SUSTANCIAS ESPECIALMENTE NOCIVAS DE LA CARNE DE CERDO
Surgió la pregunta de: ¿en qué consiste la diferencia entre la carne de cerdo y otras clases de carnes? Fue muy difícil obtener datos completos a este respecto pues la mayoría sólo se ocupaba de análisis calóricos. Sin embargo se pudo comprobar lo siguiente:
1. La carne de cerdo es marcadamente grasa, incluso la carne magra.
En el puerco la grasa se encuentra intra-celular, mientras que en otros animales (res, carnero) está fuera de la célula, en el tejido conectivo. En una que otra res muy vieja pueden hallarse pequeñas cantidades de grasa dentro de la célula, en tanto que en el cerdo el porcentaje es bien alto. Esto se puede ver al colocar un pedazo de carne magra de cerdo en la sartén caliente. De inmediato suelta la grasa para fritarse “en su propia salsa”.
Puesto que la grasa, “la deliciosa grasa de cerdo”, contiene el doble de calorías que los hidratos de carbono y las proteínas, lo primero que el cuerpo hace con ella es almacenarla en el tejido conectivo. Esto explica la legión de regordetes entre los comedores de cerdo. Es grasa firme y dura, difícil de desmontar. Este proceso corresponde en parte a la “ceba proteica” de la que habla el profesor WENDT.
2. La grasa siempre está asociada al colesterol.
Las macro-moléculas están cargadas de colesterol y juegan su papel en la hipertensión y en la arteriosclerosis. Se las considera factores adicionales en el infarto del miocardio y en las coronariopatías, en las afecciones circulatorias de la periferia especialmente en combinación con nicotina. ROFFO encontró colesterol en la pared de las células cancerosas.
3. Peligros especiales parten de la sustancia conectiva sulfurosa. Aminoazúcares, condroitinsulfato, hexosamina, glucosamina, etc. todos tienen un carácter gelatinoso (mucopolisacáridos).
El embutido de untar, si es del bueno, si se deja untar y corre bien con el cuchillo es de cerdo o lo contiene en alto grado. De esto se comprende la exuberancia tipo Rubens de quienes comen cerdo y de sólo ellos. Todos presentan una hinchazón gelatinosa de su tejido conectivo que absorbe agua como esponja y les da el aspecto típico de rollizas llantas estilo cojinete. Estas sustancias se almacenan en fascias, cartílagos, aponeurosis, trayendo como consecuencia reumatismo, artritis, artrosis, problemas discales en columna, etc., puesto que las sustancias conectivas elásticas se tornan blandas y gelatinosas perdiendo resistencia.
Aquí debo nombrar los experimentos llevados a cabo por el profesor BIER, quien al inyectar Sulfur DS a sus conejillos les movilizó el azufre de los tejidos; los animales lo eliminaron y la sustancia cartilaginosa readquirió consistencia al perderlo. De dicha manera también actúan los baños sulfurosos. Un cartílago es más fuerte y resistente cuanto menos azufre contenga.
La carne de cerdo contiene mucho azufre. Esto se comprueba en los experimentos de putrefacción y descomposición en los cuales el azufre de los tejidos se degrada. Se le nota por su penetrante fetidez (H2S). Experimentos diferenciados de putrefacción con carne de cerdo, de res y de carnero dieron a conocer que la que tiene el menor contenido de azufre es la de carnero. Los recipientes con cerdo tuvieron que ser retirados del cuarto a los pocos días pues su hediondez era simplemente insoportable. La carne de res se acidificó pronto pero no hedía ni la cuarta parte. La carne de carnero aún después de tres semanas apenas si comenzaba a mostrar signos de putrefacción.
El profesor LETTRE (Patólogo de Heidelberg) pudo demostrar en base a experimentos en animales que los productos constitutivos de un tejido, cuando han sido introducidos en el organismo, y allí se descomponen o disocian, migran en un altísimo porcentaje hacia el sitio al que biológicamente pertenecen. Esto lo evidenció con elementos constitutivos de tejidos, órganos y glándulas, los cuales habían sido marcados previamente con isótopos radioactivos con objeto de comprobar la velocidad de la terapia con células frescas. He podido constatarlo en muchos de mis pacientes, pues aquellos que consumían con frecuencia la grasa del lomo presentaban casi un armazón de cebú en su nuca y espalda. Los que gustaban de la sobrebarriga eran panzudos. Quienes comían jamón portaban nalgas feamente onduladas y tendencia a los briches. Este “fenómeno” tratándose de damas, las atormentaba al máximo pero las pobrecitas eran ignorantes de las verdaderas causas del desastre.
4. La importancia de la hormona del crecimiento.
La carne de cerdo la contiene y ella viene a ser un factor inflamatorio culpable de edematizaciones tisulares a veces comprobadas e inexplicables.
Algunos investigadores están empezando a temer una cierta influencia sobre las acromegalias y las hipertrofias de todo tipo.
5. Efectos claramente pruriginosos de la carne de cerdo.
En base al contenido de histamina fluyente que viene a ser culpable de muchos procesos inflamatorios ya citados, tales como forúnculos, carbúnculos, apendicitis, colecistitis, flebitis, flujo blanco de las mujeres, abscesos y flemones, dermatopatías, urticarias, eczemas, neurodermitis, etc.
Después de la reforma monetaria traté muchas veces casos crónicos de urticaria. Se trataba de pacientes mujeres de edad avanzada, pero también niños, y casi todos respondían prontamente a la medicación con APIS a la D12 y Sulfur a la D30.
En las pacientes de edad avanzada resurgía fuertemente la urticaria cada vez que comían carne de cerdo. Sólo pude curarlas definitivamente si aceptaban y seguían el cambio de dieta recomendado.
Las inflamaciones y el prurito se deben al contenido de Histamina y de Imidazoles, por ejemplo, el Metronidazol.
Con inyecciones de Histamina es posible producir experimentalmente úlceras gástricas, prurito, inflamaciones, enfermedades alérgicas, asma, fiebre de heno, rinitis vasomotora, arritmia cardíaca e inclusive infarto de miocárdio. Los amenazados de infarto no deberían probar jamás la carne de cerdo.
6. “Factores sanguíneos“ sobrecargantes de mesénquima.
Se encuentran contenidos en gran cantidad en la carne de puerco, son muy particulares y su plena identificación aún no se ha logrado. NIEPER los denomina agentes oncogénicos, ENDERLEIN los llamó endobientos, von BREHMER siphonospora polymorfa y SCHELLER parasitantes eritrocíticos invasores.
Todavía no se sabe hasta qué punto son parecidos e idénticos los unos con los otros. SPERANSKY sospechó que ellos eran los iniciadores de los peores procesos degenerativos. La carne de cerdo es en todo caso rica en tales factores formadores de esporas, los cuales últimamente han sido catalogados como mitocondrias migrantes provenientes de células inestables descompuestas por el mero contacto con lo humores del organismo que las ingiere.
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