Un ruiseñor preso en la red de un cazador
cantó con mas dulzura que nunca
como si fugaz melodía
pudiera volar y apartar la red.
Al anochecer, el cazador cogío su presa.
El ruiseñor jamás su libertad
Todas las aves y todos los los hombres tienen que morir,
pero las canciones pueden vivir eternamente.
De LOS PILARES DE TIERRA
KEN FOLLETT
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