Los nuevos titanes
Las economías emergentes se han convertido en mercados muy importantes para las ricas empresas mundiales
Fuente: Economist Intelligence Unit /The Economist
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Como China ha adoptado el capitalismo de mercado, la mano de obra global se ha duplicado
El año pasado la producción combinada de las economías emergentes obtuvo un logro importante: representó más de la mitad del PIB total del mundo (medido según la paridad de poder adquisitivo). Esto significa que los países ricos ya no dominan la economía global. Los países en vías de desarrollo tienen una influencia mucho mayor en el desempeño de las economías ricas de lo que generalmente se piensa.
Las economías emergentes estimulan el crecimiento global y tienen gran impacto sobre inflación, tasas de intereses, salarios y ganancias de los países desarrollados. A medida que estos recién llegados se integren a la economía global y sus ingresos alcancen a los países más ricos, proporcionarán el impulso más grande a la economía mundial desde la Revolución Industrial.
En efecto, es probable que éste sea el estímulo más grande de la historia. La Revolución Industrial sólo involucró a un tercio de la población mundial; en contraste, esta nueva revolución abarca la mayor parte del planeta y, en consecuencia, los beneficios económicos -así como el doloroso ajuste- serán mucho más grandes. Una vez que los países en vías de desarrollo y el antiguo bloque soviético han adoptado reformas económicas en favor del mercado y han abierto sus fronteras al comercio y a la inversión, más países que nunca se industrializan y participan en la economía global.
En una amplia gama de mediciones, los países en vías de desarrollo son cada vez más importantes para la economía mundial. Su participación en las exportaciones mundiales se ha disparado a 43%, de 20% en 1970. Consumen más de la mitad de la energía mundial y, durante los cinco años pasados, han constituido cuatro de las cinco partes del crecimiento de la demanda de petróleo. Poseen asimismo 70% de las reservas de divisas extranjeras del mundo. Y no se trata sólo de China e India: aun juntos, estos dos países representaron menos de una cuarta parte del crecimiento total de las economías emergentes el año pasado.
El rápido crecimiento que se expande por el mundo influyó en los índices de crecimiento global. A partir de 2000, el PIB mundial per cápita ha crecido a un promedio de 3.2% anual, gracias a la aceleración de las economías emergentes. Esto sobrepasaría el crecimiento anual de 2.9 % registrado durante la época dorada de 1950-73, cuando Europa y Japón reconstruían sus economías después de la guerra, y con seguridad excedería el crecimiento suscitado durante la revolución industrial. Ese crecimiento fue provocado, también, por el cambio tecnológico y por una explosión del comercio y de los flujos de capital; pero según normas actuales sería algo glacial. Entre 1870 y 1913 el PIB per cápita creció a un promedio de sólo 1.3% por año. Lo que significa que la primera década del siglo XXI podría presenciar el crecimiento más rápido en el ingreso promedio mundial de toda la historia.
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