El príncipe Carlos estaba saliendo de su casa con su auto nuevo cuando de pronto sintió un fuerte golpe en la parte delantera del coche.

Salió del auto y vió al lado del camino a su perro muerto.

Al príncipe Carlos le conmovió tremendamente. Pero cerca del perro había una lámpara, por lo que el príncipe Carlos la recogió y empezó a frotarla. Un genio salió y dijo con voz profunda:

- Puedo complacerte con un deseo...

El príncipe Carlos, que aún estaba conmovido, le preguntó:

- ¿Puedes darle vida otra vez a mi perro?

El genio miró al perro y contestó:

- Mucho me temo que está demasiado mutilado y no puede complacerte con ese deseo.

El príncipe Carlos se quedó pensando unos instantes y le dijo al genio:

- Mi primera esposa, Diana, era muy hermosa y aunque yo no estuviera muy enamorado de ella siempre hacía bonito en las recepciones en palacio... En cambio mi esposa actual, Camila, es todo lo contrario, ¿no podrías, por casualidad, hacerla tan bella como Diana?

El genio estuvo pensando y dijo:

- Vamos a echarle otro vistazo al perro...