En Éxodo 20:10 Jehová ordena la observancia del séptimo día – el Sábado.
Sin embargo, la observancia del “sábado temporal” de 24 horas no tiene valor algún para el verdadero Dios, pues el verdadero reposo para las almas está en Cristo, que dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:29).
Acerca de eso “reposo que Josué no puede dar al pueblo de Israel”, lo menciona Hebreos 4:8-11 al decir: “Si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios”.
Los judíos estaban muy preocupados en guardar el “sábado ceremonial” y por eso acusaran Jesús de transgredir el cuarto mandamiento, porque Jesús no elegía datas especiales para hacer los milagros y curas a los oprimidos (Juan 5:1.
El cuarto mandamiento del Decálogo dice así: el séptimo día es de reposo para Jehová, tu “Dios”; no hagas en él obra alguna. La pregunta es: ¿para que sirve ser “santo” durante un solo día de la semana y ser un “demonio” en los seis restantes?
Así que el reposo que Cristo trajo no fue aquello “reposo de 24 horas” del sétimo día, descrito en el cuarto mandamiento del Decálogo. Aquello reposo temporal de la ley fue virtual y falso, mientras que el reposo que Cristo da para las almas es real y verdadero.
Oswaldo
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