Porque la carne siempre grita
Tal vez si no hubiéramos dejado
Que pasaran tantas noches
No tendrías que explicar
Tantas cosas que cerraron nuestras almas
No tendríamos que enfrentarnos
A la verdad hiriente pero necesaria
No justifico mi silencio
Pero los hechos demuestran
La manera como nos fuimos matando
A veces el silencio perdona
Pero la vida nunca olvida
Y en los rincones de nuestos cuerpos
Habrá siempre una voz temblorosa
Que siempre nos culpará
Del desastre que los dos provocamos
No se si con el tiempo
Se nos vaya el olor nauseabundo
Que nuestra incapacidad de amar
Impregnó en nuestras zonas erógenas
Tal vez merezcamos que nadie
Se atreva a alimentarse de nuestra desnudez
Como un problema impúbico
Elegimos nuestras armas letales
No supimos quien disparó primero
Pues ahora muertos del alma
solo nos contemplamos
Entre las paredes de nuestro propio pecado
Porque la carne siempre grita
Y se encarga de marcar eternamente
La desgracia de los seres humanos
Que nunca quisieron aprender a amar
Ni aceptar su verdadera locura.
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