El cuerpo del gimnasta suspendido en el aire semeja a un satélite vagando libre por el espacio; el reflector encendido parece un sol, mudo testigo del gran vuelo. Sucedió ayer en la ciudad danesa de Aarhus, durante la ceremonia de apertura del Campeonato del Mundo de gimnasia.
Un verdadero satélite humano.
Saludos.
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