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Tema: HERMOSOS pasajes de LA BIBLIA que SIEMPRE me han inspirado ...

  1. #111
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    Última edición por DANIEL777; 26/06/2013 a las 19:33

  2. #112
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    Predeterminado Re: HERMOSOS pasajes de LA BIBLIA que SIEMPRE me han inspirado ...

    PARÁBOLA DE LOS DOS HIJOS ( Mt. 21:28-32), EN SU TEXTO ORIGINAL.



    DICE JESÚS:


    -La paz sea con vosotros. Os voy a proponer, a todos vosotros que estáis alrededor de mí, una parábola. Y que cada uno coja la enseñanza y la parte que más sintonice con él. Oíd.

    Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y dijo: "Hijo mío, ven a trabajar hoy en la viña de tu padre". ¡Gran signo de honor este del padre! Consideraba al hijo capaz de trabajar en donde, hasta ese momento, el padre había trabajado. Señal de que veía en su hijo buena voluntad, constancia, aptitud, experiencia y amor hacia su padre.

    Pero el hijo, un poco distraído por cosas del mundo, temiendo aparecer externamente como un siervo - Satanás usa estos espejismos para alejar del Bien -, temiendo burlas y quizás incluso represalias de enemigos de su padre, que contra éste no se atrevían a levantar la mano pero que tendrían menos consideraciones con su hijo, respondió: "No voy. No tengo ganas". El padre fue entonces al otro hijo y le dijo lo mismo que había dicho al primero; y el segundo hijo respondió enseguida: "Sí, padre. Voy inmediatamente".

    ¿Pero qué sucedió? Pues que el primer hijo, siendo de ánimo recto, después de un primer momento de debilidad en la tentación y de rebelión, arrepentido de haber disgustado a su padre, fue a la viña sin decir nada y estuvo trabajando todo el día aprovechando hasta la anochecida; luego volvió satisfecho a su casa, con la paz en el corazón por el deber cumplido.

    El segundo, por el contrario, mentiroso y débil, salió de casa, sí, pero luego se entretuvo a vagabundear por el pueblo haciendo inútiles visitas a amigos influyentes, de los cuales esperaba obtener alguna ventaja. Y decía en su corazón: "Mi padre es viejo y no sale de casa. Le diré que le he obedecido y se lo creerá...".

    Pero, llegado el anochecer también para él y habiendo regresado a casa, su aspecto cansado de ocioso, los indumentos sin arrugas y el saludo inseguro a su padre, que lo observaba y lo comparaba con el primero - que había vuelto cansado, sucio, despeinado, pero jovial y con una mirada humilde y sincera, buena, que, sin querer jactarse del deber cumplido, quería decir al padre: "Te amo. Te amo de verdad. Tanto que, para complacerte, he vencido la tentación" - hablaron claramente al intelecto del padre, el cual, abrazando al hijo cansado, dijo: "¡Bendito tú, porque has comprendido el amor!".

    Efectivamente, ¿qué os parece? ¿Cuál de los dos había amado? Sin duda decís: "El que había hecho la voluntad del padre suyo". ¿Y quién la había hecho? ¿El primero o el segundo hijo?

    -El primero - responde la gente con unanimidad.

    -El primero. Sí. También en Israel, y vosotros os quejáis de ello, no son los que dicen: “¡Señor! ¡Señor!", dándose golpes de pecho sin tener en su corazón el verdadero arrepentimiento de sus pecados - tanto es así, que cada vez se hacen más duros de corazón -, no son los que ostentan devotos ritos para que los llamen santos, y luego, privadamente, se comportan sin caridad ni justicia, no son éstos, que se rebelan en verdad contra la voluntad de Dios que me envía y la impugnan como si fuera voluntad de Satanás - y esto no será perdonado -, no son éstos los que son santos a los ojos de Dios; sino que lo son los que, reconociendo que Dios todo lo que hace lo hace bien, acogen al Enviado de Dios y escuchan su palabra para saber hacer mejor, cada vez mejor, lo que el Padre quiere; son éstos los que son santos y amados para el Altísimo.

    En verdad os digo: los ignorantes, los pobres, los publicanos, las meretrices precederán a muchos que son llamados "maestros", "poderosos", "santos", y entrarán en el Reino de Dios.
    Y será justo. Porque vino Juan a Israel para guiarlo por los caminos de la Justicia, y demasiado Israel no lo creyó, el Israel que a sí mismo se llama "docto y santo", mientras que los publicanos y las meretrices lo creyeron.

    Y he venido Yo, y los doctos y santos no me creen, y, sin embargo, creen en mí los pobres, los ignorantes, los pecadores. Y he hecho milagros, y ni siquiera se ha creído en ellos, y tampoco viene arrepentimiento de no creer en mí; al contrario, se desata el odio contra mí y contra los que me aman.

    Pues bien, digo: "Benditos los que saben creer en mí y hacer esta voluntad del Señor en que hay salud eterna". Aumentad vuestra fe y sed constantes. Poseeréis el Cielo, porque habréis sabido amar la Verdad.
    Podéis marcharos. Dios esté siempre con vosotros.
    Los bendice y se despide de ellos. Luego, al lado de Nicodemo, se dirige hacia la casa del discípulo para estar en ella mientras el sol abrasa...



    PARÁBOLA ORIGINAL, FALTAN ALGUNOS VERSÍCULOS EN EL EVANGELIO DE MATEO.



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    PARÁBOLA DEL RICO Y LAZARO(Lc.16:19-31), EN SU TEXTO ORIGINAL.


    DICE JESÚS:

    ... escuchad la parábola que pensé deciros.

    Hubo un tiempo en que vivió un hombre muy rico. Los mejores vestidos eran los suyos. Por las plazas y por su casa se pavoneaba con sus vestidos de púrpura y lino. Sus conciudadanos le respetaban como al más poderoso de la región. Sus amigos le halagaban su ambición para recibir utilidades.
    Sus salones estaban abiertos cada día a los espléndidos banquetes en que la multitud de invitados, todos ellos ricos, y por lo tanto no necesitados, se morían de halagar al rico Epulón. Sus banquetes eran célebres por su abundancia de alimentos y de vinos.

    En la misma ciudad había un mendigo, un verdadero mendigo. Era grande en su miseria, como el otro era grande en sus riquezas. Pero bajo la costra de la miseria humana del mendigo Lázaro, se ocultaba un tesoro todavía mayor que su miseria y que las riquezas de Epulón.

    La santidad de Lázaro era verdadera. Jamás había traspasado la Ley, ni siquiera bajo el pretexto del aguijón de la necesidad, y sobre todo había obedecido al precepto del amor para con Dios y el prójimo. Él, como siempre hacen los pobres, se acercaba a las puertas de los ricos para pedir limosna y no morir de hambre. Cada tarde iba a la puerta de Epulón, esperando recibir siquiera las migajas de los pomposos banquetes que se daban en las riquísimas salas.

    Se tendía en la calle, cerca de la puerta, y pacientemente esperaba. Si Epulón lo veía, mandaba arrojarlo, porque aquel cuerpo cubierto de llagas, desnutrido, vestido de harapos, era un espectáculo muy desagradable para sus convidados. Esto decía Epulón, pero la realidad era que aquel espectáculo de miseria y de bondad era su continuo reproche.

    Más compasivos que Epulón eran sus perros, bien alimentados, con hermosos collares. Se acercaban al pobre Lázaro y le lamían las llagas, gruñendo de alegría por sus caricias, y hasta le llevaban lo que sobraba de las ricas mesas. Gracias a estos animales Lázaro sobrevivía a la desnutrición completa, pues de parte del hombre hubiera muerto, ya que este no le permitía ni siquiera entrar en las salas después de los banquetes para poder re***** las migajas caídas de las mesas.


    Un día Lázaro se murió. Nadie en la tierra cayó en la cuenta. Nadie lo lloró. Epulón por su parte, se alegró de no ver aquel día ni los siguientes aquella miseria que llamaba, "oprobio" de sus umbrales. Pero en el cielo cayeron en la cuenta los ángeles. En su último aliento, en su lecho frío y pobre, estaban presentes las cohortes celestiales que en medio de un fulgor de luces recogieron su alma, y con cantos de hosannas la llevaron al seno de Abraham.

    Poco tiempo después murió Epulón. Oh, ¡qué funerales fastuosos! Toda la ciudad, que ya de antemano sabía que estaba agonizando, se arremolinaba en la plaza donde estaba su casa, para que se le tomase como amiga del grande. Y por curiosidad o por interés con los herederos, se unió al cortejo, y los alaridos llegaron hasta el cielo y con ellos las alabanzas mentirosas al "grande", al "benefactor", al "justo" que había muerto.

    ¿Puede la palabra del hombre cambiar el juicio de Dios? ¿Puede la apología humana borrar cuanto está escrito en el libro de la Vida? No, no puede. Lo que está juzgado, queda juzgado, y lo que está escrito, escrito queda. No obstante los funerales solemnes de Epulón, su espíritu fue sepultado en el infierno.

    En aquella cárcel horrorosa, en que bebía y comía fuego y tinieblas, en que encontraba odio y tormentos por todas partes y a cada momento de esa eternidad, levantó su mirada al cielo, al cielo que había visto en un instante de fulgor, en una fracción de segundo, y cuya indecible belleza le había quedado presente para ser atormentado entre las torturas atroces.

    Y vio a Abraham, lejano, pero radiante, feliz... y en su seno, radiante y feliz también estaba Lázaro, el pobre Lázaro despreciado de otro tiempo, el repulsivo, el miserable Lázaro ¿y ahora?... Y ahora bello con la luz de Dios y de su santidad, rico con el amor de Dios, a quien admiraban no los hombres sino los ángeles de Dios.

    Epulón levantó el grito diciendo: "Padre Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro a que moje la punta de su dedo en el agua y que la ponga en mi lengua, para refrescarla porque me muero en esta llama que me penetra continuamente y me quema!".

    Abraham respondió: "Acuérdate, hijo, que tuviste todos los bienes durante tu vida, mientras Lázaro todos los males. El supo hacer del mal un bien, mientras tú no supiste hacer de tus bienes nada que no fuese malo. Por esto, justo es que él sea consolado y que tú sufras. Además no es posible hacerlo.
    Los santos están esparcidos sobre la tierra para que los hombres se aprovechen de ellos. Pero, cuando no obstante el estar cercano, el hombre se queda tal cual es -en tu caso, un demonio- es inútil recurrir a los santos. Ahora estamos separados.

    Las hierbas en el campo están mezcladas, pero una vez que se les siega, se separan las útiles de las no útiles. Así es entre vosotros y nosotros. Estuvimos juntos en la tierra. Nos arrojasteis. Nos atormentasteis por todos los modos. Entre vosotros y nosotros existe un abismo tal que los que de aquí quieren pasar, no pueden, ni vosotros, que estáis allí podéis salvar el abismo inmenso para venir a donde estamos".

    Epulón en medio de un grito de dolor dijo: "Al menos, oh padre santo, manda, te lo ruego, manda a Lázaro a la casa de mi padre. Tengo cinco hermanos. Jamás conocí el amor, ni siquiera por mis parientes, pero ahora, ahora comprendo qué cosa terrible es el no ser amados. Y como aquí donde estoy, existe el odio, ahora entiendo, por el instante que mi alma vio a Dios qué cosa sea el amor.
    No quiero que mis hermanos sufran mis dolores. Tengo pavor por ellos que siguen mi mismo camino. Oh, manda a Lázaro que les advierta del lugar donde estoy, y por qué estoy, y que les diga que existe el infierno, que es atroz, y que quien no ama a Dios ni al prójimo viene acá. Mándalo. Que tomen sus providencias, para que no tengan que venir aquí, a este lugar de eterno tormento".

    Abraham respondió: "Tus hermanos tienen a Moisés y a los Profetas. Que los escuchen".

    Con un gemido de alma torturada replicó Epulón: "¡Oh padre Abraham! Les hará más impresión un muerto... ¡Escúchame! Ten piedad ".

    Abraham dijo: "Si no escuchan a Moisés ni a los Profetas, mucho menos creerán a uno que resucite por una hora de entre los muertos para decirles las palabras de Verdad. Y por otra parte no es justo que un bienaventurado deje mi seno para ir a recibir ofensas de los hijos del Enemigo.
    Ya pasó el tiempo de las injurias, ahora está en paz y aquí se queda por orden de Dios que ve la inutilidad de una tentativa de conversión de los que ni siquiera creen en la palabra de Dios, ni la ponen en práctica".

    Esta es la parábola, cuyo significado es tan claro, que no necesita explicación.
    .....
    No odiéis jamás por ningún motivo. El odio es poderoso en el mundo. Pero siempre tiene sus límites. El amor no tiene límites ni en fuerza, ni en tiempo. Por lo tanto amad, para poseéroslo como defensa y consuelo sobre la tierra y como premio en el cielo. Es mejor ser Lázaros que Epulones, creédmelo. Buscad la manera de creerlo y seréis felices.


    PARÁBOLA ORIGINAL, FALTAN ALGUNOS VERSÍCULOS EN EL EVANGELIO DE LUCAS.

    ----------------------- (Dn.12.10)
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  3. #113
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    PARÁBOLA DE LAS DIEZ MINAS ( Lc. 19:11-27), EN SU TEXTO ORIGINAL.


    DICE JESÚS:

    .............Si no os sentís con valor de renunciar a todo por amor a mí, no vengáis porque no podéis ser discípulos míos.

    -Bien. Lo que dices es verdad - admite un escriba que se ha mezclado en el grupo - Pero, si nos despojamos de todo, ¿con qué te servimos? La Ley tiene prescripciones que son como monedas que Dios ha dado al hombre para que, usándolas, se compre la vida eterna Dices: "Renunciad a todo", y mencionas el padre, la madre, las riquezas, los honores. Dios ha dado también estas cosas, y nos ha dicho, por boca de Moisés, que las usáramos con santidad para aparecer justos ante los ojos de Dios. Si nos quitas todo, ¿qué nos das?

    -He dicho, rabí, que el verdadero amor. Os doy mi doctrina, que no quita ni una jota a la antigua Ley; antes bien, la perfecciona.

    -Entonces todos somos discípulos iguales, porque todos tenemos las mismas cosas.

    -Todos según la Ley mosaica, no todos según la Ley que perfecciono Yo según el Amor. Pero no todos, en ésta, alcanzan la misma suma de méritos. Entre mis propios discípulos no todos obtendrán una suma de méritos igual; y alguno de ellos, no sólo no alcanzará suma alguna, sino que perderá incluso su única moneda: su alma.

    -¿Cómo? A quien más se le da, más le quedará. Tus discípulos, y más tus apóstoles, te siguen en tu misión, y conocen tu forma de actuar; han recibido muchísimo. Mucho han recibido tus discípulos efectivos; menos, los discípulos que lo son sólo de nombre. Nada han recibido los que, como yo, te oyen sólo por una contingencia. Es evidente que en el Cielo los apóstoles tendrán muchísimo; mucho, los discípulos efectivos; menos, los discípulos de nombre; nada, los que son como yo.

    -Humanamente es evidente, y humanamente puede ser también un mal. Porque no todos son capaces de hacer producir los bienes recibidos................ Escucha esta parábola.

    -Un hombre, antes de emprender un largo viaje y ausentarse por un largo período, llamó a todos sus siervos y les confió todos sus bienes. A uno le dio cinco talentos de plata; a otro, dos de plata; a uno, uno sólo, de oro. A cada uno según su grado y habilidad. Y luego se marchó.

    Entonces, el siervo que había recibido cinco talentos de plata negoció sagazmente sus talentos, y, pasado un tiempo, le produjeron otros cinco. El que había recibido dos talentos de plata hizo lo mismo, y dobló la suma recibida. Pero el que había recibido más de su señor (un talento de oro puro), víctima del miedo a no saber negociar del miedo a los ladrones, a mil quimeras, víctima, sobre todo, de la holgazanería, cavó un profundo hoyo en el suelo y escondió el dinero de su señor.


    Pasaron muchos, muchos meses. Volvió el amo. Llamó enseguida a sus súbditos para que restituyeran el dinero que habían recibid, en depósito.
    Vino el que había recibido cinco talentos de plata y dijo: "Aquí tienes, mi señor. Me diste cinco talentos. Me parecía mal no hacer producir lo que me habías dado, así que me las he ingeniado para ganar otros cinco. No he podido más...".


    -Bien, muy bien, siervo bueno y fiel. Has sido fiel en lo poco, te has aplicado con buena voluntad, has sido honesto. Te daré autoridad sobre muchas cosas. Entra en la alegría de tu señor.


    Luego vino el otro, el de los dos talentos, y dijo:
    -Me he permitido emplear tus bienes para beneficio tuyo. Aquí tienes las cuentas para que veas cómo he empleado tu dinero. ¿Ves? Eran dos talentos de plata. Ahora son cuatro. ¿Estás contento, mi señor?".
    Y el amo dio a este siervo bueno la misma respuesta que había dado al primero.

    Vino por último aquel que, por gozar de la máxima confianza del amo, había recibido el talento de oro. Desenrolló el paño en que lo conservaba, lo sacó y dijo:
    -Me confiaste lo que tenía mayor valor, porque me juzgas prudente y fiel, de la misma forma que yo sé que eres intransigente y exigente y que no toleras pérdidas de tu dinero, sino que si te sobreviene la desgracia te resarces con quien tienes a tu lado, porque, en verdad, cosechas donde no sembraste, recoges donde no esparciste, siendo así que no perdonas un centavo ni al encargado de tus tierras ni a tu banquero, por ninguna razón. Tu dinero debe ser el que tú dices. Ahora bien, yo, temiendo disminuir este tesoro, lo he cogido y lo he escondido. No me he fiado de nadie, ni siquiera de mí mismo. Ahora lo he desenterrado y te lo devuelvo. Aquí tienes tu talento".


    "¡Oh, siervo inicuo y holgazán! Verdaderamente no me has amado porque no me has conocido, ni has amado mi bienestar porque has dejado el talento improductivo. Has traicionado la estima que había depositado en ti. Te desautorizas a ti mismo. Por ti mismo te acusas y te condenas. Sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido. ¿Por qué, entonces, no has obrado de forma que pudiera cosechar y re*****? ¿Así respondes a mi confianza? ¿Así me conoces? ¿Por qué no has llevado el dinero a los banqueros, de forma que a mi regreso lo hubiera retirado con los intereses? Te había instruido para ello con especial esmero, mas tú, necio holgazán, no lo has tenido en cuenta. Te sea, pues, arrebatado el talento, y todos los demás bienes, para el que tiene diez talentos".


    -Pero tiene ya diez, y éste se queda sin nada... - objetaron.

    -Eso es. A quien tiene, y trabaja con eso que tiene, le será dado más, hasta que le sobre. Pero a quien no tiene, porque no quiso tener, le será arrebatado incluso lo que se le dio. Respecto al siervo parásito que ha traicionado mi confianza y ha dejado improductivos los dones recibidos, arrojadlo de mi propiedad, y que se aleje con lágrimas en los ojos y remordimiento en el corazón.

    Ésta es la parábola. Ves, rabí, que le quedó menos al que más tenía, porque no supo merecer la conservación del don de Dios. No se puede afirmar que uno de esos que llamas discípulos sólo de nombre (que tienen poco con que negociar), y de los que, como dices, me escuchan sólo por una contingencia, y que tienen la única moneda de su alma, no lleguen a poseer el talento de oro -arrebatado a uno de los más beneficiados- y sus frutos correspondientes.

    Las sorpresas del Señor son infinitas, porque infinitas son las reacciones del hombre. Veréis a gentiles que alcanzan la Vida eterna, a samaritanos recibiendo el Cielo, y veréis a israelitas puros y seguidores míos perder el Cielo y la eterna Vida.
    Jesús calla y, como queriendo truncar toda discusión, se vuelve hacia los muros del Templo.


    PARÁBOLA ORIGINAL, FALTAN ALGUNOS VERSÍCULOS EN EL EVANGELIO DE LUCAS.

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    Última edición por DANIEL777; 26/06/2013 a las 20:11

  4. #114
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    PARÁBOLA DE LA FIESTA DE BODAS ( Mt. 22:1-14), EN SU TEXTO ORIGINAL.


    DICE JESÚS:

    .......Por lo cual afirmo: en verdad, en verdad os digo que es mucho más fácil que esté en Dios un pobre que un rico, y os digo que en el Cielo del Padre mío y vuestro muchos asientos serán ocupados por aquellos que en la tierra sufrieron, cual polvo que se pisa, el desprecio, por ser los más pequeños.

    Los pobres guardan en su corazón las perlas de las palabras de Dios; son su único tesoro. Quien no tiene más que un bien lo custodia; el que tiene muchos se aburre, se distrae, es soberbio y sensual. Así, este último no admira con ojos humildes y enamorados el tesoro ofrecido por Dios; lo confunde con otros tesoros - las riquezas de la tierra -, valiosos sólo en apariencia, y piensa: "¡Si escucho a éste, que es semejante a mí en cuanto a la carne, será por condescendencia!"; y hace insensible, con los sabores fuertes de la sensualidad, su capacidad de distinguir el sabor de lo sobrenatural: sabores fuertes... cargados de especias para confundir su hedor y su sabor a cosa podrida...

    Escuchad, y entenderéis mejor cómo los cuidados de este mundo, las riquezas, la crápula, impiden entrar en el Reino de los Cielos.

    Un rey celebraba las nupcias de su hijo. ¡Imaginaos qué fiesta habría en palacio! Era su único hijo, que, llegado a la plena edad, se casaba con su amada. El padre y rey quiso que todo fuera alegría en torno a la de su amado hijo, que por fin se casaba con su elegida. Entre las muchas celebraciones nupciales organizó un gran banquete; lo preparó con tiempo, cuidando de todos los detalles, para que resultase espléndido y digno de las bodas del hijo del rey.


    Envió a los siervos, también con suficiente tiempo, para decir a los amigos, a los aliados y a los grandes del reino, que habían sido fijadas las nupcias para esa fecha, por la tarde, y que estaban invitados; que vinieran para dar un digno marco a la figura del hijo del rey. Pero... ni amigos, ni aliados, ni grandes del reino aceptaron la invitación.


    Entonces el rey, dudando de que los primeros siervos hubieran referido las cosas correctamente, envió a otros siervos, para que insistieran con estas palabras: "¡Os rogamos que vengáis! Todo está preparado. La sala está aparejada, hemos traído de los más distintos lugares vinos preciados, en las cocinas están amontonados bueyes y animales cebados en espera de ser guisados, las esclavas ya están amasando la harina para hacer dulces, o machacando en los morteros las almendras para hacer finísimas gollerías enriquecidas con los más exóticos aromas. Las mejores bailarinas y los mejores músicos han sido ya contratados para la fiesta. Venid, pues, para no hacer vano tanto aparato".


    Pero los amigos, los aliados y los grandes del reino o rechazaron la invitación, o dijeron: "Tenemos otros quehaceres", o fingieron aceptar la invitación pero luego fueron a sus cosas (quién al campo, quién a sus ocupaciones, quién a cosas menos nobles). Incluso hubo quien, molesto por tanta insistencia - porque el siervo del rey insistía: "No le niegues al rey esto, pues te podría causar algún mal" - mató al siervo para hacerlo callar.


    Los siervos volvieron y refirieron al rey todo. El rey se encendió de cólera y mandó a su ejército para castigar a los asesinos de sus siervos y a los que habían despreciado su invitación; se reservó premiar a los que habían prometido que irían. Pero llegada la tarde de la fiesta, a la hora establecida, no vino ninguno.

    El rey, indignado, llamó a los siervos y dijo: "No ha de suceder que mi hijo no tenga a nadie que le celebre en esta tarde de sus nupcias. El banquete está preparado. Los invitados no son dignos de él. A pesar de todo, el banquete nupcial de mi hijo ha de celebrarse. Id pues, a las plazas y a los caminos, colocaos en los cruces, parad a los que pasan, congregad a los que veáis ociosos; traedlos aquí; que la sala se llene de gente festiva".


    Y fueron los siervos, y recorrieron los caminos, se diseminaron por las plazas, por los cruces, y reunieron a todos los que encontraron, buenos o malos, ricos o pobres, y los condujeron a la morada real (previamente les habían procurado los medios para estar en condicione dignas de entrar en la sala del banquete de bodas). Los guiaron hasta la sala, y la sala se llenó, como el rey quería, de gente festiva.


    Mas he aquí que, habiendo entrado el rey en la sala, para ver si ya podía empezar la fiesta, vio a uno que, a pesar de las facilidades que le dieron los siervos de ir bien presentado, no llevaba vestido de bodas. Le preguntó: "¿Cómo es que has entrado aquí sin el vestido de bodas?". Este no supo qué responder, porque, en efecto, no tenía nada que lo pudiera disculpar. Entonces el rey llamó a los siervos y les dijo: "Tomad a éste, atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera de mi casa, a las tinieblas y al lodo helador: ahí llorará y le rechinarán los dientes, como ha merecido por su ingratitud y por la ofensa que me ha infligido - más que a mí a mi hijo - al entrar con vestido pobre y sucio en la sala del banquete, donde no debe entrar nada que no sea digno de la sala y de mi hijo".


    Como podéis ver, los cuidados de este mundo, la avaricia, la sensualidad, la crueldad, provocan la ira del rey y hacen que jamás estos hijos de las preocupaciones vuelvan a entrar en la casa del Rey. Podéis también ver cómo entre los llamados, por amor al hijo, hay quien recibe castigo.
    ¡Cuántos, hoy día, en esta tierra a la que Dios ha enviado a su Verbo! Dios verdaderamente ha invitado, a través de sus siervos - y los seguirá invitando, cada vez más impelentemente a medida que se va acercando la hora de mi Desposorio -, a amigos, a aliados, a los grandes de su pueblo.

    Mas no responderán a la invitación, porque son falsos aliados, falsos amigos, grandes sólo de nombre pues son mezquinos.
    .....
    Sí, son mezquinos. Ya se ve por qué no comprenden el deber y el honor que supone la adhesión a la invitación del Rey. Soberbia, dureza, lujuria crean un baluarte en torno a su corazón. Siendo malos, me odian a mí, a mí, y por eso no quieren venir a mis bodas. No quieren venir. Prefieren unirse a la sucia política, al dinero (más sucio todavía), a la sensualidad (sucísima). Prefieren el cálculo astuto, la conjura, la ratera conjura, la celada, el delito.


    Yo condeno todo esto en nombre de Dios. Se odia por tanto la voz que habla y la misma fiesta, objeto de la invitación. En este pueblo han de ser identificados los que matan a los siervos de Dios (los profetas, siervos hasta este momento; mis discípulos, siervos de hoy en adelante), aquí están; y también los que, pretendiendo burlarse de Dios, dicen: "Sí. Iremos", pensando para sus adentros: "Ni soñarlo!". Todo esto es una realidad en Israel.


    Y el Rey del Cielo, para que su Hijo goce de un digno aderezo de bodas, dispondrá que vayan a los cruces de caminos para congregar a todos aquellos que no son amigos o grandes o aliados sino simplemente pueblo que pasa. La convocatoria ha comenzado ya, de mi propia mano, de mi mano de Hijo y siervo de Dios. Indiscriminadamente vendrán... De hecho ya han venido. Yo los ayudo a asearse y engalanarse para la fiesta de bodas.


    ¡Ah, pero habrá, para desgracia propia, quien se aproveche indignamente de esta magnificencia de Dios - que le ofrece perfumes y vestiduras regias para que pueda aparecer como en realidad no es, o sea, rico y noble -, y se aproveche para seducir, para obtener una ganancia...! ¡Oh, individuo de alma torva, atrapado por el repugnante pulpo de todos los vicios...! Éste sustraerá perfumes y vestidos para obtener una ilícita ganancia, para usarlos no en las bodas del Hijo sino en sus bodas con Satanás.


    Sí, esto sucederá - en efecto, muchos son los llamados, mas pocos los que, por saber perseverar en la llamada, alcanzan la elección-; pero también sucederá que estas hienas, que prefieren la carroña al alimento fresco, serán arrojados, como castigo, fuera de la sala del Banquete, a las tinieblas y al fango de un lodazal eterno en que Satanás emite su horrible risa estridente por cada triunfo sobre un alma, y en que resuena, eterno, el llanto desesperado de los mentecatos que siguieron al Delito en vez de seguir a la Bondad que los había llamado.



    PARÁBOLA ORIGINAL, FALTAN ALGUNOS VERSÍCULOS EN EL EVANGELIO DE MATEO.



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    PARÁBOLA DE LOS OBREROS DE LA VIÑA ( Mt. 2O:1-16), EN SU TEXTO ORIGINAL.

    DICE JESÚS:

    -Amar al prójimo como querríamos ser amados nosotros. Porque no nos agrada ser maltratados, vejados, o que nos roben o subyuguen, ni ser calumniados o que nos traten groseramente. La misma susceptibilidad, nacional o individual, tienen los demás. No nos hagamos, pues, recíprocamente, el mal que no quisiéramos recibir nosotros. Sabiduría es prestar obediencia a los diez preceptos de Dios: .........

    Ésta es la Sabiduría. Quien esto hace es sabio y conquista la Vida y el Reino que no tienen fin. Desde hoy, pues, proponeos vivir según la Sabiduría, anteponiéndola a las pobres cosas de la tierra.

    ¿Qué decís? Hablad. ¿Decís que es tarde? No. Escuchad una parábola.

    Un amo de una viña, al amanecer de un día, salió para contratar obreros para su viña, y ajustó con ellos un denario al día.
    Salió de nuevo a la hora tercera, y, pensando que eran pocos los jornaleros contratados, viendo en la plaza a otros desocupados en espera de que los contratara, los tomó y dijo: "Id a mi viña, que os daré lo que he prometido a los otros". Y éstos fueron.

    Habiendo salido a la hora sexta y a la hora nona, vio todavía a otros y les dijo: "¿Queréis trabajar para mí? Doy un denario al día a mis jornaleros". Aceptaron y fueron.

    Salió, en fin, a la hora undécima. Vio a otros, que, ya declinando el sol, estaban inactivos: "¿Qué hacéis aquí, tan ociosos?
    No os da vergüenza estar sin hacer nada todo el día?", les preguntó.

    "Nadie nos ha contratado. Hubiéramos querido trabajar y ganarnos el pan. Pero nadie nos ha llamado a su viña".

    "Bien, pues yo os llamo a mi viña. Id y recibiréis el salario de los demás". Eso dijo porque era un buen patrón y sentía piedad del abatimiento de su prójimo.

    Llegada la noche, terminados los trabajos, el hombre llamó a su administrador, y dijo: "Llama a los jornaleros y paga su salario, según lo que he fijado, empezando por los últimos, que son los más necesitados, porque no han tenido durante el día el alimento que los otros una o varias veces han tenido, y, además, son los que, agradeciendo mi piedad, más han trabajado; los he observado; licéncialos, que vayan a su merecido descanso y gocen con su familia de los frutos de su trabajo". Y el administrador hizo como el patrón le ordenaba, y dio a cada uno un denario.

    Habiendo llegado al final aquellos que llevaban trabajando desde la primera hora del día, se asombraron al recibir también un solo denario, y manifestaron sus quejas entre sí y ante el administrador, el cual dijo: "He recibido esta orden. Id a
    quejaros al patrón, no vengáis a quejaros a mí".

    Y fueron y dijeron: "¡No eres justo! Hemos trabajado doce horas, primero en medio del aguazo, luego bajo el sol de fuego, y luego otra vez con la humedad del anochecer, ¡y tú nos has dado lo mismo que a esos haraganes que han trabajado sólo una hora!... ¿Por qué?". Y especialmente uno de ellos levantaba la voz juzgándose traicionado y explotado indignamente.

    "Amigo, ¿y en qué te he perjudicado? ¿Qué he pactado contigo al alba? Una jornada de continuo trabajo y, como salario, un denario. ¿No es verdad?".

    "Sí. Es verdad. Pero tú has dado lo mismo a ésos, por mucho menos trabajo...".

    "¿Has aceptado este salario porque te parecía bueno?"

    "Sí. He aceptado porque los otros daban incluso menos".

    "¿Te he maltratado aquí?”

    "No, en conciencia no".

    "Te he concedido reposo a lo largo de la jornada, y comida, ¿no es verdad? Te he dado tres comidas. Y la comida y el descanso no habían sido pactados. ¿No es verdad?".

    "Sí, no estaban acordados.”

    "Entonces, ¿por qué los has aceptado?”

    "Hombre, pues... Tú dijiste: `Prefiero así, para evitar que os canséis volviendo a vuestras casas'. No dábamos crédito a nuestros oídos... Tu comida era buena, era un ahorro, era...".

    "Era una gracia que os daba gratuitamente y que ninguno podía pretender. ¿No es verdad?".

    "Es verdad."

    "Por tanto, os he favorecido. ¿Por qué os quejáis entonces? Debería quejarme yo de vosotros, que, habiendo comprendido que tratabais con un patrón bueno, trabajabais perezosamente, mientras que éstos, que han llegado después de vosotros, habiendo gozado del beneficio de una sola comida - y los últimos de ninguna -, han trabajado con más ahínco, haciendo en menos tiempo el mismo trabajo que habéis hecho vosotros en doce horas. Os habría traicionado si os hubiera reducido a la mitad el salario para pagar también a éstos.

    No así. Por tanto, coge lo tuyo y vete. ¿Pretendes venir a imponerme en mi casa lo que a ti te parece? Hago lo que quiero y lo que es justo. No quieras ser malo y tentarme a la injusticia. Yo soy bueno".

    ¡Oh, vosotros todos, que me escucháis! En verdad os digo que el Padre Dios propone a todos los hombres el mismo pacto y les promete la misma retribución. Al que con diligencia se pone a servir al Señor, Él lo tratará con justicia, aunque fuere poco su trabajo debido a la muerte cercana.

    En verdad os digo que no siempre los primeros serán los primeros en el Reino de los Cielos, y que allí veremos a últimos ser primeros y a primeros ser últimos.

    Allí veremos a hombres no pertenecientes a Israel más santos que muchos de Israel. He venido a llamar a todos, en nombre de Dios. Pero, si muchos son los llamados, pocos son los elegidos, porque pocos desean la Sabiduría.

    No es sabio el que vive del mundo y de la carne y no de Dios. No es sabio ni para la tierra ni para el Cielo: en la tierra se crea enemigos, castigos, remordimientos, y pierde el Cielo para siempre.

    Repito: sed buenos con el prójimo, quienquiera que sea. Sed obedientes, dejando a Dios la tarea de castigar a quien manda injustamente. Sed continentes sabiendo resistir a la sensualidad; honrados, sabiendo resistir al oro; coherentes, calificando de anatema a aquello que se lo merece, y no cuando os parece y luego estrecháis contactos con el objeto que antes habíais maldecido como idea. No hagáis a los demás lo que no querríais para vosotros, ........

    PARÁBOLA ORIGINAL, FALTAN ALGUNOS VERSÍCULOS EN EL EVANGELIO DE MATEO.


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    Predeterminado Re: HERMOSOS pasajes de LA BIBLIA que SIEMPRE me han inspirado ...




    PARÁBOLA DE LOS LABRADORES MALVADOS (Mt. 21:33-46; Mc. 12:1-12; Lc. 20:9-1), EN SU TEXTO ORIGINAL.




    Entran en la ciudad y suben al Templo. Adorado el Señor, Jesús vuelve al patio donde los rabíes exponen sus lecciones.
    La gente se arremolina en torno a Él. Una madre, que viene de Cintium, presenta a su hijo, al que una enfermedad ha dejado ciego. Tiene los ojos blancos, como quien tuviera una catarata grande en la pupila, o mancha blanca. Jesús lo cura tocando levemente las órbitas con sus dedos. Inmediatamente después, empieza a hablar:

    -Un hombre compró un terreno y lo plantó de vides. Construyó allí la casa para los colonos, y una casa para los guardas; también bodegas y lugares para prensar las uvas. Dejó el cultivo del campo a aquellos colonos en que confiaba. Luego se marchó lejos. Cuando les llegó a las vides -ya crecidas suficientemente como para ser fructíferas - el tiempo de poder dar fruto, el amo de la viña mandó a sus servidores donde los colonos para que retirasen el beneficio de la cosecha.

    Pero los colonos rodearon a los servidores del amo y a una parte de ellos los apalearon, contra otros lanzaron gruesas piedras, de modo que los hirieron mucho, a otros los mataron del todo. Los que pudieron volver vivos donde el señor contaron lo que les había sucedido. El señor los curó y consoló, y mandó a otros servidores, aún más numerosos. Los colonos trataron a éstos como habían tratado a los primeros. Entonces el amo de la viña dijo: "Les enviaré a mi hijo. Ciertamente respetarán a mi heredero".

    Pero los colonos, al verlo venir y sabiendo que era el heredero, se convocaron recíprocamente diciendo: "Venid. Vamos a agruparnos para ser muchos. Lo llevamos por la fuerza afuera, a un lugar lejano, y lo matamos. Nos quedaremos con su herencia". Y, recibiéndolo con hipócritas honores, lo rodearon como festejándolo, pero luego, tras haberlo besado, lo ataron, le dieron fuertes golpes y, en medio de mil burlas, lo llevaron al lugar del suplicio y lo mataron.

    Ahora decidme vosotros. Ese padre y amo, que un día verá que su hijo y heredero de los bienes no vuelve, y que descubrirá que sus siervos-colonos, aquellos a quiénes había dado la tierra feraz para que la cultivaran en su nombre, gozando de ella lo justo y dando de ella a su señor lo justo, han sido asesinos de su hijo, ¿qué hará? - y Jesús asaetea con sus zafíreos iris, encendidos como un sol, a los presentes, y especialmente a los grupos de los más influyentes judíos, fariseos y escribas que están entremezclados con la gente.

    Ninguno dice nada.

    -¡Hablad, pues! Al menos vosotros, rabíes de Israel. Pronunciad palabras de justicia que convenzan al pueblo en orden a la justicia. Yo podría decir palabras no buenas, según vuestro pensamiento. Hablad vosotros entonces, para que el pueblo no sea inducido a error.

    Los escribas, obligados, responden así:
    -Castigará a esos canallas haciéndolos morir de manera atroz, y dará la viña a otros colonos que se la vayan a cultivar con honradez y le den el fruto de la tierra recibida.

    -Bien habéis respondido. Así está en la Escritura: "La piedra desechada por los constructores ha venido a ser piedra angular. Es una obra realizada por el Señor y es admirable ante nuestros ojos"
    Pues porque así está escrito y vosotros lo sabéis y juzgáis justo que reciban atroz castigo los colonos asesinos del hijo heredero del amo de la viña, y que ésta sea entregada a otros colonos que honradamente la cultiven, por eso, os digo: "Os será arrebatado el Reino de Dios para ser entregado a otros que lo cultiven con fruto. Y el que caiga contra esta piedra quedará destrozado, y aquel sobre el que ella cayere quedará triturado".

    -Los príncipes de los sacerdotes, los fariseos y escribas, con un acto verdaderamente... heroico, no reaccionan. ¡Tanto puede la voluntad de alcanzar un objetivo! Por mucho menos, otras veces, han arremetido contra Él, y hoy, que abiertamente el Señor Jesús les dice que serán privados del poder, no empiezan a echar improperios, no ponen actos violentos, no amenazan: falsos corderos pacientes, que bajo una hipócrita apariencia de mansedumbre ocultan un inmutable corazón de lobo.

    Se limitan a acercarse a Él, que ahora pasea yendo y viniendo, escuchando a unos o a otros de los muchos peregrinos que están congregados en el vasto patio (y muchos de ellos piden consejo en orden a casos de alma o de circunstancias familiares o sociales). Se acercan a Él en espera de poderle decir algo después de escuchar el juicio que da a un hombre acerca de una intrincada cuestión de herencia.

    Una cuestión de herencia que ha producido división y rencor entre los distintos herederos, a causa de un hijo -adoptado luego- que su padre tuvo con una criada de la casa y al que los hijos legítimos, no queriendo tener nada que ver con el bastardo, no lo admiten a su lado, ni quieren que sea coheredero en la repartición de las casas y terrenos; y no saben cómo solucionar la cuestión, porque el padre, antes de morir, hizo jurar que, de la misma manera que él siempre había compartido el pan tanto con el ilegítimo como con los legítimos, y en igual medida ellos debían compartir la herencia con él también en igual medida.

    Jesús, al que pregunta en nombre de los otros tres hermanos le dice:
    -Sacrificad todos un pedazo de tierra, y vendedlo, de forma que reunáis el valor de dinero equivalente a un quinto del total, y dádselo al ilegítimo diciendo: "Ésta es tu parte. No se te despoja de lo tuyo y no se ha traicionado la voluntad de nuestro padre. Ve y que Dios te acompañe". Y dad con abundancia, incluso más del estricto valor de su parte.

    Hacedlo ante testigos justos, y nadie podrá, ni en este mundo ni más allá de él, alzar voces de censura ni de escándalo. Así tendréis paz entre vosotros y en vosotros, no teniendo el remordimiento de haber desobedecido a vuestro padre y no estando a vuestro lado aquel que, verdaderamente inocente, os es causa de turbación más que si fuera un bandolero colado entre vosotros.

    El hombre dice:
    -En verdad, el bastardo ha robado paz a nuestra familia, un lugar no suyo y salud a nuestra madre, que murió de dolor.

    -Hombre, no es él el culpable, sino el que lo engendró. Él no solicitó nacer para llevar la marca de bastardo. Fue la pasión de vuestro padre la que lo engendró para entregarlo al dolor y daros dolor. Sed pues, justos con el inocente que paga ya duramente por una culpa no suya. Y no reprobéis el espíritu de vuestro padre.

    Dios lo ha juzgado No se requieren los rayos de vuestras maldiciones. Honrad a vuestro padre, siempre, aunque sea culpable, no por sí mismo sino porque representó en la Tierra a vuestro Dios, habiéndoos creado por decreto de Dios y siendo el señor de vuestra casa. Los padres vienen inmediatamente después de Dios. Recuerda el Decálogo. Y no peques. Ve en paz.

    Entonces los sacerdotes y escribas se le acercan para interrogarle:
    -Te hemos oído. Has hablado con ecuanimidad. Un consejo que ni Salomón lo hubiera dado más sabio. Pero ahora dinos, Tú que obras prodigios y das sentencias como sólo el rey sabio podía dar, ¿con qué autoridad haces, estas cosas? ¿De dónde te viene ese poder?».

    Jesús los mira fijamente. No se muestra agresivo ni desdeñoso, sino majestuoso; mucho. Dice:

    -Yo también tengo una pregunta que haceros. Si me respondéis, os diré con qué autoridad Yo, hombre sin autoridad de cargos y pobre -porque esto es lo que queréis decir-, hago estas cosas. Decid: ¿el bautismo de Juan de dónde venía?, ¿del Cielo o del hombre que lo impartía?

    Respondedme. ¿Con qué autoridad Juan lo impartía como rito purificador para prepararos a la venida del Mesías, si Juan era todavía más pobre y menos versado que Yo, y carecía de todo cargo, pues que había vivido en el desierto desde su juventud temprana?

    Los escribas y sacerdotes se consultan unos a otros. La gente se cierra en torno, bien abiertos sus ojos y oídos, preparada para la protesta si los escribas descalifican a Juan Bautista y ofenden al Maestro, y a la aclamación si aquéllos se ven vencidos por la pregunta del Rabí de Nazaret, divinamente sabio.
    Impresiona el silencio absoluto de esta multitud que espera la respuesta. Es tan profundo, que se oyen las aspiraciones y los bisbiseos de los sacerdotes o escribas, que hablan entre sí casi sin usar la voz, mientras miran de reojo al pueblo, cuyos sentimientos, ya preparados para estallar, intuyen.

    Al fin se deciden a responder. Se vuelven hacia Cristo, que está apoyado en una columna, con los brazos recogidos sobre el pecho, y que los escudriña sin perderlos un momento de vista. Dicen:

    -Maestro, no sabemos por qué autoridad Juan hacía esto ni de dónde venía su bautismo. Ninguno pensó en preguntárselo a Juan el Bautista mientras vivía, y él espontáneamente nunca lo dijo.

    -Y Yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas.
    Les vuelve las espaldas, convoca a los doce y, abriéndose paso entre la gente que aclama, sale del Templo.

    Una vez afuera, pasada la Probática -han salido por esa parte- Bartolomé le dice: -Ahora son muy prudentes tus adversarios. Quizás están convirtiéndose al Señor, que te ha enviado, y empezando a reconocerte como Mesías santo.

    -Es verdad. No han alegado nada ni contra tu pregunta ni contra tu respuesta... dice Mateo.
    -Pues que así sea. Es hermoso que Jerusalén se convierta al Señor Dios suyo - dice Bartolomé.

    -¡No os hagáis ilusiones! Esa parte de Jerusalén no se convertirá jamás. No han respondido de otra manera porque han tenido miedo de la multitud. Yo leía sus pensamientos, aunque no oía sus palabras; dichas en voz baja.

    -¿Y qué decían? - pregunta Pedro.

    -Decían esto. Deseo que lo sepáis para que los conozcáis a fondo y podáis dar a los que vengan una exacta descripción de los corazones de los hombres de mi tiempo. No me han respondido por conversión al Señor, sino porque entre sí han dicho: "Si contestamos: “El bautismo de Juan venía del Cielo”, el Rabí nos va a responder: `¿Y entonces por qué no habéis creído en lo que venía del Cielo e indicaba una preparación para el tiempo mesiánico?”; y si decimos: “Del hombre”, será la multitud la que se rebelará diciendo: “¿Y entonces por qué no creéis en lo que Juan, nuestro profeta, dijo de Jesús de Nazaret?'. Así que es mejor decir: “No sabemos”.

    Esto decían. No por conversión hacia Dios, sino por cálculo ruin y para no tener que confesar con sus bocas que Yo soy el Cristo y hago lo que hago porque soy el Cordero de Dios del que habló el Precursor.

    Y Yo tampoco he querido decir con qué autoridad hago lo que hago. Ya lo he dicho mucha veces dentro de esas murallas y en toda Palestina, y mis prodigios hablan aún más que mis palabras. Ahora ya no lo voy a decir con mis palabras. Dejaré que hablen los profetas y mi Padre, y las señales del Cielo. Porque ha llegado el tiempo en que todas las señales serán dadas.

    Las que expresaron los profetas y fueron signadas por los símbolos de nuestra historia, y las que Yo he expresado: la señal de Jonás; ¿os acordáis de aquel día de Quedes? Y la señal que espera Gamaliel. Tú, Esteban, y tú, Bernabé, que has dejado a tus compañeros, hoy, para seguirme, muchas veces, sin duda, habéis oído al rabí hablar de esa señal. Pues bien: pronto será dada esa señal.

    Se aleja, cuesta arriba, por los olivos del monte, seguido de los suyos y de muchos discípulos (de aquellos setenta y dos), además de otros, como José Bernabé, que lo sigue para oírlo hablar todavía.

    PARÁBOLA ORIGINAL, FALTAN ALGUNOS VERSÍCULOS EN LOS EVANGELIOS.

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    PARÁBOLA DEL TRIGO Y LA CIZAÑA ( Mt. 13:24-30), EN SU TEXTO ORIGINAL.



    DICE JESÚS:

    Escuchad.

    El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras el hombre y sus siervos dormían, vino su enemigo y esparció semilla de cizaña en los surcos, y se fue. Nadie al principio se dio cuenta de nada.

    Llegó el invierno y con él las lluvias y escarchas; llegó el final de Tébet y brotó el trigo: un verde tierno de hojitas apenas despuntadas; parecían todas iguales en su inocente infancia. Llegó Sabat y luego Adar y se formaron las plantas y luego granaron las espigas. Entonces se vio que el verde no era todo de trigo, sino que también había cizaña, y bien enroscada a los tallitos del trigo con sus zarcillos finos y tenaces.

    Los siervos del amo fueron a su casa y dijeron:
    -Señor, ¿qué semilla has sembrado? ¿No era simiente selecta, sin semilla alguna que no fuera de trigo?

    -Claro que lo era. He elegido los granos, todos de igual formación: me hubiera dado cuenta, si hubiera habido otras semillas.

    -¿Y entonces, cómo es que ha nacido tanta cizaña entre tu trigo? El patrono pensó y respondió:
    -Algún enemigo mío me ha hecho esto para perjudicarme.

    Los siervos preguntaron entonces:
    -¿Quieres que recorramos los surcos y, con paciencia, arranquemos la cizaña para liberar las espigas? Mándalo y lo haremos.

    Pero el patrono respondió:
    -No. Al hacerlo, podríais extirpar también el trigo y, casi seguro, dañar las espigas, que están aún tiernas. Dejad que estén juntos ambos hasta la siega; entonces diré a los segadores: “Segad todo junto.

    Antes de atar las gavillas, ahora que los zarcillos de la cizaña al secarse se han hecho friables, y, por el contrario, las apretadas espigas están más fuertes y duras, separad del trigo la cizaña y haced con ella haces aparte; después los quemaréis: servirán de abono para el terreno. Pero el buen trigo llevadlo a los graneros: servirá para hacer un excelente pan, con bochorno para mi enemigo, que lo único que habrá ganado será resultar abyecto a Dios por su odio'".

    Ahora reflexionad en vuestro interior acerca de lo frecuente y numerosa que es la siembra del Enemigo en vuestros corazones. Comprended, pues, cuán necesario es vigilar con paciencia y constancia para que poca cizaña se mezcle con el trigo seleccionado.

    El destino de la cizaña es arder. ¿Queréis arder o llegar a ser ciudadanos del Reino? Decís que queréis ser ciudadanos del Reino. Pues sabedlo ser. El buen Dios os da la Palabra. El Enemigo vigila para transformarla en nociva, porque harina de trigo mezclada con harina de cizaña da pan amargo, nocivo para el vientre. Si tenéis cizaña en vuestra alma, sabed con vuestra buena voluntad separarla, para arrojarla fuera y no ser indignos de Dios.

    -Podéis iros, hijos. La paz sea con vosotros.
    La gente va despejando el lugar lentamente. Al final, en el huerto no quedan sino los ocho apóstoles,.....

    -Venid aquí, en torno a mí, y escuchad. Os voy a explicar el sentido completo de esta parábola, que tiene otros dos aspectos además del que he dicho a la muchedumbre.

    En el sentido universal, la parábola tiene esta aplicación: el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino de Dios, sembrados por Dios en el mundo en espera de que alcancen su máximo desarrollo y sean cortados por la Guadaña, y los lleven al Amo del mundo para que los almacene en sus graneros; la cizaña son los hijos del Maligno, esparcidos a su vez por el campo de Dios con la intención de causar dolor al Amo del mundo y de perjudicar a las espigas de Dios - el Enemigo de Dios, por un sortilegio, los ha sembrado de propósito (porque verdaderamente el Diablo desnaturaliza al hombre hasta hacer de éste una criatura suya, y siembra la cizaña para apartar de la recta vía a los que no ha podido someter de otra manera)-; la siega, o, más exactamente, la formación de las gavillas y su transporte a los graneros, es el fin del mundo, y quienes la llevan a cabo son los ángeles: a ellos les ha sido encargado reunir a las segadas criaturas, y separar el trigo de la cizaña; y, de la misma forma que ésta es arrojada a las llamas en la parábola, así serán arrojados al fuego eterno los condenados, en el Ultimo Juicio.

    El Hijo del hombre ordenará eliminar de su Reino a todos los que hayan cometido escándalos y a los inicuos. Porque el Reino estará en la tierra y en el Cielo y entre los miembros del Reino de la tierra habrá, mezclados, muchos hijos del Enemigo, los cuales, como dijeron también los Profetas, alcanzarán la perfección del escándalo y de la abominación en cada uno de los ministerios de la tierra y atormentarán gravemente a los hijos del espíritu. Del Reino de Dios, de los Cielos, ya habrán sido alejados los pervertidos, porque en el Cielo no cabe corrupción.

    Así pues, los ángeles del Señor, batiendo la hoz por entre las hileras de la última cosecha, segarán y luego separarán el trigo de la cizaña; ésta será arrojada al horno ardiente, donde habrá llanto y rechinar de dientes; los justos - el trigo selecto -, sin embargo, serán conducidos a la Jerusalén eterna, donde brillarán como soles en el Reino del Padre mío y vuestro.

    Esto en el sentido universal. Pero, para vosotros, hay otro sentido más, que responde a las preguntas que en distintas ocasiones, especialmente desde ayer noche, os estáis haciendo. Vosotros os preguntáis: ¿Pero, entonces, entre la masa de los discípulos puede haber traidores?", y se estremece vuestro interior de horror y turbación. Pues bien, puede haberlos; es más, los hay.

    El Sembrador esparce la buena semilla. En este caso, más que "esparcir" se podría decir: "coge", porque el maestro, sea Yo o sea Juan el Bautista, había elegido a sus discípulos. ¿Cómo es que, entonces, se han pervertido? No, no, digo mal llamando "semilla" a los discípulos; podríais entenderlo mal; diré "campo". Cada discípulo es un campo, elegido por el maestro para constituir el área del Reino de Dios, los bienes de Dios.

    A ellos dedica el maestro su esfuerzo para cultivarlos y que den todo el fruto. Todos los cuidados, todos; con paciencia, amor, sabiduría, esfuerzo, constancia; ve también sus tendencias malas, sus sequedades y avideces, obcecaciones y debilidades. Y espera, siempre espera, corroborando su esperanza con la oración y la penitencia, porque quiere llevarlos a la perfección.

    Pero las parcelas de terreno están abiertas; no son un jardín cerrado, amurallado, cuyo patrono sea sólo el maestro y en las cuales pueda entrar sólo él. Están abiertas. Puestas en el centro del mundo, en medio del mundo; todos se pueden acercar y entrar en ellas. Todos y todo. ¿No es la cizaña la única mala semilla sembrada! La cizaña podría ser símbolo de la ligereza amarga del espíritu del mundo. No, en estos campos nacen, arrojadas por el Enemigo, todas las otras semillas: ortigas, esteba, cuscuta, convólvulos, cicuta y otras plantas venenosas. ¿Por qué? ¿Qué son?

    Las ortigas son los espíritus punzantes, indomables, que hieren por exceso de veneno y causan mucho malestar. La esteba son los parásitos, que agotan al maestro sin saber hacer cosa alguna que no sea arrastrarse y chupar, gozando del trabajo de éste y perjudicando a los que ponen su mejor voluntad, que verdaderamente sacarían mayor provecho si el maestro no se viera turbado y distraído por las atenciones que exige la esteba.

    Los convólvulos ociosos que no se levantan del suelo si no es aprovechándose de los demás. Las cuscutas son tormento en el camino ya de por sí penoso del maestro, tormento también para los discípulos fieles que le siguen; son como garfios, se hincan, desgarran, arañan, introducen desconfianza y sufrimiento. Las plantas venenosas representan a los delincuentes entre los demás discípulos, aquellos que incluso traicionan o matan, como la cicuta y otras plantas tóxicas.

    ¿Habéis visto alguna vez qué bonitas son, con sus florecillas que se transforman en bolitas blancas, rojas, o de color cerúleo-violeta? ¿Quién puede pensar que esa corola estelar, cándida o apenas rosada, con su corazoncito de oro... quién puede pensar que esos corales multicolores, tan semejantes a otros tantos pequeños frutos - delicia de pájaros y niños -, pueden, una vez maduros, ocasionar la muerte? Nadie. Y los inocentes caen en la trampa: creen que todos son buenos como ellos, los cogen... y mueren.

    ¡Creen que todos son buenos como ellos! ¡Oh, qué verdad que sublima al maestro y condena a quien lo traiciona! ¿Cómo? ¿La bondad no desarma?, ¡no hace inocua a la mala voluntad? No, no la hace inocua porque el hombre que ha caído en manos del Enemigo es insensible a todo lo superior, y cualquier cosa superior, para él, cambia de aspecto: la bondad será entonces debilidad que puede ser lícitamente pisoteada, y agudiza su mala voluntad, como el olor de la sangre agudiza en una fiera el deseo de degollar. También el maestro es siempre inocente... y deja que el traidor lo envenene, porque no quiere, y no puede dejar pensar a los otros que un hombre pueda llegar a matar a un inocente.

    En los campos del maestro (los discípulos) penetran los enemigos, que son muchos (el primero, Satanás; los otros, sus siervos, o sea, los hombres, las pasiones, el mundo y la carne). El discípulo más vulnerable frente a aquéllos es el que no está enteramente con su maestro, sino a caballo entre el maestro y el mundo.

    No sabe, no quiere separarse enteramente de lo que constituye mundo, carne, pasiones y demonio, para ser enteramente de aquel que a Dios lo lleva. Sobre éste esparcen sus semillas el mundo y la carne, las pasiones y el demonio. Oro, poder, mujer, orgullo, miedo a un juicio negativo del mundo, espíritu de utilitarismo: "Los grandes son los más fuertes. Los sirvo para tener su amistad"... ¡Y uno se hace un delincuente, se condena, por estas míseras cosas!...

    ¡Por qué el maestro, viendo la imperfección de su discípulo - si bien no quiere rendirse ante el pensamiento de que será su asesino -, no le cercena inmediatamente de sus filas? Esta es la pregunta que os hacéis.

    La respuesta es: "Porque hacerlo sería inútil". Haciéndolo no lo suprimiría como enemigo; antes al contrario, su enemistad se duplicaría y se haría más diligente, por la rabia de haber sido descubierto o el dolor de haber sido expulsado. Dolor, sí, porque a veces el discípulo malo no se da cuenta de que lo es; tan sutil es la obra demoníaca que no la advierte (viene a ser poseído por el demonio sin sospechar que está siendo sometido a esta operación). Rabia, sí, rabia por haber sido conocido en lo que es; esto sucede cuando no es inconsciente de la operación de Satanás y sus adeptos (los hombres que tientan al débil en sus debilidades para quitar del mundo al santo que ofende sus maldades con el contraste de su bondad).

    Y entonces el santo ora y se abandona en Dios: "hágase lo que permites que se haga", dice, añadiendo sólo la cláusula: "si sirve para tu finalidad". El santo sabe que ha de llegar la hora en que serán separadas de sus espigas las malas plantas de cizaña. ¿Y quién lo hará? Dios mismo, que no permite más de cuanto es útil para la victoria de su voluntad de amor.

    -Pero si admites que siempre son Satanás y sus adeptos... me parece que disminuye la responsabilidad del discípulo – dice Mateo.
    .
    -No lo creas. Si el Mal existe, también existe el Bien, y en el hombre existe el discernimiento y con éste la libertad.

    -Dices que Dios no permite más de cuanto es útil al triunfo de su voluntad de amor. Por tanto, este error incluso es útil, si lo permite, y sirve para que triunfe la voluntad divina- dice Judas Iscariote
    .
    -Con lo cual arguyes, como Mateo, que ello justifica el delito del discípulo.
    Dios había creado al león exento de saña y a la serpiente sin veneno; ahora el primero es feroz y la segunda venenosa. Pero Dios, por este motivo, los ha separado del hombre. Medita en esto y aplica apropiadamente. Vamos a la casa. El sol ya es intenso, demasiado; como si estuviera para venir una tormenta; ..........


    PARÁBOLA ORIGINAL, FALTAN ALGUNOS VERSÍCULOS EN EL EVANGELIO DE MATEO.



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    Predeterminado Re: HERMOSOS pasajes de LA BIBLIA que SIEMPRE me han inspirado ...

    PARÁBOLA DEL CRECIMIENTO DE LA SEMILLA( Mc.4:26-29), EN SU TEXTO ORIGINAL.


    DICE JESÚS:


    ..... Ya lo dije hace muchos meses respecto a otra pecadora: las almas deben labrarse a sí mismas. Yo paso y esparzo la semilla. Ocultamente la semilla trabaja. Hay que respetar este trabajo del alma. Si la primera semilla no arraiga en la tierra, se siembra otra, y otra... y sólo se retira uno cuando se tienen pruebas ciertas de la inutilidad de seguir sembrando. Y se ora. La oración es como el rocío, que mantiene los tormos esponjosos y nutridos, con lo que la semilla puede germinar. ...

    Escuchad ahora la parábola del trabajo de Dios en los corazones para instaurar en ellos su Reino (porque cada corazón es un pequeño Reino de Dios en la tierra: después, más allá de la muerte, todos estos pequeños reinos se congregan en uno solo, en el ilimitado, santo, eterno Reino de los Cielos).

    El Sembrador divino crea el Reino de Dios en los corazones. Va a su propiedad - el hombre es de Dios y, por tanto, todos los hombres inicialmente le pertenecen - y esparce su semilla; luego va a otras propiedades, a otros corazones.

    Suceden los días a las noches y las noches a los días: los días aportan sol y lluvias (en este caso, rayos de amor divino y efusión de la divina sabiduría que habla al espíritu); las noches, estrellas y silencio sosegado (en nuestro caso, destellos de Dios que reclaman nuestra atención y silencio para el espíritu, para que el alma se recoja y medite).

    La semilla, con esta serie de favores imperceptibles - aunque potentes -, se hincha, se abre, echa raíces, arraiga fuertemente en el terreno, da sus primeras hojitas, y crece; y todo ello sin la ayuda del hombre.

    La tierra, espontáneamente, produce de la semilla el tierno tallo, luego se fortalece el tallo para sostener a la espiga naciente, luego la espiga se eleva, engruesa, se endurece, se dora, se hace dura, perfecta en su granazón. Una vez madura, vuelve el sembrador y mete su hoz porque a esa semilla le ha llegado el tiempo de su plenitud; no podría ganar más en perfección y por ello es cortada.

    Mi palabra realiza esta misma operación en los corazones. Me refiero a los corazones que acogen la simiente. Pero el proceso es lento. No hay que actuar intempestivamente, de modo que todo se estropee. ¡Cuánto le cuesta a la pequeña semilla abrirse; cuánto, hincar en la tierra sus raíces!

    Pues también le es penoso al corazón duro y salvaje este proceso: debe abrirse, dejarse hurgar, a***** cosas nuevas y alimentarlas con esfuerzo, aparecer distinto al estar revestido de cosas humildes y útiles y no ya de la atractiva, pomposa e inútil exuberante floración que antes le revestía; debe conformarse con trabajar humildemente, sin atraer hacia sí la admiración, para beneficio de la Idea divina; debe exprimir todas sus capacidades para crecer y producir espiga; debe ponerse incandescente de amor para ser trigo.

    Y, una vez superados respetos humanos verdaderamente muy penosos, después de haber trabajado y haber sufrido y haber tomado afecto a su nueva vestidura, entonces debe despojarse de ella con cruel tajo.

    Dar todo para tener todo. Acabar despojo para ser revestido en el Cielo con la estola de los santos. Yo os digo que la vida del pecador que se hace santo es el combate más largo, heroico y glorioso.


    PARÁBOLA ORIGINAL, FALTAN ALGUNOS VERSÍCULOS EN EL EVANGELIO DE MARCOS.

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    PARÁBOLA
    DE LA SEMILLA DE MOSTAZA(Mt.13:31-32; Mc.4:30-32; Lc.13:18-19), EN SU TEXTO ORIGINAL.


    DICE JESÚS:

    .......Lo que se hace sin honestidad jamás sale bien, porque la mentira, en palabras, acciones o religión, es siempre signo de alianza con Satanás, maestro de embustes.

    No penséis que las obras apropiadas para conseguir el Reino de los Cielos son obras fragorosamente vistosas; son acciones continuas, normales, pero realizadas con un fin sobrenatural de amor. El amor es la simiente del árbol que, naciendo en vosotros, crece hasta el Cielo, y a su sombra nacen todas las demás virtudes.

    Lo compararé con un minúsculo grano de mostaza. ¡Qué pequeño es! ¡Una de las más pequeñas semillas esparcidas por el hombre! . Y con todo, ved que cuando llega a su madurez, es fuerte y frondosa, da muchos frutos, no ya el cien por ciento, sino el ciento por uno! La más pequeña, pero la que trabaja más diligentemente. ¡Cuántos beneficios os proporciona!

    Así es el amor. Si recogéis en vuestro seno una pequeña semilla de amor hacia nuestro santísimo Dios y vuestro prójimo, y actuáis guiados por el amor, no faltaréis contra ningún precepto del Decálogo; no mentiréis a Dios con una falsa religión (de prácticas y no de espíritu), ni al prójimo con conducta de hijos ingratos, de esposos adúlteros - o solamente demasiado exigentes -, de ladrones en las transacciones, de embusteros en la vida, de violentos hacia vuestros enemigos.

    Fijaos cómo, en esta hora caliente, son muchos los pajarillos que se refugian en el follaje de este huerto. Dentro de poco, ese surco plantado de mostaza - que ahora es todavía pequeña - se verá henchido de trinos de pájaros. Todas las aves vendrán al amparo y a la sombra de estos árboles tan tupidos y cómodos, y las crías de los pájaros aprenderán a usar con seguridad sus alas precisamente en medio de esa pujanza de ramas que hará de escalera para subir, de red para no caer. Así es el amor, base del Reino de Dios.

    Amad y seréis amados. Amad y seréis compasivos. Amad y no seréis crueles exigiendo más de lo lícito de quien está a vosotros subordinado. Amor y sinceridad para obtener la paz y la gloria del Cielo. Si no,... todas vuestras acciones realizadas mintiendo al amor y a la verdad se os transformarán en paja para vuestro lecho infernal.

    No os digo nada más. Únicamente esto: tened presente el gran precepto del amor y sed fieles a Dios Verdad y a la verdad en cada una de vuestras palabras, acciones y sentimientos, porque la verdad es hija de Dios. Se trata de una continua obra de perfeccionamiento de vosotros mismos, de la misma forma que la semilla crece continuamente hasta alcanzar su perfección; es una obra silenciosa, humilde, paciente.

    Tened por seguro que Dios ve vuestras luchas y os premia más por
    venceros en un egoísmo, por retener una palabra mezquina, por no imponer una exigencia, que no si, armados, en la batalla, matarais a vuestro enemigo. Ese Reino de los Cielos que alcanzaréis si vivís como justos está construido con las pequeñas cosas de cada día; con la bondad, la morigeración, la paciencia; contentándose con lo que uno tiene; con la mutua conmiseración; con el amor, sobre todo con el amor.

    Sed buenos. Vivid en paz los unos con los otros. No murmuréis. No juzguéis. Dios estará entonces con vosotros. Os doy mi paz como bendición y agradecimiento de la fe que tenéis en mí».

    PARÁBOLA ORIGINAL, FALTAN ALGUNOS VERSÍCULOS EN LOS EVANGELIOS.


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    PARÁBOLA DE LA LEVADURA(Mt.13:33; Lc.13:20-21), EN SU TEXTO ORIGINAL.


    DICE JESÚS:


    .............Esta es la nueva ley, que ama el Señor: que los seguidores del Redentor rediman donde hay alguien a quien debe redimirse, para que Dios sonría al ver las almas que regresan a El, y para que no sea estéril o demasiado poco el sacrificio del Redentor.

    Para hacer fermentar mucha harina, la mujer de casa toma un poco de levadura que hizo la semana anterior. ¡Todos ven que es una poca cosa para tanta masa! La echa dentro de la harina, y la protege contra cualquier cosa.

    Haced lo mismo, vosotros que sois verdaderos seguidores del bien, y obrad de igual modo, vosotros que os habéis alejado del Padre y de su reino. Sed vosotros los primeros en dar una partecita de vuestro fermento para que ayude a lo poco que hay en el hermano.

    Defendedlo de los vientos contrarios del Malo, conservadlo dentro del calor tibio de la caridad, según sea esta poca o grande. Levantad los muros de la casa, de la correligión, alrededor del alma extraviada para que se sienta amada de Israel, para que piense que sigue siendo hija de Sión y hermana vuestra, para que en toda buena voluntad exista el fermento de venir al reino de los cielos.

    PARÁBOLA ORIGINAL, FALTAN ALGUNOS VERSÍCULOS EN LOS EVANGELIOS.

    ----------------------- (Dn.12.10)
    Última edición por DANIEL777; 30/06/2013 a las 23:01

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    Predeterminado Re: HERMOSOS pasajes de LA BIBLIA que SIEMPRE me han inspirado ...

    LA PREGUNTA SOBRE EL AYUNO Y LAS PARÁBOLAS DE LA TELA Y EL VINO NUEVO EN OBRES VIEJOS. (Mt. 9:14-17; Mc. 2:18-22; Lc. 5:33-39), EN SU TEXTO ORIGINAL.

    ....Jesús bendice y se dirige a una casa. Está casi en los umbrales cuando un grupo de ancianos lo detienen y lo saludan con respeto diciendo:

    "¿Podemos hacerte alguna pregunta, Señor? Somos discípulos de Juan y como siempre habla de Ti, y porque ha llegado hasta allí la fama de tus prodigios, hemos tenido el deseo de conocerte. Ahora, al oírte, se nos ha presentado una pregunta que queremos hacerte."

    "Decidla. Si sois discípulos de Juan, estaréis ya en el sendero de la justicia."

    "Dijiste, al hablar de la idolatría común entre los fieles, que hay personas entre nosotros que trafican entre la Ley y entre los que están fuera de ella. Pero Tú eres su amigo. Sabemos que no desprecias a los romanos.¿Entonces?"

    "No lo niego. Pero ¿podéis afirmar que lo haga por recibir alguna utilidad? ¿Podéis asegurar que los mimo para obtener protección?"

    "No, Maestro. De ello estamos seguros, pero el mundo no está hecho sólo de nosotros que queremos creer solamente en el mal que vemos y no en el que se nos cuenta. Dinos, pues, a nosotros las razones por las que se puede aceptar ir con los gentiles. Lo queremos para que sean nuestra regla y tu defensa si alguno te calumniase delante de nosotros."

    "Está mal tener contacto cuando se hace por un fin humano. No es mal cuando se acerca uno a ellos para llevarlos a nuestro Señor Dios. Es lo que hago. Si fueseis gentiles, podría detenerme en explicaros cómo todos los hombres vienen de un solo Dios, pero sois hebreos y discípulos de Juan, por tanto, sois la flor de los israelitas, y no hay necesidad de que os lo explique. Podéis, pues, comprender y creer que es mi deber, siendo el Verbo de Dios, llevar su palabra a todos los hombres, hijos del Padre universal."

    "Pero ellos no son hijos, porque son paganos..."

    "No lo son por la gracia. No lo son por la fe equivocada. Esto es verdad. Pero hasta que no os habré redimido, el hombre también el hebreo, no tendrá la gracia, porque la Mancha de Origen impide al rayo inefable de la gracia que baje a los corazones. Pero por la creación el hombre siempre es hijo. De Adán, cabeza de todo el género humano, descienden tanto los hebreos como los romanos, y Adán es hijo del Padre que le dio su semejanza espiritual."

    "Es verdad. Otra pregunta, Maestro. ¿Por qué los discípulos de Juan hacen grandes ayunos y no los tuyos? No decimos que no debas comer. También el Profeta Daniel fue santo a los ojos de Dios, aun cuando se encontraba en la corte de Babilonia, y Tú eres más que él. Pero esos..."

    "Lo que muchas veces no se obtiene con rigorismo se obtiene con benevolencia. Hay quienes jamás vendrían al Maestro, y el Maestro debe ir a ellos. Hay otros que vendrían al Maestro, pero se avergüenzan de andar entre la multitud. También a ellos debe ir el Maestro. Y cuando me dicen: "Ven a mi casa, para que pueda conocerte" voy, no por gozar de una mesa opulenta y de discursos, algunas veces penosos para Mí, pero siempre es por los intereses de Dios.

    Y como frecuentemente por lo menos una de las almas a las que en tal forma me acerco se convierte, y cada conversión es una fiesta nupcial para mi alma, una gran fiesta en la que toman parte todos los ángeles del cielo, y la bendice el Dios eterno, también así mis discípulos, los amigos míos que soy el Esposo, gozan con Él y con el Amigo. ¿Os gustaría ver a los amigos hacer duelo mientras Yo me alegro, mientras estoy con ellos? Vendrá el tiempo en que no me tendrán más, y entonces ayunará.

    Para nuevos tiempos, nuevos métodos. Hasta ayer, hasta el Bautista, era el tiempo de la penitencia. Hoy, en Mí, es el tiempo del dulce maná de la redención, de la misericordia, del amor. Esos métodos no podrían injertarse en el mío, como no podría ser usado en este tiempo el mío, porque todavía la misericordia no estaba sobre la tierra. Ahora lo está. No más el profeta, sino el Mesías, a quien Dios todo ha entregado, está sobre la tierra. A cada tiempo pertenecen sus cosas útiles.

    Nadie cose un pedazo de tela nueva en un vestido viejo, porque sobre todo al lavarlo, ese se encoge y rompe la vieja, y la rotura se hace mucho más grande. De igual modo nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque de otro modo el vino rompe los odres incapaces de contener su efervescencia, y se derrama fuera de ellos al haber sido rotos.

    Pero el vino viejo que ya ha fermentado, se echa en odres viejos, y el nuevo en nuevos, para que una fuerza resista a otra igual. Así también ahora. La fuerza de la nueva doctrina aconseja nuevos métodos para difundirla. Y Yo que los sé, los pongo en práctica."

    "Gracias, Señor. Ahora estamos contentos. Ruega por nosotros. Somos odres viejos.
    ¿Podremos contener tu fuerza?"

    -Sí, porque habéis sido curtidos por Juan el Bautista, y porque sus oraciones, unidas a las mías, os darán la necesaria capacidad. Marchaos con mi paz y decidle a Juan que lo bendigo.

    "Pero... según Tú, ¿es mejor para nosotros estar con el Bautista que contigo?"

    "Mientras haya vino viejo, hay que beber de él porque el paladar se ha acostumbrado a ello. Después... os gustará el vino nuevo, porque el agua apestosa que hay dondequiera os causará náuseas."

    "¿Crees que el Bautista será de nuevo prisionero?"

    "Sí. Ya le mandé un aviso. Idos, idos. Gozaos con vuestro Juan mientras podáis, y hacedlo feliz. Después me amaréis. Y os costará mucho... porque nadie que se ha acostumbrado a beber el vino viejo, desea al punto beber el nuevo. Dice: "El viejo era mejor". Y de hecho yo tendré sabores especiales que os parecerán ásperos. Pero gustaréis día tras día su vital sabor. Adiós, amigos. Dios esté con vosotros."

    PARÁBOLAS ORIGINALES, FALTAN ALGUNOS VERSÍCULOS EN LOS EVANGELIOS.

    ----------------------- (Dn.12.10)
    (Daniel 12:10) 1 Corintios 8:2 (1 Tesalonicenses 5:21)

    [url]http://www.youtube.com/watch?v=bgytnpXVDk0[/url]


    -Dices que no conoces las palabras socráticas. ¿Cómo es que sabes entonces estas que dices?

    (JESUCRISTO)-Yo Sé todo. El pensamiento de los hombres - cuanto es pensamiento bueno - no es sino el reflejo de un Pensamiento Mío. Cuanto no es Bueno no es Mío; de todas formas, lo he leído en las épocas históricas y He Sabido, Sé y Sabré, cuando fue, es y será dicho. Yo Sé.


  10. #120
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    Predeterminado Re: HERMOSOS pasajes de LA BIBLIA que SIEMPRE me han inspirado ...

    Este es uno que siempre me ha gustado e inspirado:

    El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Isaías 40:29-31

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