Muchos de los errores de La Biblia son atribuidos a los traductores. Uno de los más importantes ha tenido una gran influencia en las discusiones entre protestantes y católicos: La virginidad de María. El hecho de que se considere a La Biblia infalible ha dado como resultado diferencias insalvables entre las diferentes denominacónes cristianas. En el original hebreo, estaba apuntada la palabra "almah", mujer joven y no "betulah", virgen, pero en la traducción al griego se usó la palabra "parthenos" que significa virgen, originando así la confusión que existe hasta nuestros tiempos. Quienes alegan sobre la virginidad de María, olvidan que lo trascendente de ella es el de ser la madre de Jesús y nada más.
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