La Diabetes Durante el Embarazo
La diabetes es un trastorno que hace que la concentración de azúcar en la sangre sea demasiado alta. Tiene lugar cuando el organismo no produce suficiente insulina o cuando no puede utilizarla como corresponde. La insulina es una hormona elaborada por el páncreas que permite al organismo convertir el azúcar de la sangre en energía o almacenarlo como grasa.
Cuando la diabetes no se trata, puede acumularse una concentración elevada de azúcar en la sangre que provoca daños a varios órganos, como los vasos sanguíneos, los nervios, los ojos y los riñones. Algunos diabéticos necesitan inyectarse insulina diariamente para evitar estas complicaciones. Aproximadamente una de cada 200 mujeres en edad fértil padece diabetes antes del embarazo (diabetes preexistente). Un 2 a 5 por ciento adicional desarrolla diabetes durante el embarazo (diabetes gestacional). Actualmente, la mayoría de estas mujeres puede estar segura de que tendrá un bebé sano ya que, si bien la diabetes conlleva algunos riesgos durante el embarazo, los avances en la atención médica hacen posible reducirlos considerablemente.
¿Qué riesgos conlleva para el bebé la diabetes?
Las mujeres con diabetes preexistente que no han controlado su enfermedad debidamente durante las primeras semanas del embarazo tienen de tres a cuatro veces más probabilidades de tener un hijo con un defecto congénito grave, como un defecto cardíaco o un defecto del tubo neural (defecto congénito cerebral o de la médula espinal), que las que no padecen diabetes. También es más probable que el niño nazca sin vida o que se produzca un aborto espontáneo. Las mujeres con diabetes gestacional, que por lo general se produce hacia el final del embarazo, no suelen tener un riesgo mayor de tener un bebé con defectos congénitos. Es posible que algunas de estas mujeres padecieran diabetes antes del embarazo sin saberlo.
Como consecuencia, es posible también que la concentración de azúcar en la sangre de estas mujeres haya sido elevada durante las primeras semanas del embarazo, lo cual aumenta las probabilidades de que el bebé nazca con defectos congénitos. Cuando la diabetes gestacional no se controla debidamente, también aumenta el riesgo de que el bebé nazca sin vida. No obstante, gracias a los avances médicos disponibles actualmente, estos casos son poco frecuentes. Las mujeres que no han controlado debidamente su diabetes (gestacional o preexistente) tienen más probabilidades de tener un bebé con exceso de peso (de 10 libras/5 kg o más), lo cual se conoce médicamente como macrosomía. Estos bebés son más grandes porque parte del azúcar adicional presente en la sangre de la madre atraviesa la placenta y pasa al feto. Cuando esto sucede, el feto comienza a producir insulina adicional que lo ayuda a procesar esta azúcar y a almacenarla como grasa. Esta grasa tiende a acumularse en la zona de los hombros y el tronco, lo que dificulta el parto vaginal e incrementa el riesgo de que el bebe sufra daños durante el mismo.
Todos los bebés nacidos de mujeres diabéticas que no controlan debidamente su condición son más susceptibles a dificultades respiratorias, concentración baja de azúcar en la sangre e ictericia durante las primeras semanas de vida. Si bien estos problemas pueden tratarse, es mejor prevenirlos controlando la concentración de azúcar en la sangre durante el embarazo. Los bebés de mujeres diabéticas que no han controlado debidamente su enfermedad también pueden tener un riesgo mayor de obesidad y diabetes después de la adolescencia.
¿Provoca otras complicaciones la diabetes durante el embarazo?
Gracias a los avances en la atención médica, las probabilidades de que una mujer diabética tenga un embarazo sin complicaciones y un bebé sano se aproximan a las de una mujer no diabética, siempre que se controle la concentración de azúcar de la sangre desde antes de quedar embarazada. Las mujeres que no controlan debidamente su condición, en cambio, especialmente aquellas con diabetes preexistente, tienen un riesgo mayor de sufrir ciertas complicaciones durante el embarazo, como aborto espontáneo, hipertensión durante el embarazo, polihidramnios (el exceso de líquido amniótico, que puede provocar un parto prematuro), parto prematuro y nacimiento sin vida del bebé.
¿Qué pruebas se recomiendan para detectar complicaciones?
El médico realizará un seguimiento estricto del tamaño y estado del feto, especialmente durante el tercer trimestre del embarazo. En algunos casos, recomendará la realización de uno o más ultrasonidos para comprobar que el feto esté creciendo normalmente. Si el bebé alcanza un peso de 9 libras con 14 onzas (4.5 kg) o más, es probable que el médico recomiende un parto por cesárea cuando llegue a término. También podrá recomendar la realización de una prueba de reactividad fetal, un procedimiento sencillo para evaluar electrónicamente el ritmo cardíaco del feto que puede repetirse semanalmente o con mayor frecuencia. En la mayoría de los casos, estas pruebas demuestran que el embarazo evoluciona normalmente. Si bien es más probable que una mujer diabética tenga que dar a luz mediante una intervención cesárea, la mayoría lo hace a través de un parto vaginal normal.
¿Por qué es fundamental la atención prenatal para las mujeres diabéticas?
Las mujeres con diabetes preexistente deben consultar a sus doctores antes de quedar embarazadas para cerciorarse de que la concentración de azúcar en su sangre esté bajo control. Esto es muy importante, ya que los defectos congénitos más graves asociados con la diabetes se originan en las primeras semanas de embarazo, cuando la mujer posiblemente aún no sabe que está embarazada. Los estudios han demostrado que el control de la concentración de azúcar en la sangre desde antes del embarazo elimina casi totalmente el riesgo adicional de defectos congénitos al que están expuestas las mujeres con diabetes preexistente que requieren insulina. Otros estudios demuestran también que el control de la concentración de azúcar en la sangre antes y durante el embarazo reduce el riesgo de aborto espontáneo, de nacimiento sin vida del bebé, de macrosomía y de complicaciones durante las primeras semanas de vida del bebé.
Cuando una mujer diabética se propone quedar embarazada, los médicos suelen recomendar un análisis de sangre mensual o cada dos meses para medir la hemoglobina glicada (sustancia que se forma cuando la glucosa en la sangre se adhiere a la proteína de los glóbulos rojos). Este análisis demuestra el grado de eficacia con que se ha controlado la concentración de azúcar en la sangre durante los últimos dos o tres meses y sirve para determinar el momento más seguro para intentar quedar embarazada. Este análisis también puede utilizarse para realizar un control de la concentración de azúcar en la sangre durante el embarazo.
Como parte de una dieta sana, se recomienda a todas las mujeres tomar un complejo multivitamínico que contenga 400 microgramos de la vitamina B conocida como ácido fólico a partir de al menos un mes antes del embarazo para evitar los defectos del tubo neural. Las mujeres con diabetes preexistente tienen un riesgo mayor de tener un bebé con este tipo de defectos, por lo que es fundamental en su caso tomar ácido fólico. Un estudio reciente comprobó que la ingesta de un suplemento multivitamínico diario antes y durante las primeras semanas del embarazo reduce aparentemente el riesgo de defectos congénitos en los bebés de mujeres con diabetes preexistente. Antes de quedar embarazadas, las mujeres diabéticas deben consultar a su médico para determinar si deben tomar una dosis mayor de ácido fólico. Si bien no existen estudios sobre el consumo de dosis más elevadas de ácido fólico para evitar los defectos del tubo neural en los bebés de mujeres con diabetes preexistente, se ha comprobado la eficacia de dosis diaria de 4,000 microgramos en la reducción de este riesgo en mujeres que ya tuvieron un bebé afectado. Las mujeres con diabetes preexistente que toman medicamentos por vía oral para controlar la concentración de azúcar de la sangre probablemente deban sustituirlos por insulina antes de quedar embarazadas y durante el embarazo, ya que no se sabe si los medicamentos ingeridos por vía oral son seguros durante el embarazo, especialmente durante las primeras semanas.
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