Meditando mucho, he visto que las vaginas tienen mucho de divinidad.
En ciertas culturas, se veneran a diosas cuyos atributos sexuales son exagerados (esteatopigia), como por ejemplo, la Venus de Willendorf.
En otras religiones, como el Hinduismo, se veneran los penes como auténticos dioses, algunos os sonaran por la película de Indiana Jones "En el templo maldito", donde unos fieles a la diosa de la muerte Khali, roban de un poblado un Shiva-Lingam (pene de Shiva).
Los cultos que incluyen rituales sexuales tampoco son escasos.
Los druidas practicaban relaciones sexuales (hombre y mujer druidas) sobre un altar, como una ofrenda a la diosa Tierra.
Ustedes, queridos lectores, dirán ¿Pero qué diablos tiene que ver una vagina o un pene con los dioses?
Pues tiene muchos puntos en común.
·Tanto el pene (origen de la vida) y la vagina (dadora de la vida) corresponden al ideal de que Dios (o los dioses) crearon la vida.
Lo cual, es bastante cierto, y no hace falta tener fe para verlo.
· Durante la cópula, alcanzas un éxtasis o experiencia mística, al igual que pasa con otros dioses/as, solo que sin tomar drogas (como hacía la buena de Santa Teresa de Jesús y otros místicos) y de hecho, muchos/as gritan durante tal acto: "Dios, Dios"
·La vagina y el pene también hacen milagros, pues ¿qué mejor milagro que la vida humana que dan?
En resumen: Las vaginas y los penes son tan divinos o más que los dioses griegos o Jehová, así que ya es hora de que reivindiquemos a nuestros dioses y diosas.
¡Viva el paganismo!
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