Vuelve esa tristeza absurda que me consume. Lo peor es que la veo venir.
Intenta esconderse en falsas sonrisas, detrás de las esquinas, pero intuyo sus ojos, es lo único que brilla dentro de esta oscuridad.
Me apaga los faroles que encendí un día que estaba de buenas.
La veo venir...y ésta vez viene con fuerza, arrastra malas hierbas, pero también las buenas, se lleva los cimientos...me aprieta la cara contra el barro.
Veo como se acerca, se pone la careta de “tranquila, esta vez no voy a doler”, y no me fío. La tristeza es la tristeza...siempre duele, aunque venga con su disfraz de carnaval. De hecho empezó a doler desde que la ví asomarse la primera vez.
Pero esta vez no la tengo miedo. Ni me muevo, espero aquí, sentada...al fin y al cabo, lo máximo que puede hacer es destrozarme, y para eso ya llega un poquito tarde.
Lo que me extraña es que ésta tristeza no lleva tu nombre...es lo único que me alegra.
Besos; Idem
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