Iniciado por
Oscar Javier
A veces se acusa al apóstol Pablo de misoginia, es decir, aversión u odio a las mujeres, o repulsión por la sociabilidad con ellas. Es cierto que fue Pablo quien insistió en que las mujeres se mantuvieran en su debido lugar en la congregación cristiana. Normalmente no habían de enseñar en las reuniones de la congregación. (1 Corintios 14:33-35.) Si una cristiana hablaba en una reunión porque no había un varón cristiano presente o porque profetizaba impelida por el espíritu santo, se requería que ella se cubriera la cabeza. La cubierta que usaba era “una señal de autoridad”, una prueba visible de que la mujer reconocía el arreglo divino de la jefatura. (1 Corintios 11:3-6, 10.) Parece que a Pablo se le hizo necesario recordar a los cristianos primitivos aquellos principios teocráticos para que ‘todas las cosas se efectuaran decentemente’ en las reuniones de la congregación. (1 Corintios 14:40.)
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