En el entierro de su suegra, un hombre lamenta en voz alta delante de su esposa. Después de echar un puño de tierra sobre el ataúd, dice: ¡Ay suegrita! Usted siempre fue como una madre para mí...
Justo en ese momento un pájaro que sobrevolava el cementerio, le suelta una cagada en la cabeza. El hombre impresionado, levanta la cabeza para mirar al cielo y dice:
Ay Suegrita ¿Ya llegó?
Jajajajajajaj saludos!