Llénate de piedras el agua que bebes.
Tropiézate con tu cobardía todas las mañanas.
Trágate tus penas y quejidos, hasta que salgan a borbotones por cada poro de tu piel y te estorben incluso para caminar.
Mira de frente todos los días en el espejo la patética imagen que reflejas.
Enamórate perdidamente de un palo, y bésalo hasta que los labios se te corten y no haya ungüento inventado capaz de curarlos.
Caete mil veces en un pozo oscuro y que las rodillas no te respondan a la hora de intentar salir.
Que los días brillantes se te conviertan en algo tan negro como tus ojos. Que las pestañas se te peguen como si estuvieran cosidas.
Que los pies te lleven a un desierto sin oasis posibles cada vez que tengas sed.
Que cualquier mañana que te despiertes solo, no consigas salir de las sábanas frías, y que al abrigarte con ellas se te congele ese alma que no tienes.
¿Te extraña que te escriba todo esto?.
Te amé como nadie, y me quitaste la costumbre clavándome estacas en el corazón.
Que no te extrañe que cada vez que hablo de ti sea así...al hablar de ti aún me duelen los golpes...
Besos,
Idem
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