El proceso electoral mexicano es demasiado largo. Dura casi dos años desde las precandidaturas de cada partido. El bombardeo publicitario es abrumador y hostigante, desgantante y cansado. La mayoría ya estamos hartos. Más aún con la campaña negativa y sucia que inició el PAN, con insultos, medias verdades o mentiras completas. El PRD no respondió de inmediato, pero respondió en los mismo términos y de la misma manera. En los spots televisivos se oyen palabras como "mentiroso", "cobarde", "miserables", los candidatos se acusan entre sí de corruptos, irresponsables, de ser "un peligro para México" de tener las manos sucias y como cien etcéteras. Y mientras los proyectos, las propuestas brillan por su ausencia. Lo curioso es que ahora Acción Nacional lloriquea por las acusaciones de tráfico de influencias que lanzó López Obrador contra Felipe Calderón.
Y de dinero mejor ni hablamos, los gastos de campaña, sobre todo en publicidad por televisión, entre los tres principales partidos, superan los DOS MIL MILLONES DE PESOS, o sea unos 170 millones de dolares, que son pagados, en su gran mayoría, por el erario público. Esto supera incluso los topes de campaña que se acostumbran en Estados Unidos.
Estas son cosas que deben de cambiar, reducir los costos de campaña y su duración. Creo que con la cuarta parte de lo que se invierte actualmente en tiempo y dinero sería mas que suficiente. Debe hacerse, aunque las televisoras se enojen.
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