"Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él TODOS VIVEN".
- Jesucristo, Lucas 20:38.
Y eso incluye a Abraham, a Isaac y a Jacob, (v. 37), así como a todos los creyentes que han muerto.
Están muertos con respecto a nosotros, los que estamos vivos. Pero para Dios TODOS VIVEN (estén vivos, o estén muertos). Lo cual echa por tierra la falsa doctrina de la "mortalidad" del alma (o del espíritu) humanos.
Marcadores