La existencia de severas crisis morales es uno de los principales motivos por los cuales algunos sociólogos buscan conocer los fundamentos del comportamiento social de los seres humanos en la búsqueda de soluciones a esas crisis. De ahí que tanto Auguste Comte como Emile Durkheim orientaron sus actividades científicas buscando una mejora ética para la sociedad en donde vivieron. George Ritzer escribe: “Durkheim pensaba que la reforma estructural dependía, en última instancia, de los cambios que se produjeran en la moralidad colectiva. Creía que los problemas esenciales de la sociedad moderna eran de índole moral y que la única solución real residía en reforzar la intensidad de la moralidad colectiva” (De “Teoría Sociológica Clásica” – Ed. Mc Graw Hill).
Emile Durkheim escribió:
“La pasión individualiza, pero también esclaviza. Nuestras sensaciones son esencialmente individuales; pero somos más personas cuanto más nos apartamos de nuestros sentidos, y más capaces somos de pensar y actuar de acuerdo con nuestros pensamientos”. “Es la civilización la que ha hecho al hombre tal como es; es lo que le distingue del animal: el hombre sólo es hombre debido a que ha sido civilizado”.
“En general, creemos que la sociología no habrá cumplido del todo su tarea, mientras no haya penetrado en el fuero interno de los individuos para relacionar las instituciones que intenta explicar con sus condiciones psicológicas…el hombre es para nosotros no tanto un punto de partida como un punto de llegada”.
“El conjunto de las reglas morales forma alrededor de cada hombre una especie de barrera ideal, al pie de la cual viene a morir la marea de las pasiones humanas, sin poder pasarla. Así es posible satisfacer las pasiones humanas, por cuanto están contenidas. Tanto, que si la barrera se debilita en un punto cualquiera, las fuerzas humanas contenidas hasta entonces se precipitan tumultuosamente por la brecha abierta; pero una vez liberadas no encuentran término en donde detenerse”.
Los efectos sociales, en épocas de crisis, son causados principalmente por fallas morales a nivel individual. La ausencia de normas (anomia) favorece la existencia de tendencias autodestructivas, como es el caso del suicidio, respecto del cual Durkheim escribe:
“Cada grupo social tiene realmente por este acto una inclinación colectiva que le es propia y de la que proceden las inclinaciones individuales; de ningún modo nace de éstas. Lo que la constituye son esas corrientes de egoísmo, de altruismo y de anomia que influyen en la sociedad…Son estas tendencias de la sociedad las que, penetrando en los individuos, los impulsan a matarse”.
“La religión protege al hombre contra el deseo de destruirse, …lo que constituye la religión es la existencia de un cierto número de creencias y de prácticas comunes a todos los fieles, tradicionales y, en consecuencia, obligatorias. Cuanto más numerosos y fuertes son estos estados colectivos, más fuertemente integrada está la comunidad religiosa y más virtud preservativa tiene.” (Citado en “Teoría Sociológica Clásica” de George Ritzer – Ed. Mc Graw Hill).
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