Al existir leyes naturales que rigen nuestro cerebro y nuestra conducta, creo que en el fondo hay leyes éticas objetivas. Pero esas leyes no las conoce nadie, sino que nos vamos aproximando paulatinamente, como ocurre con el conocimiento de todos los temas de cierta compejidad.
De las distintas aproximaciones a esa ética natural objetiva, habrá algunas más cercanas a la verdad que otras.
Lo que me parece acertado, del que critica a Ratzinger (Benedicto XVI), es que nadie puede decir "he llegado a la verdad última y definitiva". Justamente, si existe una profecía acerca del fin de los tiempos, será porque en la actualidad no conocemos tanto como podremos conocer en el futuro.
Pero la objetividad de la ética deriva de la existencia de leyes biológicas a nivel del cerebro que regulan nuestra conducta, aún nuestros sentimientos.
Marcadores