¡ Válgame ! Olvidé por completo este tema mío, y confieso que no he sacado tiempo para leer bien esa obra tan voluminosa.
No obstante, quiero comenzar a "
rattraper le temps perdu"
, señalando que en la
pág. 35, Rachet presenta un cuadro acerca del
Nombre YHVH, en el cual explica que la prohibición de pronunciar el Nombre Divino dada a Israel se debió, no sólo al hecho de que se temía que se maldijera, sino también porque tanto los que redactaron la
Septuaginta griega como los
masoretas que vocalizaron el
Tanaj, "interpretaron o corrigieron las formas del verbo
qâdab "maldecir" en derivadas de la raíz "
nâqab" = "
pronunciar CON CLARIDAD". Ver
Lev. 24:11,16.
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