Kant fue citado en el apunte anterior, para averiguar algo más sobre el carácter indeterminado de nuestras acciones, que está esencialmente relacionado con el apunte que se hizo de Wittgenstein.
El problema que supone para nuestro conocimiento estriba en la raíz lógica del mismo, pues la razón es afirmativa, y los conceptos no incluyen todas sus funciones de validez. Esto en términos de libertad significa que generalizamos la libertad a partir de las posibilidades a las que la asociamos; el resto, o el contenido sin conocer de la generalización, es ignorado, pero supuesto afirmativamente, como hemos dicho le es propio a la razón. Sobre esto mismo es el problema del en abstracto, que es vacío. Y así llegamos a otro gran lugar relacionado con mi reflexión sobre la libertad, la responsabilidad.
La responsabilidad es un sentimiento ético relacionado con la esperanza hacia nuestra respuesta, ya sea para los otros, ya para nosotros. La responsabilidad, convertida en carácter de conocimiento, se eleva como un orgulloso “yo puedo”, en el sentido ético, o simplemente como identidad causal, también establecida como carácter de conocimiento a través de la experiencia de la identidad personal.
El carácter de responsabilidad de nuestras acciones se desarrolla sobre una realidad empírica y no trascendental o abstracta, que viene a ser el lugar de la libertad.