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Tema: Economía y sociedad

  1. #1
    Forero Experto
    Fecha de ingreso
    25 dic, 05
    Ubicación
    Argentina
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    2,337

    Predeterminado Economía y sociedad

    Hasta hace unos pocos siglos atrás, cada grupo familiar producía su propia vestimenta, sus alimentos y todo lo necesario para vivir, lo que implicaba, en general, una pobre calidad de los productos y una baja productividad. Esto habría de solucionarse con el trabajo especializado (división del trabajo), apareciendo simultáneamente la necesidad del intercambio de productos (mercado). Este intercambio implica un acuerdo tácito que contempla el beneficio simultáneo de ambas partes.

    Con el tiempo se descubre que el proceso del mercado funciona como un sistema autorregulado, en donde no hace falta una planificación previa, ya que los compradores eligen lo que desean consumir. Cada compra implica una elección, por lo que a esta decisión se la ha comparado con la emisión de un voto dentro del proceso de elección de autoridades. En este sentido, la economía se identifica con la democracia, mientras que los Estados totalitarios tienden a establecer rígidos controles en la producción y en la distribución de la misma. También hay casos en que gobiernos dictatoriales imponen economías libres.

    Cuando los individuos no pueden alcanzar las metas productivas deseadas, se agrupan para lograrlas (empresa). Quien toma las decisiones empresariales se parece al capitán de un barco, ya que de él dependerá la suerte de todos. También aquí se establece un acuerdo tácito, o bien explícito, que contempla beneficios equitativos o bien proporcionales a los aportes brindados.

    Así como la economía de mercado se distorsiona cuando existen monopolios, o cuando existen pocos empresarios, la democracia se distorsiona si se establece una dictadura o si se presenta un partido político único. Esto se debe, muchas veces, a la negligencia de la oposición, que no supo establecer otras alternativas posibles.

    Si la sociedad fuese comparada a un edificio, las empresas serían sus cimientos, ya que constituyen los fundamentos en los que se mantiene la sociedad. Por ello el empresario es considerado, en una economía de mercado, como un pilar de la sociedad. Por el contrario, según la postura marxista, necesariamente se trata de un “explotador” y se lo excluye de la sociedad comunista, en donde los políticos dirigen las empresas estatales.

    Para el marxista, el empresario es el culpable de todos los males de la sociedad, hasta que demuestre su inocencia. Incluso su misión en este mundo es la defensa del trabajador ante la maldad y el egoísmo empresarial. Para el liberal, en cambio, es el Estado el culpable de todos los males, hasta que demuestre lo contrario. Incluso descarta la posible existencia de empresas estatales eficientes; algo que ocurre frecuentemente.


    Así como el individuo encuentra la felicidad mientras busca el Bien común, la empresa encuentra beneficios económicos cuando cumple con alguna finalidad social. Cuando el hombre busca la felicidad en forma directa, es posible que no la alcance. De igual manera, cuando una empresa busca ganancias, como único objetivo, sin contemplar aspectos éticos elementales, es posible que tampoco obtenga ventajas económicas, o bien las logre perjudicando a muchas personas.

    Las empresas están constituidas por los accionistas, que invierten su dinero buscando ganancias; los gerentes o ejecutivos, que toman las decisiones empresariales, y los empleados, que se encargan de las distintas etapas de la producción. Los factores de la producción son, por consiguiente, el capital, la gestión productiva y administrativa, y el trabajo.

    Así como el individuo muestra sus características personales cuando actúa socialmente, cada empresa muestra su “personalidad” cuando participa en el mercado. Esta personalidad empresarial está asociada principalmente a la de quien toma las decisiones. De ahí que existirán empresas solidarias, egoístas, negligentes, etc. La ética personal, o la falta de ella, podrá transmitirse a la sociedad a través de la empresa.

    El transistor, inventado en EEUU, tuvo una gran acogida en la empresa japonesa SONY. En el Japón, habituados a los desastres naturales y a la falta de recursos energéticos, se valora al ahorro de energía y a la miniaturización, y evitan cualquier forma de derroche. Las radios portátiles transistorizadas, fabricadas masivamente, estaban en consonancia con la actitud predominante en ese país.

    Así como hay actitudes morales que prevalecen en una época, o en una sociedad determinada, existen actitudes empresariales que son el reflejo de una época. Así, en las primeras décadas del siglo XX encontramos industriales como Henry Ford o inventores como Thomas A. Edison, quienes hacen grandes aportes al desarrollo tecnológico y económico de la sociedad. Se atribuye a Edison, quien trabajaba hasta dieciocho horas al día, haber expresado que “el éxito depende del uno por ciento de inspiración y del noventa y nueve por ciento de transpiración”.

    En la actualidad nos encontramos con empresarios exitosos como Bill Gates, dueño principal de Microsoft, que dista bastante de los anteriores. Antes de leer su biografía, es posible que uno se lo imagine como un programador de computadoras que logra beneficios económicos importantes luego de hacer su trabajo. Sin embargo, nos encontramos con que se trata, en realidad, de un hábil negociante. Obtiene el sistema operativo DOS por 50.000 dólares y lo vende a IBM, y a otras empresas, cobrándoles un porcentaje por cada computadora que lo utilice. Se estima que éste fue el negocio más exitoso en la historia empresarial mundial. En el caso del sistema operativo Windows, se afirma que se trató de un plagio, por lo que habría infringido normas éticas elementales.

    Se habla de la competencia entre empresas como un aspecto positivo de la economía de mercado. Siendo una competencia constructiva, triunfaría el más eficiente. Tratándose de empresarios como Ford o Edison, ello no implicaría inconvenientes. Lo negativo radica en la existencia de una competencia destructiva, en la que no se busca tanto participar en el mercado tratando de lograr un aceptable porcentaje del mismo, sino que se busca eliminar a la competencia. Al menos algunos pseudoempresarios, que sólo imitan lo que está generalizado, entienden la competencia de esa manera.

    La actitud de la empresa puede manifestarse claramente en el orden de prioridades que establece respecto de los integrantes del sistema productivo. Así, Johnson & Johnson establece las siguientes prioridades empresariales: “Tenemos una jerarquía de responsabilidades: primero los clientes, segundo los empleados, tercero la sociedad en general y cuarto los accionistas” (Citado en “Empresas que perduran” de J. Collins y J. Porras).

    La empresa que, a nivel mundial, presenta la mayor cotización del total de sus acciones, es General Electric. Para llegar a esa posición, Jack Welch (quien fuera su gerente) exigía a las distintas secciones de GE, la de ser “número 1 o número 2” en el mercado. De no cumplirse con esos objetivos, su personal jerárquico habría de ser desplazado. Incluso se afirma que consideraba que la inestabilidad laboral favorece la productividad de la empresa, ya que todos deben luchar diariamente para conservar su empleo.

    En el orden de prioridades de GE aparecen los accionistas, mientras que los despidos de personal forman parte de una estrategia prevista para la optimización de ganancias. Se ha desvirtuado completamente el espíritu empresarial impuesto por Edison, quien fuera su fundador.

    La globalización de la economía, o mercado mundial único, ha sido favorecida, principalmente, por la presión de los accionistas en la búsqueda de mayores ganancias. La actitud de General Electric parece tender a imponerse a nivel mundial, por lo que se justifican las protestas hechas al respecto. Esto contrasta notablemente con la actitud de Henry Ford, quien pagaba sueldos cuyo monto era el doble del vigente en el mercado laboral de su época. Pensaba que, de esa forma, sus propios empleados se convertirían en compradores de sus automóviles favoreciéndose incluso la propia empresa.

    La actitud de Ford le trajo reacciones contrarias por parte de los accionistas y de los banqueros. Nótese las actitudes opuestas de Welch y de Ford, ya que uno busca los beneficios de los accionistas despreocupándose de los empleados, mientras que Ford busca los beneficios de los empleados despreocupándose de los accionistas. Seguramente debe existir un término medio que contemple los intereses de todos.

    El accionista anónimo (el hombre común) cree firmemente que su anonimato lo excluye de toda responsabilidad. No debemos olvidar que muchos “votos anónimos” llevaron a Hitler al poder.

    Cuando se habla de los beneficios obtenidos por una empresa, no deben dejarse de lado los de tipo espiritual, que no son menos importantes ni menos reales que las retribuciones monetarias. Si se los tuviese en cuenta, disminuiría la tendencia a pagar sueldos según lo que indica el mercado laboral, aunque se pueda pagar mejor, especialmente cuando el salario sea insuficiente para cubrir las necesidades mínimas del empleado.
    "El universo entero ha sido sometido a un solo amo, a un solo rey supremo, al Dios todopoderoso que ha meditado y sancionado esta ley. Desconocerla es huirse a sí mismo, renegar de su naturaleza y por ello mismo padecer los castigos más crueles aunque escapara a los suplicios impuestos por los hombres" Marco Tulio Cicerón

  2. #2
    Forero Experto
    Fecha de ingreso
    25 dic, 05
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    Argentina
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    Predeterminado Re: Economía y sociedad

    El comportamiento antagónico, que muchas veces surge entre empresarios y empleados, no sólo se origina en los primeros, sino en los empleados que buscan beneficios injustos a través de la “industria del despido e indemnización”, en los países en que las leyes vigentes lo permiten. Tratan de vivir sin trabajar, es decir, tratan de ser mantenidos por el resto de la sociedad. Esta actitud generalizada atenta contra el ofrecimiento de empleos.

    El avance tecnológico no sólo ha sido favorecido por la búsqueda de la reducción de los costos de producción, sino por la posibilidad que brinda al empresario de evitar presiones y extorsiones por parte de los empleados. En cierta ocasión, Edison fue presionado por los sesenta empleados capaces de realizar una delicada tarea en el proceso de fabricación de lámparas de filamento, por lo que se vio obligado a inventar y a poner en funcionamiento a varias máquinas automáticas que realizarían esa tarea.

    Edison dijo: “Mis inventos sobre la luz eléctrica no me han proporcionado beneficios, sino solamente cuarenta años de litigios”. El “fuego cruzado” entre empresas, a través de demandas por la supuesta utilización indebida de patentes de invención, fue una estrategia utilizada para detener la producción de la competencia. Es frecuente que los participantes en un proceso productivo utilicen a la empresa como un medio para lograr dinero, pero sin interesarles apenas la producción.

    Las economías de los países dependen cada vez menos de los empresarios locales, ya que tienden a predominar los grandes grupos multinacionales. Los accionistas deben ser conscientes de que son partes importantes en esos grupos y que deben exigir el respeto de aspectos éticos elementales para no convertirse en cómplices del posible accionar negativo de esas grandes empresas.

    Si se tiene la suerte, o la habilidad, de poder disponer de un buen capital, también se tiene la obligación moral de darle una adecuada utilización. Debemos ser conscientes de las carencias elementales de muchos seres humanos, por lo que resulta injusto desinteresarnos de esa situación, aun cuando la mayoría critique al que opta por ser útil a la sociedad antes de realizar una vida plena de lujos y vanidades.
    "El universo entero ha sido sometido a un solo amo, a un solo rey supremo, al Dios todopoderoso que ha meditado y sancionado esta ley. Desconocerla es huirse a sí mismo, renegar de su naturaleza y por ello mismo padecer los castigos más crueles aunque escapara a los suplicios impuestos por los hombres" Marco Tulio Cicerón

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