Por encargo
Unas escaleras con baranda, un techo alto, un suelo firme. Los pasos bien dados, y los que se nos trastabillan.
Una luna llena, o creciente, o menguante...una luna. Un día en el que recibes una sonrisa. La llamada de un amigo que actúa como bálsamo, las verdades como puños.
Pisotear mentiras como si fueran charcos, darle rienda suelta al corazón y conseguir luego que se pare durante el tiempo suficiente como para analizar las cosas con la cabeza. Un sol que caliente los pesares, y una noche de lluvia arrebujados bajo una manta mientras abrimos el pecho de par en par.
Un instante, sólo un momento, en que la paz sea absoluta.
Despertar y descubrir que no hay nadie a tu lado, pero que puedes seguir respirando a pesar de eso, y que el mundo sigue adelante, estés tú listo para seguir o no.
Un chiste mal contado. Una mirada amiga. Un beso chiquitito lleno de la grandeza del remitente. El último cigarrillo compartido de la noche. Los planes de un viaje. La esperanza de seguir tropezando una y otra vez, porque eso significa que seguimos vivos.
Las manos que sueltan caricias a diestro y siniestro, los ojos que regalan besos, las bocas que no muerden yugulares, porque sabemos que existen todas esas cosas.
Los sentimientos antiguos, los dolores que secaron y sólo se notan al pasar los dedos por la cicatriz.
Las borracheras de amor y de vino.
Me pides que te cuente si la vida tiene algo bonito...¿te parece poco?
Un beso;
Idem
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