III.
Al igual que hemos hecho retroceder a la identidad o al sujeto a su rol, sólo nos interesa lo que podamos conocer del mismo.
“La libertad de la voluntad consiste en que las acciones futuras no pueden conocerse ahora. Sólo podríamos conocerlas de ser la causalidad una necesidad interna como la de la deducción lógica.”. Estas palabras de Wittgenstein en su Tractatus, dirigen la dificultad a un problema de nuestro conocimiento. La deducción lógica –como modelo- no puede explicar más de lo que lo que lo ha servido de fundamento; el resto no está incluido en su validez, o no hay seguridad sobre ello. O sea: si invirtiésemos la dirección del tiempo no tendríamos que invalidar nuestra teoría, sino la podríamos verificar afirmativamente. La libertad en este sentido es el acceso a lo desconocido por nosotros. La identidad organizando su mundo, será consciente de haber obrado, pensará que libremente, mas sin saber que es la forma misma como lo ha pensado.