las cuestiones que estudia la filosofía, no se pueden comparar al esfuerzo que hago para pensar y dar con los brotes de la filosofía. Pensar y criticarse a uno mismo es algo, el menos para mí, muy lento y muy poco simpático.
Las posiciones del Pompilio y la mía chocaban mucho, pero no veo interés a las discusiones particulares; los sujetos involucrados y sus afirmaciones personales son un detalle menor.
Reconozco que algunas críticas que le hice fueron excesivas. Como él me decía: “puedo admitir críticas a lo escrito, pero no del tipo que todo esté mal”.
Yo creo que el primer objeto criticado debe ser uno mismo; Pompilio, por el contrario, jamás cuestionó la propiedad, algo que yo hago sistemáticamente.
No me voy a echar atrás en esa postura porque el cuestionamiento es, para mí, algo primordial que debe acompañar al filósofo allá donde vaya. Cuando hablo de verdad, por ejemplo, siempre lo acompaño de la cuestión de su negatividad, ya sea explícitamente en forma de su posible contradicción, ya sea en forma de alguna cuestión pendiente a la que, tarde o temprano, siempre vuelvo.
A este respecto, puedo afirmar que la mayor parte de lo que haya escrito sobre cuestiones filosóficas son las cuestiones constantes que discuto. La mayor parte de ellas son discusiones de cuestiones de otros a las que me opongo por alguna razón; la mayor parte del resto son cuestiones en deuda con la primera crítica; la tercera crítica son lo que se me ocurre a mí, como diría Elvis, cuestiones de una intuición propia y mágica. He de decir que, por lo común, no son otra cosa que extravagancias especulativas. Cuando las leo con el tiempo siempre sé que eran, como digo, extravagancias faltas de crítica.
Elvis, he de subrayar que la crítica de las ideas es crítica de las ideas, no de quién sean.
¿Y no crees que la idea del pensamiento de alguien es demasiado psicológica, demasiado leve como para dar cabida a la densidad que permita que en la idea psicológica haya una idea problemática?
Última edición por ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO; 10/03/2012 a las 05:49
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