Parte I
El Apocalipsis¿Por quién y desde cuando está escrito el Apocalipsis? ¿Qué expresa el Apocalipsis?
Según la Iglesia, el Apocalipsis del griego “Revelación”, fue escrito por el discípulo Juan, el mismo autor del IV evangelio, en los años 94- 95 en la isla de Patmos (Grecia) durante las persecuciones contra los cristianos llevadas a cabo por el emperador Domiciano. Este expresa, a través de una revelación hecha por un ángel a Juan, la esperanza de la victoria final de Cristo sobre las potencias del mal.
Dejando cada comentario sobre el significado arbitrario y faccioso que la Iglesia atribuye a este libro, que no nuestra intención de entrar en cuestiones fideisticas, pasamos al examen de este libro considerando exclusivamente aquellos presupuestos que pueden ser tratados en un proceso laico, tales como los históricos y las argumentaciones dependientes exclusivamente de la razón.
El libro del Apocalipsis, constituido de 22 capítulos, se divide en dos partes, una central de 18 capítulos en los cuales se cuenta la “revelación” del ángel a Juan de Patmos, de la cual la obra toma el nombre, y la otra representada de los tres primeros y del último en el cual Cristo se dirige personalmente al discípulo para pedirle que escriba cartas a las siete Iglesias de Grecia: la Iglesia de Éfeso, de Esmirna, de Pérgamo, de Tiatira, de Filadelfia, de Sardi y de Laodicea.
Si todos los historiadores están de acuerdo en que la parte del Apocalipsis compuesta de los tres capítulos no pudo ser hecha antes del 95 porque sólo en esa fecha existían las dichas Iglesias, igualmente reniegan que el resto fuese escrito en esa fecha.
Los 18 capítulos que constituyen el verdadero y propio Apocalipsis, no fueron escritos en Patmos, sino en Jerusalén, entre junio del 68 y enero del 69, como ha sido irrefutablemente demostrado por Engels.
Pero, antes de leer el pasaje del Apocalipsis del cual Engels ha obtenido una conclusión tan exacta, conviene hacer un resumen de los hechos a los que se refiere.
El ejército revolucionario eseno- celota, guiado por Méname, hijo de Judas el Galileo, promotor de la Guerra del Censo (6- 7 d. C), declara la guerra a los romanos en el 66 (Guerra Judaica).
El ejército de Méname es organizado y potente y la guerra, en un sucederse de alternos acontecimientos, favorables en ocasiones a los romanos, en ocasiones a los revolucionarios, llega el año 68 en el que Nerón muere suicidándose. La muerte de Nerón provoca tales desordenes que Roma se ve sumida en un estado de auténtica anarquía política social. El primer afectado por esta situación caótica es el ejército que, sin dirección ni asistencia, se retira a Siria dejando Palestina a los judíos que ahora ya seguros de haber legado a la victoria final contra Roma, la Babilonia de la corrupción, aclaman a Méname rey de Jerusalén.
A Nerón lo sucede Galba, pero su reinado, incierto y de una duración de tan solo 6 meses, comprendidos entre junio del 68 y enero del 69, no sólo no ayuda a evitar la disgregación en la que se encontraban las instituciones del Estado, sino que la empeora al extenderse un rumor según el cual era cierto que Nerón no había muerto y que estaba preparando un ejército para reconquistar el trono. Rumor que encontró, en efecto, justificación en un personaje auténtico que declarándose Nerón, combatió contra Roma pero fue derrotado.
Hecho este resumen de los hechos acaecidos a la muerte de Nerón, leemos ahora el pasaje del Apocalipsis del cual Engels extrajo la fecha exacta en la cual éste fue escrito:
“El ángel me transportó en espíritu en el desierto (es el autor que habla en la plenitud de su visión). Allí vi una mujer sentada sobre una bestia escarlata, cubierta de nombres blasfemos, con siete cabezas y diez cuernos. La mujer estaba cubierta de púrpura y de escarlata, adornada con oro y piedras preciosas y perlas, tenía en la mano una copa de oro, llena de los abominables y de las inmundicias de su prostitución (si se refiriese a nuestra época no se podría pensar más que al Vaticano). Sobre la frente había escrito un nombre misterioso: <<Babilonia la grande, la madre de las prostitutas de los abominables de la tierra>>. Al verla fui presa de un gran estupor. Pero el ángel me dijo: ¿por qué te maravillas? Yo te explicaré el misterio de la mujer y de la bestia que la lleva, con siete cabezas y diez cuernos. La bestia que has visto, pero que no existe (afirmación dada por la certeza de su derrota) subirá desde el abismo pero para ir a la perdición. Y los habitantes de la tierra, se sorprenderán al ver a la bestia que no era y no es más, reaparecer. Las siete cabezas son los siete cuellos sobe los cuales está sentada la mujer y son también los siete reyes de Roma. Los cinco primeros han caído (Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio, Nerón), queda todavía uno con vida (el actual Galba), el otro todavía no ha llegado, y cuando haya llegado, se quedará poco.
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