Así como la fe en los Libros Sagrados hace que muchos nieguen hechos tan significativos como el proceso de la evolución, existe una “fe negativa” que tiende a ignorar la tendencia hacia niveles de mayor complejidad en el desarrollo del universo. En el primer caso se trata de “salvar” la idea de un universo que tiene cierta finalidad, mientras que en el otro caso se trata de “salvar” la idea de que no tiene finalidad alguna.
En apoyo de la existencia de cierta finalidad asociada al universo, se mencionan algunos escritos del astrofísico Hubert Reeves:
“Desde hace quince mil millones de años, la materia evoluciona hacia estados de organización, de complejidad, de nivel, cada vez más elevados. A partir del caos primordial, ha engendrado sucesivamente: los nucleones, los átomos, las células y los organismos vivos”.
“La expresión principio de complejidad puede reemplazar, favorablemente a mi entender, el «chauvinismo» poco justificado del término «antrópico». Las leyes naturales, las constantes de la física, las condiciones macroscópicas universales parecen particularmente apropiadas para que emerja la complejidad a lo largo de las eras. La pulsión de la vida es, también, una gestación de la inteligencia”
“A nuestro primer enunciado: la naturaleza está estructurada como un lenguaje, añadiremos ahora un segundo: la pirámide de la complejidad se edifica en el curso del tiempo”.
“La secuencia temporal de los capítulos de evolución nuclear, atómicos, moleculares y biológicos une la existencia del ser humano a las condiciones físicas del más lejano pasado del universo”. “El universo posee, desde los tiempos más alejados accesibles a nuestra exploración, las propiedades requeridas para llevar a la materia a ascender los peldaños de la complejidad”.
“De los conocimientos científicos contemporáneos surge una nueva imagen del ser humano. Destronado de sus pretensiones de ser «el centro del mundo», encuentra una nueva divinidad. Está colocado muy alto en la escala de los seres organizados de la naturaleza. En el lugar a donde le ha llevado esa larga gestación en la que están implicados todos los fenómenos cósmicos”.
(Del libro “El sentido del Universo” – EMECE Editores SA)
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