A veces podemos ver con tanta claridad lo que nos gusta y anhelamos, se presenta con luces, dispuesto de la mejor forma, tentando aquello que siempre deseamos. Incluso pareciera que aquel día en que nos quedamos paralizados mirando, el dependiente ha puesto el mayor esfuerzo en limpiar la vidriera, la claridad del sol alumbra en el punto exacto en que da vida al objeto que para cualquier otro es irrelevante...y ahí nos quedamos como niños con mirada ausente observando lo imposible, golpeandonos de frente letrero luminoso que prende y apaga en letras rojas de “stop” plasmando en la retina un…”a ti no te toca”... mientras, en segundos nacemos, amamos, soñamos y hasta nos volvemos sonámbulos .
A veces somos atrevidos, nos creemos diferentes, capaces de acabar con las murallas invisibles, actuamos como niños héroes de historietas y estiramos nuestra mano que crece tres veces más de lo habitual, olvidando y dejando de lado la mano pálida y blanda con que cerramos, sin hacer ruido, las puertas.
….Y ya estamos en medio de la amnesia, la ingravidez, flotando en la inconciencia, como un bebé en su mar de temperatura ideal. Son segundos , días, años, hasta que decidimos tomarlo…..Crashhhhhh!!!!, el mundo se ilumina, el foco apunta directamente hacia tu cuerpo deshidratando hasta la ultima célula, convirtiendo tus enormes manos en hollejo de uva reseca, alcanzas a oír las sirenas de peligro que amenazan con hacerte desaparecer. Qué más?, te vuelves conciente, despiertas del sonambulismo, el bebé sale de su canal. Entonces, reconocen las yemas de tus dedos el vidrio reforzado antibalas y programado en forma satelital para dar una señal ante cualquier indicio de temperatura humana. Luego bajas la mirada, guardas la osadía en un bolsillo y con un pequeño gesto en tus labios parecido a una sonrisa pides permiso a los extraños para continuar tu camino….
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