La mente no miente
Y entre espejismos comprendo
Que el cuerpo guarda cíclico
Cada rastro de caricia
...Hasta el más mínimo roce.
Y queda el agua represada
Formando una laguna interna
Más profunda que el dolor
Que causó la soledad anoche.
Con un pedazo de niebla
Intento reparar los huecos del alma
Unas cartas viejas
Diluidas por mis manos frenéticas
Son el testamento perdido
De lo que planeamos dos
Pero que solo uno quizo.
A la espera del tren sin retorno
La última banca en la estación
A un viaje infinito
Lleno de recuerdos vanos
De sensaciones lejanas
Donde la ansiedad se comporta
Como el más fuerte narcótico.