Pretender, ahora todo es pretender
Pretendo; ahora todo es pretender,
todo se trata de finjir que no pasa nada,
se trata de hacer borrón y cuenta nueva,
de machacar el corazón bien chiquitito
y servirlo de tentenpié a los buitres.
Sí, señoras y señores, comienza la función,
la dama de las mil máscaras sale a escena,
con su maquillaje retocado,
más oscuro que nunca y definido
como una serpiente que rodea sus ojos.
No es difícil finjir la dicha,
lanzar unas cuantas sonrisas a diestra y siniestra,
lanzarlas a mansalva a ver a quién le tocan,
es cuestión de maniatar al alma
y ponerle una mordaza de acero.
Finjir es un arte de los inamados,
un hilado fino del dolor permanente
que nos ahoga a los hermanos de la sombra,
que nos une y nos afianza al mundo
que nos odia con cadenas oxidadas.
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