De verdad que hay que ser muy ingratos para NO dirigirle la palabra al que los salvó derramando Su sangre ... Pfff ...
El “Oidor de la oración”. Todo el registro bíblico muestra que las oraciones deben dirigirse a Jehová (Sl 5:1, 2; Mt 6:9), el “Oidor de la oración” (Sl 65:2; 66:19), que tiene poder para actuar a favor de los que le piden. (Mr 11:24; Ef 3:20.)
Aunque hay quien afirma que es propio orar a otros seres, como, por ejemplo, al Hijo de Dios, las Escrituras indican lo contrario. Es cierto que hay ocasiones, aunque raras, en las que se dirigen palabras al resucitado Jesucristo en los cielos. Cuando Esteban estaba a punto de morir, le suplicó a Jesús: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. (Hch 7:59.) Sin embargo, el contexto muestra las circunstancias que dieron lugar a esa inusual expresión. En aquel momento Esteban tenía una visión de “Jesús de pie a la diestra de Dios”, y debió reaccionar como si estuviera personalmente ante él, sintiéndose libre de dirigir esta súplica a aquel a quien reconocía como cabeza de la congregación cristiana. (Hch 7:55, 56; Col 1:18.) De igual manera, en la conclusión de la Revelación, el apóstol Juan dice: “¡Amén! Ven, Señor Jesús”. (Rev 22:20.) No obstante, el contexto indica de nuevo que Juan había oído hablar a Jesús de su futura venida en una visión (Rev 1:10; 4:1, 2), y que con la expresión supracitada demostró su deseo de que se produjera esa venida. (Rev 22:16, 20.) En ambos casos —tanto el de Esteban como el de Juan— la situación difiere poco de la conversación que este último tuvo con una criatura celestial en esta visión de Revelación. (Rev 7:13, 14; compárese con Hch 22:6-22.) No hay nada que indique que en otras circunstancias los discípulos cristianos se dirigiesen a Jesús después de su ascensión al cielo. Por ello, el apóstol Pablo escribe: “En todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios”. (Flp 4:6.)
Hechos 18:6
No contesta ...
Aunque hay quien afirma que es propio orar a otros seres, como, por ejemplo, al Hijo de Dios, las Escrituras indican lo contrario. Es cierto que hay ocasiones, aunque raras, en las que se dirigen palabras al resucitado Jesucristo en los cielos. Cuando Esteban estaba a punto de morir, le suplicó a Jesús: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. (Hch 7:59.) Sin embargo, el contexto muestra las circunstancias que dieron lugar a esa inusual expresión. En aquel momento Esteban tenía una visión de “Jesús de pie a la diestra de Dios”, y debió reaccionar como si estuviera personalmente ante él, sintiéndose libre de dirigir esta súplica a aquel a quien reconocía como cabeza de la congregación cristiana. (Hch 7:55, 56; Col 1:18.) De igual manera, en la conclusión de la Revelación, el apóstol Juan dice: “¡Amén! Ven, Señor Jesús”. (Rev 22:20.) No obstante, el contexto indica de nuevo que Juan había oído hablar a Jesús de su futura venida en una visión (Rev 1:10; 4:1, 2), y que con la expresión supracitada demostró su deseo de que se produjera esa venida. (Rev 22:16, 20.) En ambos casos —tanto el de Esteban como el de Juan— la situación difiere poco de la conversación que este último tuvo con una criatura celestial en esta visión de Revelación. (Rev 7:13, 14; compárese con Hch 22:6-22.) No hay nada que indique que en otras circunstancias los discípulos cristianos se dirigiesen a Jesús después de su ascensión al cielo. Por ello, el apóstol Pablo escribe: “En todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios”. (Flp 4:6.)
Hechos 18:6
Davidmor : ¿ Estás enfadado con Jesucristo, que no le diriges la palabra ?
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