Parte I
Cartas de PabloSi incluyo las cartas de Pablo entre los escritos de la mitad del siglo segundo es porque a través de estas podemos seguir toda la evolución cristológica que partiendo de un Mesías esencialmente espiritual se concluye con un Cristo encarnado, muerto en la cruz.
Pablo de Tarsos, que la Iglesia considera como columna portadora del cristianismo, es en realidad el que suministrará las bases históricas para demoler toda la estructura que ha sido construida a través de él.
Los escritos atribuidos a Pablo de Tarsos nos demuestran de la manera más irrefutable como el cristianismo es la conclusión de una evolución ideológica que podemos dividir en cuatro fases: la primera por un Mesías esencialmente espiritual que es suplicado de revelarse a los hombres, la segunda por un Mesías que hablaba a los hombres a través de una voz, la tercera por un Mesías que desciende sobre la tierra tomando del hombre solamente las apariencias que muere por voluntad de los Arcontes, la cuarta por un Mesías que se encarna y muere en la cruz por obra de los hombres.
Pero antes de pasar a la exégesis de las cartas, detengámonos un momento para considerar la figura histórica del personaje al cual han sido atribuidas.
¿Quién era este Pablo de Tarsos cuya figura ha estado completamente desconocida antes de que Marción presentase en e 140 cartas que afirmó habían sido escritas por él?
¿Verdaderamente él existió desde el momento en que es ignorado por los evangelios, por las cartas de Giacomo, Judas y Juan que se atribuyen a su época, y conocido por Justino, apologista y escritor cristiano muerto en el 165 en Roma, quien atribuye la conversión de los paganos exclusivamente a los doce apóstoles (Apología I- 39, 45), y el mismo por Papia, obispo de Hierópolis (Asia Menor) que tanto se interesó por la vida del Señor?
<< Pablo aparece solamente en los Hechos de los Apóstoles, obra tardía y profundamente retocada >>
(Guy Fau, op. Cit. Pág. 65).
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