"El universo entero está sometido a un solo amo, a un solo Rey Supremo, al Dios todopoderoso que ha meditado y sancionado esta ley (la ley natural). Desconocerla es huirse a sí mismo, renegar de su naturaleza y por ello mismo padecer los castigos más crueles aunque escapara a los suplicios impuestos por los hombres" (Marco Tulio Cicerón)
Desde este punto de vista, Dios es el espíritu de la ley natural. Sólo interviene en forma indirecta, lo que es lo mismo decir que no interviene.
Cuando el hombre se adapta a sus leyes, entonces no sufre, y puede llegar a ser feliz. Cuando el hombre desconoce sus leyes, entonces sufre.
El sufrimiento es una medida del grado de desadaptación del hombre respecto de las leyes naturales que nos rigen.
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