No digo tu nombre. Lo guardo en un rinconcito no vaya a ser que a alguien le de por robarlo. No digo tu nombre en alto, aunque mi interior lo grita a todas horas. Lo grita y no se entera nadie más que yo, aunque los ojos destellen cuando te recuerdo, y se note por fuera.
Lo digo bajito, para que no lo escuche nadie, para que nadie más pueda llamarte...
Y no paro de decirlo, para ver si además de escucharlo yo, tú recibes mis señales.
De momento funciona, así que, para que no deje de hacerlo, cruzo los dedos, rezo sin saber rezar, invento amuletos, pido deseos a los muñecos quitapenas que algún buen amigo me regaló.
Todo vale, y parece poco, para que esto no se rompa.
Ahora toca esperar , toca observar, toca seguir queriendo de lejos...dentro de un tiempo, lo haremos juntos...y mientras, tu nombre (que no es paja ni viruta)...se queda aquí dentro...como si me perteneciera.
Un beso;
Idem
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