Iniciado por
Davidmor
Que falta de respeto hacia las vidas humanas.......
Por lo general, se llama accidentes a los sucesos imprevistos que resultan de la ignorancia, negligencia o eventos inevitables y que causan pérdidas o desgracias. La palabra hebrea ʼa‧sóhn significa literalmente “una curación” y se emplea como eufemismo de “un accidente mortal”. (Compárese con Gé 42:4, nota.) El término hebreo miq‧réh, derivado de una raíz que significa “encontrar; acaecer” (Gé 44:29; Dt 25:18 ), no solo se vierte “accidente” (1Sa 6:9), sino también “suceso resultante” (Ec 2:14, 15; 3:19) y “por casualidad”. (Rut 2:3.)
Jacob temía que a su amado hijo Benjamín le acaeciera un accidente mortal si le permitía ir a Egipto con sus hermanos. (Gé 42:4, 38.) Los filisteos devolvieron el arca de Jehová para determinar si la plaga de hemorroides que sufrían provenía en realidad de Jehová o era solo “un accidente”. (1Sa 6:9.) Salomón reconoció que cualquiera podía ser víctima del suceso imprevisto. (Ec 9:11.)
La ley mosaica diferenciaba entre accidente mortal y el que no lo era. (Éx 21:22-25.) También distinguía entre asesinato y homicidio involuntario. Para el primero, se imponía la pena capital; para los culpables de homicidio accidental, se crearon las ciudades de refugio. (Nú 35:11-25, 31) La
Ley aplicaba tanto a los israelitas nativos como a los residentes forasteros, y daba instrucciones referentes a los sacrificios necesarios para expiar los pecados accidentales o involuntarios. (Le 4:1-35; 5:14-19; Nú 15:22-29.)
4 O aquellos dieciocho sobre quienes cayó la torre de Siloam, matándolos, ¿se imaginan ustedes que con eso se probó que fueran mayores deudores que todos los demás hombres que habitaban en Jerusalén? 5 No, les digo en verdad; más bien, a menos que ustedes se arrepientan, todos ustedes serán destruidos de la misma manera”. (Lc. 13)
11 Regresé para ver, bajo el sol, que los veloces no tienen la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tienen los sabios tampoco el alimento, ni tienen los entendidos tampoco las riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor; porque el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos (Eclesiastés 9)
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